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Fumador pasivo

Vilma Ibarra vilma.ibarra@gmail.com | Miércoles 04 junio, 2008


Fumador pasivo
Hablando Claro

Vilma Ibarra

Mi hijo Luis tiene 22 años. Es un fumador pasivo.
Solo caí en cuenta del nivel de absorción de tabaco que está padeciendo cuando empecé a prestarle el vehículo para que fuera a su trabajo. Por asuntos de horario, cuando él regresa, en cuestión de minutos yo salgo. Así que al sentarme al volante empecé a percibir un fuerte olor a cigarro y como sé que él no fuma, al tercer día le pregunté si estaba dándole aventón a algún compañero. Su respuesta me dejó preocupada. Luis viaja todos los días con el humo adherido (en la piel, la ropa y los pulmones) de los cigarros que consumen los clientes del sitio donde trabaja. Es un sitio cerrado, pero no tiene prohibición de fumado, no tiene un salón para fumadores; de modo que todo el local es una gran sala de fumadores. Quiéranlo o no los empleados… Y a Luis le gusta su trabajo…

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud 200 mil trabajadores mueren cada año en su entorno laboral por ser fumadores pasivos. Son 200 mil seres humanos que no fumaron nunca. Que no escogieron el “vicio” como le decimos hasta con simpatía al mal hábito de fumar… Y sin embargo, mueren igual que un fumador, víctimas de cáncer de pulmón, de la cavidad oral, de laringe, de esófago, de estómago o de enfisema pulmonar, como recuerda aún con dolor una joven profesional cuya historia de vida nos conmovió en la oficina cuando contó que perdió a su mamá (que apenas tenía 47 años) por la adicción de su padre; un fumador empedernido.

El lunes, los diputados aprobaron por unanimidad en primer debate la ratificación del Convenio Marco de la Organización Mundial de la Salud para el Control del Tabaco. En unos cuatro meses, cuando termine todo el proceso de aprobación entrará en vigencia. Poco tiempo, si consideramos que estaba pendiente de esta ratificación legislativa desde 2003. Ya las autoridades de salud trabajan en el reglamento que permitirá llevar a la práctica las medidas para regular la producción, distribución, promoción y venta de los productos que contienen tabaco. También, las restricciones que declararán como espacios libres de fumado a los restaurantes, bares, discotecas y cualesquiera otros sitios públicos cerrados; lo que implica que el país estará facultado para imponer multas que castiguen a los negocios que permitan el fumado dentro de sus instalaciones, al tiempo que también se castigará a las personas que infrinjan esas prohibiciones.
Espero que esas medidas sean rigurosas, efectivas y de pronta aplicación. Tal vez personas como la mamá de la joven que comenté no se salvarán con estas restricciones que no podrán alcanzar el ámbito de la privacidad hogareña. Pero sí definitivamente podrán salvar a los fumadores pasivos de los entornos laborales. Como mi hijo.

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