Confites en los infiernos
Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 16 noviembre, 2007
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Estado de la Nación o ¿estado del infierno?
Desigualdad. ¿De qué valen confites en los infiernos?
Es decir, de qué vale que Costa Rica tenga mayores ingresos, menor desempleo, más exportaciones e inversiones, más comercio internacional si esto no se traduce en una mejor calidad de vida.
Por supuesto, la respuesta simplista de todas las administraciones de turno ha sido: se requiere mayor ingreso para hacer mayor inversión social.
Sin embargo, lo que el tiempo ha demostrado ha sido distinto.
La prueba son las carreteras, vergüenza nacional y que de paso nos han hecho famosos en el mundo. Esto sin considerar que no podemos construir aeropuertos, ni terminar vías que llevan más de 40 años en planos.
La condición paupérrima de los hospitales, donde enfermos esperan meses para recibir una operación ante la falta de quirófanos, equipos y camas. Enfermedades anteriormente controladas como el dengue, hoy atentan contra la productividad y salud de los costarricenses.
Los millones de colones recaudados para la construcción de un hospital para el cáncer, nunca llegaron a su destino.
La condición de la educación pública, en especial en la infraestructura, alumnos sin pupitres, maestros sin aulas, y escuelas a punto de caerse.
Y para qué hablar de las cárceles, donde el hacinamiento y condiciones de reclusión son constantemente criticados por informes de derechos humanos, y para los defensores de más leyes, simplemente entiendan, no hay más espacio.
Finalmente, el hampa reina en las calles, cada día son más los ciudadanos despojados, atacados y hasta asesinados a manos de los criminales impunes que no encuentran un freno ante la desdichada policía civil que carece de personal y equipo de trabajo y parece más preocupada por el narcotráfico internacional.
Entonces, ¿para qué confites en los infiernos?
No es posible que simplemente ya nos hayamos acostumbrado a vivir así.
Promesas vienen y van en las campañas cada cuatro años, sin embargo los partidos políticos están cada vez más preocupados por obtener mayor poder, en lugar de atender los problemas obvios del país que brincan frente a sus propios ojos.
Ya basta de excusas. Ya basta de echarle la culpa de todo a la oposición, a las teorías de conspiración que se utilizan reiteradamente cuando se cuestiona y se le piden cuentas a cada gobierno de turno.
Costa Rica no logrará el desarrollo mientras vivamos en este infierno.
Como bien lo dijo el papa Juan Pablo II, el infierno más que un lugar es un estado, por ello es necesario que la conciencia nacional cambie, y nos demos cuenta de que nosotros mismos somos los responsables de la dirección en que se ha llevado al país y consecuentemente de la forma en que vivimos.
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