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COLUMNISTAS


El respeto a los héroes de la patria

| Jueves 26 noviembre, 2009



El respeto a los héroes de la patria

Nos ha tocado, para bien, vivir una época dinámica, creativa, mucho más libre que otros momentos de la humanidad; pero también, y esto para mal, un periodo de violencia, lleno de imperfecciones e injusticias.
Si pensamos que en la Antigüedad la creatividad artística fue extraordinaria, basta ver las bellezas de Egipto, los avances de la cultura china, o los aportes sin parangón de la Grecia clásica, nos hace comprender que desde hace ya bastante tiempo el ser humano desarrolla su capacidad intelectual, su gusto por la vida, su constante mejora en la productividad.
Lo que no está claro es por qué es tan difícil la evolución en aplicación de valores, en respeto a la Humanidad, a la belleza, a la naturaleza. En ese sentido, existieron culturas mucho más armónicas con la Naturaleza, como los indígenas de América, o el respeto hindú por los animales. Solo por esa armonía todavía hoy sobreviven especies en el Amazonas o animales en la superpoblada India.
Así, hoy llegamos a niveles tecnológicos sorprendentes, extraordinarios, se rozan los planetas, se hace física y se filosofa sobre el espacio, se comprende a grados extraordinarios la esencia de las cosas, de las relaciones, de los orígenes de los seres, de la composición biológica y química de lo vivo. Pero avanzamos muy poco y lentamente en el respeto propiamente del ser humano.
En materia cívica, se vive una época sorprendente, no por lo bueno, o evolucionado, sino porque la lucha por el poder, así como muchos de los medios de comunicación, incluyendo la mercadotecnia, la publicidad y la política, algunas veces exacerban lo primitivo, la bajeza, lo innoble, lo brutal, lo execrable. Muchos noticieros se convierten en resúmenes de hechos violentos y con escenas espeluznantes, y los deportivos, no solo son para magnificar el deporte, sino para aumentar las pasiones bajas.
Nos acercamos a una elección presidencial en Costa Rica, donde se abandona el análisis cuidadoso de planteamientos y políticas claras, para discernir sobre por cuál partido, candidato o persona votar. Hoy votan menos por los partidos, que se supone garantizan compromisos políticos de mediano y largo plazo, pero la población confía menos que antes en esas organizaciones del quehacer político.
Es muy positivo que se planteen diversos enfoques, posiciones nuevas, pero es evidente que la lucha por el poder es para ofrecer grandes opciones, grandes visiones, con soluciones concretas, es la lucha por las grandes políticas públicas. De no ser así, lo que se produce es una evasión de la realidad.
En realidad lo que urge es ofrecer esperanza, un verdadero panorama claro de futuro, un compromiso concreto, soluciones viables, nuevas estructuras para una sociedad en una profunda transición nacional e internacional. Además, los grupos que aspiran al poder deben mostrar respeto al legado de la patria, y relacionar sus acciones con la historia del país. Es decir, pueden ser criticados por múltiples razones, pueden ser descalificados por sus acciones políticas actuales, pero plantean sus propósitos a partir de un respeto, en la transición ya prolongada de la época actual, para hacer creíbles sus propuestas de políticas públicas.
Lo que da un nuevo paso en la degradación, en el irrespeto a los demás, en el despilfarro del derecho a la libertad, en la búsqueda de la confrontación violenta, es irrespetar la obra de los forjadores de la patria, de grandes hombres, que si bien estaban llenos de defectos y por lo tanto sobre los que se puede criticar y sobre sus acciones se puede diferir. Pero el irrespeto a la esencia de lo que aportaron, por ejemplo, un José Figueres en Costa Rica, relacionándolo con el narcotráfico, es digno de los años 20 del siglo pasado. Hitler y sus secuaces, Mussolini y sus esbirros, emplearon esa técnica. La del irrespeto, la de la violencia contra los judíos, contra los intelectuales, contra los católicos consecuentes, contra los héroes de la patria, contra los gitanos… a todos querían exterminar.
José Figueres Ferrer aportó a este país una visión de largo plazo que nos orientó y nos benefició por más de 50 años, suprimió el ejército, con lo que eliminó la vulgaridad de la violencia oficial que tanto daño ha hecho en América Latina, lo que permitió realmente invertir en educación y salud; luchó por los campesinos, dignificando el campo y la producción costarricense. Vulgarizar la figura de un héroe y forjador de la patria envilece a quienes lo propician, degrada a la sociedad que le sobrevive, confunde a los jóvenes, y propicia la destrucción de la democracia.
El fascismo tiene muchas facetas, una de ellas, la degradación del intelecto, la degradación de los humildes, el desprecio por lo diferente. José Figueres, fue diferente, fue un luchador en el campo, mejor dicho en todos los campos, el agrícola, el de las ideas, el de la cultura, el de la tecnología, el de la política, hasta el militar del cual salió por la puerta grande de la Historia.
Honor a José Figueres Ferrer, héroe y forjador de la patria.

Ex rector Universidad de Costa Rica

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