India ampliará fuerzas antiterroristas tras masacre en Bombay
| Lunes 01 diciembre, 2008
Gobierno creará una agencia federal como medidas para evitar nuevos ataques contra el país
India ampliará fuerzas antiterroristas tras masacre en Bombay
• Zonas turísticas y comerciales empiezan a abrir sus puertas, aunque temerosos por las secuelas del atentado
Nueva Delhi
(EFE)
El primer ministro indio, Manmohan Singh, anunció la ampliación de la principal fuerza antiterrorista del país y la creación futura de una Agencia Federal de Investigación para coordinar la lucha contra el terrorismo.
El jefe del Gobierno expuso estas medidas al comienzo de una reunión con líderes de las fuerzas políticas del país, a los que pidió unidad ante la “amenaza nacional” del terrorismo tras la masacre de Bombay.
Según el último cómputo oficial, 183 personas fallecieron y más de 300 resultaron heridas en el asalto terrorista a distintos puntos de la ciudad de Bombay, que comenzó en la noche del miércoles y no se dio por concluido hasta la mañana del sábado.
El anuncio de Singh sigue a las fuertes críticas de partidos políticos y medios de comunicación por la demora en el envío a Bombay de los miembros de la Guardia Nacional de Seguridad (NSG) que combatieron a los terroristas atrincherados en los hoteles Oberoi y Taj y en el centro de estudios judíos Nariman.
La NSG tiene su sede en Nueva Delhi, pero Singh anunció que se abrirán otros acuartelamientos en cuatro puntos distintos del país y se aumentará el número de efectivos, según un comunicado oficial.
Además, el primer ministro anunció el refuerzo de la seguridad aérea y marítima y la puesta en marcha de medidas legislativas que permitan la creación de una Agencia Federal de Investigación (FIA).
El Gobierno había descartado hasta ahora la creación de esa agencia federal, que distintos partidos han reclamado tras cada atentado de los padecidos por la India en los últimos seis meses.
En Bombay, el director general de la NSG, J.K.Dutt, defendió en rueda de prensa la actuación de sus hombres en la operación contra el comando terrorista que atacó la ciudad.
De los 20 miembros de fuerzas de seguridad muertos en el asalto terrorista, dos son de la NSG.
Dutt admitió que la operación en el Taj llevó mucho tiempo, pero explicó que era necesario para evitar la “pérdida de vidas inocentes” entre los huéspedes o el personal del hotel que estaban atrapados en él o rehenes de los terroristas.
El comando terrorista estaba “bastante familiarizado” con los recovecos del hotel, de estructura complicada por su planta antigua, dijo Dutt, quien admitió que sus hombres ignoraban adónde conducía cada una de sus estancias.
”Nuestra operación pretendía mantenerlos a raya, evitar que se desplazaran a habitaciones ocupadas por huéspedes, y por eso llevó algo de tiempo”, expuso.
Una treintena de personas murieron en el Taj, aunque Dutt se mostró “contento” de que ninguna de ellas fuera por disparos de miembros de la NSG.
Por otra parte, Bombay trata de volver a la normalidad.
Los comercios de la turística zona situada en torno al lujoso hotel Taj, uno de los epicentros del atentado, empezaban a abrir sus puertas, aunque la afluencia de lugareños era menor de la habitual.
”Estamos indignados pero no asustados”, declaró sobre los atentados el presidente de Tata, Ratan Tata, propietario del Taj.
”Parecían haber planeado sus movimientos muy bien y parece que hubo mucha planificación”, sostuvo Tata dando pábulo a las versiones policiales que apuntan a que los terroristas se alojaron en una de las habitaciones antes de los atentados.
Dos de los terroristas murieron a manos de la Policía, mientras que siete fueron abatidos por las fuerzas de elite (tres en el Taj, dos en el Oberoi-Trident y dos en el recinto judío), y uno de ellos fue detenido.
Se trata de Ajmal Amin Kasab, de origen paquistaní y que ya ha confesado su pertenencia al grupo islamista Lashkar-e-Toiba, que lucha por la independencia de la Cachemira india.
La dinámica urbe costeña no es tan sólo un escaparate para los terroristas, que han llevado a cabo contra ella varios atentados salvajes, sino que ha sido escenario de frecuentes conflictos entre comunidades.
A la demolición de la mezquita de Babri en 1992 por parte de integristas hindúes, que argumentaban que estaba construida sobre un antiguo templo hindú, le siguió como aparente respuesta en 1993 la muerte de 257 personas por la explosión de una serie de bombas colocadas por terroristas islámicos en puntos estratégicos de Bombay como la Bolsa, hoteles y mercados populosos.
Un nuevo atentado tuvo lugar en 2003, con 52 muertos, y hace tan sólo dos años 185 personas perdieron la vida a causa de una cadena de explosiones en vagones de trenes suburbanos.
Bombay, con una gran población de fe islámica, está gobernada por el partido extremista hindú Shiv Sena (Ejército de Shiva), cuyos líderes han sido acusados de incitar a la violencia contra inmigrantes de las regiones más pobres de la India.
India ampliará fuerzas antiterroristas tras masacre en Bombay
• Zonas turísticas y comerciales empiezan a abrir sus puertas, aunque temerosos por las secuelas del atentado
Nueva Delhi
(EFE)
El primer ministro indio, Manmohan Singh, anunció la ampliación de la principal fuerza antiterrorista del país y la creación futura de una Agencia Federal de Investigación para coordinar la lucha contra el terrorismo.
El jefe del Gobierno expuso estas medidas al comienzo de una reunión con líderes de las fuerzas políticas del país, a los que pidió unidad ante la “amenaza nacional” del terrorismo tras la masacre de Bombay.
Según el último cómputo oficial, 183 personas fallecieron y más de 300 resultaron heridas en el asalto terrorista a distintos puntos de la ciudad de Bombay, que comenzó en la noche del miércoles y no se dio por concluido hasta la mañana del sábado.
El anuncio de Singh sigue a las fuertes críticas de partidos políticos y medios de comunicación por la demora en el envío a Bombay de los miembros de la Guardia Nacional de Seguridad (NSG) que combatieron a los terroristas atrincherados en los hoteles Oberoi y Taj y en el centro de estudios judíos Nariman.
La NSG tiene su sede en Nueva Delhi, pero Singh anunció que se abrirán otros acuartelamientos en cuatro puntos distintos del país y se aumentará el número de efectivos, según un comunicado oficial.
Además, el primer ministro anunció el refuerzo de la seguridad aérea y marítima y la puesta en marcha de medidas legislativas que permitan la creación de una Agencia Federal de Investigación (FIA).
El Gobierno había descartado hasta ahora la creación de esa agencia federal, que distintos partidos han reclamado tras cada atentado de los padecidos por la India en los últimos seis meses.
En Bombay, el director general de la NSG, J.K.Dutt, defendió en rueda de prensa la actuación de sus hombres en la operación contra el comando terrorista que atacó la ciudad.
De los 20 miembros de fuerzas de seguridad muertos en el asalto terrorista, dos son de la NSG.
Dutt admitió que la operación en el Taj llevó mucho tiempo, pero explicó que era necesario para evitar la “pérdida de vidas inocentes” entre los huéspedes o el personal del hotel que estaban atrapados en él o rehenes de los terroristas.
El comando terrorista estaba “bastante familiarizado” con los recovecos del hotel, de estructura complicada por su planta antigua, dijo Dutt, quien admitió que sus hombres ignoraban adónde conducía cada una de sus estancias.
”Nuestra operación pretendía mantenerlos a raya, evitar que se desplazaran a habitaciones ocupadas por huéspedes, y por eso llevó algo de tiempo”, expuso.
Una treintena de personas murieron en el Taj, aunque Dutt se mostró “contento” de que ninguna de ellas fuera por disparos de miembros de la NSG.
Por otra parte, Bombay trata de volver a la normalidad.
Los comercios de la turística zona situada en torno al lujoso hotel Taj, uno de los epicentros del atentado, empezaban a abrir sus puertas, aunque la afluencia de lugareños era menor de la habitual.
”Estamos indignados pero no asustados”, declaró sobre los atentados el presidente de Tata, Ratan Tata, propietario del Taj.
”Parecían haber planeado sus movimientos muy bien y parece que hubo mucha planificación”, sostuvo Tata dando pábulo a las versiones policiales que apuntan a que los terroristas se alojaron en una de las habitaciones antes de los atentados.
Dos de los terroristas murieron a manos de la Policía, mientras que siete fueron abatidos por las fuerzas de elite (tres en el Taj, dos en el Oberoi-Trident y dos en el recinto judío), y uno de ellos fue detenido.
Se trata de Ajmal Amin Kasab, de origen paquistaní y que ya ha confesado su pertenencia al grupo islamista Lashkar-e-Toiba, que lucha por la independencia de la Cachemira india.
La dinámica urbe costeña no es tan sólo un escaparate para los terroristas, que han llevado a cabo contra ella varios atentados salvajes, sino que ha sido escenario de frecuentes conflictos entre comunidades.
A la demolición de la mezquita de Babri en 1992 por parte de integristas hindúes, que argumentaban que estaba construida sobre un antiguo templo hindú, le siguió como aparente respuesta en 1993 la muerte de 257 personas por la explosión de una serie de bombas colocadas por terroristas islámicos en puntos estratégicos de Bombay como la Bolsa, hoteles y mercados populosos.
Un nuevo atentado tuvo lugar en 2003, con 52 muertos, y hace tan sólo dos años 185 personas perdieron la vida a causa de una cadena de explosiones en vagones de trenes suburbanos.
Bombay, con una gran población de fe islámica, está gobernada por el partido extremista hindú Shiv Sena (Ejército de Shiva), cuyos líderes han sido acusados de incitar a la violencia contra inmigrantes de las regiones más pobres de la India.