Logo La República

Lunes, 15 de abril de 2024



COLUMNISTAS


La solidaridad debe continuar

Rodolfo Piza | Jueves 01 diciembre, 2016


Nos toca ahora organizarnos y arrimar el hombro para apoyar a los costarricenses afectados y ayudarlos a atender sus necesidades (...) Pero, sobre todo, a demostrarles que es posible recuperar la esperanza y confiar en nuestra solidaridad

La solidaridad debe continuar

Cientos de miles de compatriotas, en distintas zonas del país, han enfrentado y enfrentan una emergencia nacional. El temor, la incomunicación, la desaparición de seres queridos, la pérdida de vidas y de bienes, los golpean.

Las imágenes de dolor, angustia, impotencia e incertidumbre nos golpean las pupilas y el corazón. A ellas debemos responder con la razón. No basta con darles un “like”, ni mucho menos alardear de solidaridad.
Admiro especialmente a la gente que, en el anonimato, comparte con los damnificados, apoyándolos con víveres, implementos sanitarios, agua, medicinas, trabajo físico, apoyo económico, logístico, psicológico y espiritual (no solo de pan vive el hombre).
No es tiempo de recriminaciones ni de promover divisiones, sino de acciones. Debemos felicitar, sin mezquindad alguna, al Presidente, al Gobierno, a la Cruz Roja, al Instituto Meteorológico Nacional, a los bomberos, a la Comisión Nacional de Emergencias, a los comités locales y municipales, a Caritas, a las iglesias y grupos religiosos, a las organizaciones comunales, a las empresas y a todos los costarricenses de buena fe, por su trabajo y apoyo en los momentos más difíciles.
Nos toca ahora organizarnos y arrimar el hombro para apoyar a los costarricenses afectados y ayudarlos a atender sus necesidades, a proteger sus vidas y su salud, a sus familias, sus animales, sus casas, sus bienes. Pero, sobre todo, a demostrarles que es posible recuperar la esperanza y confiar en nuestra solidaridad.
Frente al caos de la cooperación, es necesario asignar responsables y padrinos de cada uno de los albergues y de las acciones de rescate. Que cada grupo político, social, comunal o religioso, y que cada empresa, entidad pública u organización, se haga responsable de un albergue o de una tarea específica y que focalicemos nuestros esfuerzos según zonas o comunidades. No se trata de atacar los problemas con perdigones, sino con acciones dirigidas y coordinadas.
No basta con ayudar en los albergues o en las acciones inmediatas. Es necesario que las personas afectadas puedan volver pronto a sus trabajos, a sus quehaceres, a sus familias, a su vida cotidiana.
Toca ahora la reconstrucción. Pasados los momentos álgidos de una emergencia, donde los seres humanos estamos alertas y nos entregamos con pasión a la solidaridad, sigue la cotidianidad, donde los dolores se nos hacen invisibles y tendemos a olvidar nuestros compromisos de apoyo. Tan importante como el trabajo durante la emergencia y en los días posteriores donde las prioridades son inmediatas, es que podamos organizarnos para ayudar en la reconstrucción de los caminos, de las casas, de los parques, de los edificios públicos o de bien comunal.
Que podamos acompañar a los compatriotas en sus temores, en sus enfermedades y en sus angustias. Ayudarles a recuperar sus trabajos o a encontrar nuevas tareas.
Confiemos en Dios y trabajemos juntos por nuestro país y por la gente que hoy más lo necesita.

NOTAS ANTERIORES


Como el bambú

Lunes 15 abril, 2024

Este jueves 11 de abril al celebrar la victoriosa batalla de Rivas de nuestros valientes y visionarios antepasados







© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.