Con ambiente de fiesta
Susana Ruiz redaccion@larepublica.net | Sábado 08 octubre, 2011
Con ambiente de fiesta
Muchos aficionados asistieron al Estadio Nacional con su camiseta de Brasil
Todos querían ver a sus ídolos, Ronaldinho, Neymar, Alves, Julio César, eran solo algunos nombres que se podían escuchar gritar por los aficionados, que bien uniformados con su camiseta de Brasil o de la Tricolor se hicieron presentes en el Estadio Nacional.
La cimarrona y la batucada, la samba, recibían a los aficionados que con entrada en mano hacían fila para ingresar al estadio, otros decidieron a lo último que sí querían ir y debieron pasar por la boletería.
Ya adentro, el estadio que tuvo una buena asistencia de público, a pesar de que no se llenó en toda su capacidad; se podía observar un predominio de las camisetas amarillas, que en gran cantidad se mezclaban con las rojas.
Todos iban a ver a Brasil, así que no fue de extrañar que cuando salió la canarinha a calentar los flashes de las cámaras y los celulares se pusieran en acción, ni los aplausos se hicieron esperar cuando Ronaldinho saludó a la afición.
Fue un ambiente de fiesta y respeto. Los brasileños se echaron al bolsillo a los ticos, dieron un buen espectáculo, al que también contribuyó la Tricolor, que no fue presa fácil para los visitantes.
Al final del juego los aficionados buscaron ver más de cerca a sus ídolos y de paso llevarse un autógrafo.
Susana Ruiz
sruiz@larepublica.net
Muchos aficionados asistieron al Estadio Nacional con su camiseta de Brasil
Todos querían ver a sus ídolos, Ronaldinho, Neymar, Alves, Julio César, eran solo algunos nombres que se podían escuchar gritar por los aficionados, que bien uniformados con su camiseta de Brasil o de la Tricolor se hicieron presentes en el Estadio Nacional.
La cimarrona y la batucada, la samba, recibían a los aficionados que con entrada en mano hacían fila para ingresar al estadio, otros decidieron a lo último que sí querían ir y debieron pasar por la boletería.
Ya adentro, el estadio que tuvo una buena asistencia de público, a pesar de que no se llenó en toda su capacidad; se podía observar un predominio de las camisetas amarillas, que en gran cantidad se mezclaban con las rojas.
Todos iban a ver a Brasil, así que no fue de extrañar que cuando salió la canarinha a calentar los flashes de las cámaras y los celulares se pusieran en acción, ni los aplausos se hicieron esperar cuando Ronaldinho saludó a la afición.
Fue un ambiente de fiesta y respeto. Los brasileños se echaron al bolsillo a los ticos, dieron un buen espectáculo, al que también contribuyó la Tricolor, que no fue presa fácil para los visitantes.
Al final del juego los aficionados buscaron ver más de cerca a sus ídolos y de paso llevarse un autógrafo.
Susana Ruiz
sruiz@larepublica.net