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El monopolio de la verdad

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 30 mayo, 2008


El monopolio de la verdad

Luis Alberto Muñoz
lmunoz@larepublica.net

La concentración de poder en un medio de comunicación, así como el establecimiento de un monopolio informativo, constituye una de las principales amenazas latentes para la democracia.
La supremacía económica puede llevar a una empresa de comunicación a pensar que más allá de informar y opinar, puede arrogarse el derecho a juzgar y condenar.
Este ejercicio constituye un abuso de poder, pues más allá de la información existen instancias democráticas creadas para tales efectos, como es el caso de tribunales y organismos de investigación.
Una mala interpretación del compromiso periodístico de intentar acercarse a la verdad puede generar una actitud arrogante y no dar validez a las distintas versiones sobre los acontecimientos.
Esta línea de pensamiento editorial puede llevar a un medio a relativizar el poder de los demás, para así absolutizar el suyo.
De este modo se constituye un monopolio de la verdad.
Para evitar esta distorsión, es fundamental que el quinto poder, como algunos llaman a la prensa, sea democratizado.
La pluralidad, la apertura a la crítica y al escrutinio de la opinión pública son parte de las garantías.
Entre los obstáculos que se anteponen a la plena realización de la objetividad en la información están las concentraciones editoriales, más peligrosas para el sistema democrático cuando corresponden a vínculos cada vez más estrechos con el oficialismo gubernamental, los poderes económicos y los intereses ideológicos ocultos a los lectores.
Entonces, ¿qué sucede cuando una institución, que no forma parte de los vínculos de la empresa de comunicación, manifiesta un pensamiento ajeno al que esta profesa?
En algunos de los peores casos se puede caer en campañas de desprestigio y desinformación.
La información es patrimonio de la sociedad y los ciudadanos tienen el derecho a que esta sea fundamentada en la verdad, la libertad y la justicia.
Sin embargo, en el mundo de los medios de comunicación, las discrepancias éticas sobre el contenido frecuentemente se agrandan a causa de las ideologías, los deseos de ganancias y de control político, así como de las rivalidades y conflictos entre grupos.
El monopolio de la verdad es resultado del predominio de estructuras tiránicas en las instituciones del pensamiento.

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