El legado excepcional de la jueza Ruth Bader Ginsburg
Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Viernes 09 octubre, 2020
La Corte Suprema de Estados Unidos perdió a una gran jurista y feminista de 87 años, Ruth Bader Ginsburg, la mujer que en una ocasión dijo: "Rezo para que yo pueda ser todo aquello que mi madre habría sido si hubiera vivido en una época en la que las mujeres podían aspirar y lograr y en la que las hijas son tan celebradas como los hijos"… “El pedestal sobre el cual han sido colocadas las mujeres, tras ser inspeccionado de cerca, con mucha frecuencia ha demostrado ser una jaula".
De aparente fragilidad por su pequeña estatura y delgadez, Ginsburg se destacó desde el inicio de su carrera por salvar su voto escribiendo y leyendo sus discrepancias a la sentencia apoyada por la mayoría de miembros de la corte, algo poco usual en el tribunal de mayor rango en los Estados Unidos de América. Con un categórico “I respectufully dissent” (respetuosamente discrepo) utilizó su capacidad y talento para ayudar a reparar lo que ella llamó “rasgaduras en la sociedad", lo cual dio frutos pues la explicación firme y detallada de sus disensos construyó años más tarde consensos de interpretación de la décima cuarta enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, cuyo origen data del 1868.
Esta enmienda, que aborda los derechos de la ciudadanía y cuyo objetivo en el momento de su creación fue brindar protección ante la ley a los que fueron esclavos después de la Guerra Civil estadounidense, fue reenfocada, interpretada y aplicada a la igualdad de las mujeres, inmigrantes y minorías, gracias a la labor de la jueza Ginsburg.
Bajo el amparo de la enmienda que reza “Ningún Estado podrá crear o implementar leyes que limiten los privilegios o inmunidades de los ciudadanos de los Estados Unidos...”, Ginsburg logró apalancar fallos históricos que obligaron a permitir el ingreso de mujeres a academias militares y eliminar el cacheo de menores de edad en el sistema educativo sin que estuviera presentes sus padres. Apoyó sin reservas las acciones afirmativas como medio de subsanar y superar la discriminación de sexo, religión y raza, para alcanzar diversidad dentro de las organizaciones sociales, públicas y privadas. Votó en contra de la pena de muerte y a favor de los derechos de los homosexuales.
Su interés y compromiso con la igualdad de género la impulsó a fundar en 1972 la sección de derechos de la mujer en la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles, mucho antes de ser nombrada como jueza por el Presidente Bill Clinton. Gracias a su liderazgo logró que el tribunal dictaminara por primera vez que tratar a una mujer diferente a un hombre violaba la Constitución y era ilegal.
Con su insistente disidencia apegada al respeto, la ética profesional y sus convicciones, logró que la Corte Suprema votará a favor del derecho de la mujer a poner término al embarazo, para proteger su vida.
Luchó con vehemencia en garantizar la igualdad de oportunidades y de salarios en el área laboral, sin apelar a la guerra o supremacía de género, por el contrario, su posición de la igualdad se basaba en la defensa desde la perspectiva humana y legal, expresadas en forma directa y tajante, como cuando dijo "No pido favores para mi sexo. Todo lo que pido de nuestros compañeros es que quiten sus pies de nuestros cuellos"… "Las mujeres pertenecen a todos los lugares donde se toman decisiones. No debería ser que las mujeres sean la excepción".
El legado excepcional de la jueza Ruth Bader Ginsburg impactó el mundo, incluyendo América Latina, con sus documentados votos descriptivos de la mejora de la sociedad mediante la inclusión de las mujeres en actividades políticas y económicas . "A medida que las mujeres alcanzan el poder, caen las barreras. A medida que la sociedad ve lo que las mujeres pueden hacer, habrá más mujeres afuera haciendo cosas y todos estaremos mejor por eso", sostuvo Ginsburg.
Pero la frase de mayor impacto, controvertida e inesperada que resume el genio desafiante del pensamiento de esta mujer es su respuesta a: ¿Cuándo habrá suficientes mujeres magistradas en la Corte Suprema de los Estados Unidos? Ella respondió: “…yo digo 'cuando haya nueve', …ha habido nueve hombres y nunca nadie lo ha cuestionado".
Gracias por inspirarnos a seguir luchando por la igualdad de las mujeres y de las minorías. Descanse en paz Ruth Bader Ginsburg.
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