LA CIENCIA POLÍTICA HOY Y LAS PROMESAS DE UNA CAMPAÑA. (2021-2022)
Alberto Salom Echeverría albertolsalom@gmail.com | Viernes 14 octubre, 2022
Introducción.
Deseo iniciar con este artículo otra serie, esta vez más vinculada con mi especialidad: “La ciencia política” y, dentro de ella, “El gobierno y las políticas públicas”. Postulo que, la ciencia política no se ocupa exclusivamente del estudio de las formalidades que rigen los mecanismos electorales, por medio de los cuales se elige al gobernante y a los representantes del parlamento y de los poderes locales o municipalidades, incluyendo al alcalde; así como de la forma de nombrar a los jueces y magistrados. La ciencia política y las teorías sobre la democracia son mucho más que reglas; la teoría tiene que ver con la calidad de la democracia.
Como lo hemos visto tantas veces, una sociedad puede cumplir con todas o la mayoría de las formalidades para elegir a sus gobernantes y, sin embargo, la sustancia de la convivencia democrática retrocede, merced a que los líderes, en lugar de apuntalar una mejor distribución del poder y los recursos económicos proceden, por acción u omisión, a favorecer su concentración. Los gobernantes no rinden cuentas de sus acciones y la dinámica política no ofrece reales oportunidades de participación a la ciudadanía. La democracia en estos casos tiende a la entropía, un formidable desorden y desbordamiento de la energía interna del sistema que favorece la agudización de las contradicciones sociales y con el entorno.
En estas circunstancias, el sistema político y social deviene en una entidad endeble que se va desgastando internamente desde sus bases; en semejantes condiciones va cundiendo una separación cada vez mayor entre gobernantes y gobernados; el sistema de gobierno en su conjunto pierde credibilidad y por ende legitimidad. En vez de generarse fuerzas centrípetas que favorezcan el equilibrio del poder, predomina una dinámica centrífuga.
En este artículo ahondaré en esta discusión sobre diferentes escuelas de la teoría política y uno de sus objetos principales de estudio, la democracia. En su concepción última, como postula el politólogo argentino Guillermo O´Donnell, los estudios sobre la democracia experimentan un desplazamiento de los planteamientos referidos al régimen político (poliarquía), hacia el Estado y la sociedad. Este debate sobre la ciencia política y su objeto de estudio la democracia, reviste la mayor importancia en Costa Rica hoy, como veremos. (Cfr. Revista de estudios Latinoamericanos. Versión On-line ISSN 2448-6914 versión impresa ISSN 1665-8574, Latinoamérica no. 58 ciudad de México ene./jun.2014)
Por esa razón, en la segunda parte de este ensayo, haré una primera incursión en el gobierno de Chaves e intentaré caracterizar el rumbo que lleva, aunque estemos apenas en los prolegómenos (como dicen los abogados), en los inicios de dicho gobierno.
Teorías contrapuestas del debate politológico en la segunda mitad del siglo XX y en el XXI.
Según el politólogo estadounidense Robert Dahl, “la democracia es un ideal o utopía que no se ha alcanzado plenamente en ninguna de las democracias existentes. Pero lo que sí se percibe en las democracias son poliarquías, o sea varias élites con varios centros de poder político con las siguientes características: Cargos públicos elegidos, elecciones libres y equitativas, sufragio inclusivo, libertad de expresión, información alternativa, libertad de asociación.” (Cfr. Álvarez Araya, Oscar. “La Política según Robert Dahl. La democracia como Poliarquía Capitalista.” https://www.meer.com/es/52490-la-politica-segun-robert-dahl. Abril del 2019).
Nótese que, en Dahl el acento está puesto en estas siete condiciones mínimas: Hay que añadir que cuando Dahl apunta a alguna cualidad, que sobrepase lo formal, se refiere exclusivamente a dos condiciones: 1-que el sistema productivo sea una economía de mercado y 2-que la disputa sea al menos entre diversos grupos de élites, o sea una “poliarquía capitalista”, como la que para Dahl existe en los Estados Unidos. El propio politólogo Robert Dahl afirmó tajantemente que: “la democracia poliárquica sólo ha sobrevivido en países con predominio de una economía de mercado capitalista; y nunca ha sobrevivido en un país con predominio de una economía que no fuera de mercado”. (Dahl, R., 2012. «La Democracia» [1° ed.], Barcelona, España: Planeta, pág. 191, citado por Álvarez Araya.)
Como quedó expresado, Robert Dahl refiere su concepto de poliarquía a los siete atributos básicos, que hacen alusión a un umbral por debajo del cual un régimen no puede ser considerado democrático. El propio Dahl subraya que se trata de condiciones necesarias, pero no suficientes. Sin ellas no puede existir una poliarquía, y a partir de su existencia y modos de concreción podemos encontrar sociedades con grados diversos de democratización.
Robert Dahl, vivió 98 años. Nació en 1915 en Iowa y murió un 5 de febrero del año 2014, internado en un asilo para ancianos en la ciudad de New Haven, en Connecticut. Su prolongada y fructífera existencia, amén de su rigor académico ha de haber contribuido enormemente a la notable influencia que ejerció en los académicos politólogos de todo el continente desde la segunda mitad del siglo pasado hasta el presente. El propio Guillermo O´Donnell, hizo estudios de politología bajo el alero de Dahl en la Universidad de Yale e inicialmente fue su discípulo.
Posteriormente, O'Donnell propuso una revisión del concepto de poliarquía, ya que este concepto se limitaba a establecer las condiciones mínimas de una “democracia poliárquica”, lo que permite establecer una línea divisoria respecto a qué puede ser considerado una democracia y qué no.
Más adelante, O’Donnell hace la observación de que las libertades incluidas por Dahl no garantizan plenamente las elecciones limpias y es necesario pensar en todas aquellas que sean concomitantes a la existencia de elecciones limpias. Javier Duque Daza, profesor de la Universidad del Valle de Colombia señala que O'Donnell critica a Dahl, “por no incluir nada respecto al tipo de régimen (presidencialismo/parlamentarismo, federalismo/centralismo), y no considerar como un requisito de las poliarquías la existencia de una constitución escrita, ni la forma como los gobiernos son efectivos y rinden cuentas a los ciudadanos.” (Cfr. Duque Daza, Javier. “Guillermo O´Donnell y la Democracia.” Universidad del Valle, Colombia. (jduqued86@hotmail.com). Febrero 2013).
Al despuntar el siglo XX, los debates sobre la democracia cambian de manera radical, ya que los indicadores para medirla pasan de los positivistas y cuantificables, a indicadores centrados en la calidad de la democracia; como expresara Duque se impuso una nueva forma de pensar la democracia y medirla. O´Donnell añade a los mínimos de la poliarquía establecidos por Dahl, tres nuevas variables, como hemos señalado más cualitativas como son: 1-el concepto de “rendición de cuentas o Accountability (en inglés)”, vinculado a una democracia delegativa, que toma en cuenta la participación de la ciudadanía, tanto en los debates como en la evaluación de los sistemas políticos, 2- el énfasis en el imperio de la ley y los requerimientos de estatalidad como correlato para que exista democracia y, 3-la relación entre democracia, desarrollo humano y derechos humanos, y lo que denominó “democraticidad”. En su concepción última de la democracia hay un desplazamiento de los planteamientos referidos al régimen político (poliarquía) hacia el Estado y la sociedad. (Cfr. Ibidem.)
Como puede verse, la ciencia política desde esta óptica de los estudios politológicos del siglo XXI se vuelve más abierta a la perspectiva de la inter y multidisciplinariedad, con el objeto de poder abarcar los fenómenos que tienen lugar en el conjunto del Estado y la sociedad, en cuya comprensión intervienen la sociología crítica y la economía política y a partir de allí se establece la interrelación con el fenómeno del poder del Estado (lo estrictamente politológico). Hoy se tornan mucho más relevantes los estudios acerca de lo que los gobernantes, en representación de toda la sociedad hacen o dejan de hacer con respecto al cambio climático y cómo este está afectando la calidad de vida de la ciudadanía; el tema de la ampliación de las brechas sociales, regionales, de género y entre los países se ha constituido en un asunto de capital importancia para los estudios interdisciplinarios de la ciencia política contemporánea. Todo lo anterior está asociado con la medición del impacto desigual del desarrollo tecnológico entre los países y en cada uno de ellos. Por otro lado, se debate e investiga en torno a la eficacia y eficiencia de las políticas públicas que se impulsan para paliar la pobreza y la pobreza extrema, así como también se trabaja sobre la capacidad de un gobierno de implementar políticas de desarrollo sostenible y sustentable con la Naturaleza y la vida en ella; muy relevante ha pasado a ser el estudio y la investigación de la calidad de la representación democrática de los gobernantes con respecto a la ciudadanía.
Las promesas de una campaña 2021-2022.
Un aspecto sobresaliente de las campañas electorales, al menos en los países de América Latina, lo constituye la serie de promesas que las personas aspirantes a la presidencia formulan al electorado. Costa Rica no constituye la excepción.
Una de las más recientes investigaciones que dio seguimiento a la campaña electoral 2014, en Costa Rica, fue un trabajo cuyo “abstract” nos entrega la siguiente descripción: “En las 350 ediciones impresas de los medios de prensa La Nación, Diario Extra y La Teja, correspondientes a la campaña electoral 2014, fueron divulgadas 1417 promesas electorales como parte de crónicas, reportajes o entrevistas realizadas a los candidatos a la Presidencia de la República.” (Cfr. Yagnna Nicolás Jiménez, Edwin Alvarado Mena, Jeff Rodríguez Alvarado, Allan Abarca Rodríguez. “Las Promesas Electorales de los Candidatos a la Presidencia de la República de Costa Rica, Divulgadas en Medios de Prensa.” Revista de Ciencias Sociales 147: 15-26 / 2015. ISSN: 0482-5276).
No siempre las promesas electorales de las personas que se postulan al cargo de la presidencia de la República emanan de los programas de gobierno presentado ante el Tribunal electoral respectivo. Una buena parte de las promesas satisface más bien las expectativas del electorado. Los autores de la investigación citada acudieron a Kang y Bingham, quienes respectivamente habían afirmado en un estudio del 2010, que había una alta correlación entre lo que quieren los ciudadanos y lo que finalmente resulta de los hacedores de políticas públicas, o sea entre votantes y futuros funcionarios de gobierno.
Se puede inferir del aserto anterior una de dos cosas, o los programas se elaboran en función de las expectativas ciudadanas, y por tanto no se sigue necesariamente un ideario o un cuerpo ideológico consistente, o, por el contrario, las promesas se separan de los programas de gobierno, cuando éstos fueron elaborados previos a las campañas electorales. En ambos casos, las campañas políticas se transforman en una buena cantidad de ocasiones en una oportunidad para desatar una profusa carrera clientelar distorsionando así por completo el “deber ser” de la política. Las promesas muy constantemente se transforman en un “anzuelo” político para la cacería de votos.
Con frecuencia también, las promesas no se atienen para nada al rigor de un análisis politológico y devienen en un complaciente y demagógico compromiso con el elector ávido de ser atendido en sus apremiantes necesidades.
En el caso del actual presidente Rodrigo Chaves, se le lanzó a la ciudadanía un primer compromiso: Todo empieza por acelerar nuestra economía para generar empleos, atraer inversiones, consolidar nuevas empresas y fortalecer nuestras exportaciones. Enseguida la promesa en concreto fue: vamos a terminar, de una vez por todas, con la tramitomanía, las trabas e intervenciones excesivas del Estado y los costos abusivos. Y termina con un tajante señalamiento: “¡Los dejaremos trabajar, sin estorbar!” Obsérvese que no hay plazos establecidos, para sea posible evaluar con precisión -ex post- la eficiencia de la política pública. Peor aún, se afirma que “vamos a terminar, de una vez por todas, con la tramitomanía…” Lo podemos traducir por: “De una vez”, “En definitiva” o “finalmente”. En cualquiera de los casos significa ¡Ya! Se nota la premura del político por satisfacer el ansia ciudadana frente a un problema harto complejo de la estructura burocrático-administrativa del Estado y de la estructura legal que la acompaña.
Por otra parte, es dudoso que se haya producido una aceleración de la economía, cuando el IPC o índice de inflación que es el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Costa Rica registró una variación de 11.48% en julio de 2022 al compararlo con el mismo mes del año anterior (variación interanual), resultado que es superior al 1.44% observado doce meses atrás.8 ago 2022. (Cfr. https://www.secmca.org › inflacion-de-costa-rica-42). Se trata de uno de los indicadores que más afecta el comportamiento de la economía.
Aunque la administración Chaves apenas comienza, el político, no solo no advirtió sobre las dificultades que podrían surgir, sino que en todo momento se dieron señales de que los decretos respectivos para bajar el costo de la vida por ejemplo y otros, surtiría un efecto inmediato: “Faltan seis días para que baje el costo de la vida”, decía un eslogan de su partido previo a la segunda ronda el 3 de abril.
Es cierto que el mandatario ya firmó algunos decretos para intentar un rebajo de los precios, pero hoy Costa Rica atraviesa por un periodo de alta inflación, principalmente importada. Los rebajos esperados localmente tampoco han llegado: la mayoría de los decretos que prometió Chaves han tenido que ir a consulta pública mientras que los ya firmados todavía no surten efecto sobre las compras de los costarricenses. (Cfr. https://observador.cr/los-100-dias-de-rodrigo-chaves-decretos-firmados-que-aun-no-impactan-los-precios/)
La lista de las promesas de campaña del actual mandatario es profusa, casi en todos los casos carecen de plazo de cumplimiento y hacen abstracción de las dificultades administrativas y legales, como las que ya han debido confrontar sus decretos. Firmaremos decretos que reducirán el valor de la canasta básica dijo tales como: electricidad, granos básicos, eliminación de aranceles. Terminaremos con las barreras competitivas que encarecen las medicinas, eliminaremos aranceles de las materias primas industriales, bajaremos las cargas sociales, buscaremos una mayor competitividad en los precios de los servicios profesionales y adoptaremos los estándares de la FDA y de la EMA para importar materias primas agropecuarias.
En materia de freno a la corrupción hizo promesas hasta hoy incumplidas o parcialmente incumplidas, tales como: apertura total a la prensa, a cuerpos académicos y a la ciudadanía en general para que evalúen la gestión pública. Parcialmente incumplidas como: publicar las agendas diarias de todos los jerarcas públicos, del presidente para abajo, así como las de los diputados, contralores, defensores, procuradores, superintendentes, gerentes y subgerentes. Todas las sesiones del consejo de gobierno, concejos municipales y juntas directivas de instituciones autónomas y otros órganos estatales serán públicas y transmitidas en tiempo real por medios accesibles a la ciudadanía, excepto lo previsto en el artículo 273 de la Ley General de Administración Pública.
Volveremos sobre este tema en cuanto el gobierno avance, para tener una perspectiva mayor de análisis.
Alberto Salom Echeverría
albertolsalom@gmail.com
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