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¿Cómo saber lo que los futuros gobernantes quieren hacer de este país?

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 24 noviembre, 2017


Sinceramente

¿Cómo saber lo que los futuros gobernantes quieren hacer de este país?

Votar a ciegas, votar como resultado de emociones, sufragar el 4 de febrero de 2018 sobre suposiciones resulta, por lo menos, imprudente. El voto debe ser un proceso sereno de análisis de personalidades de los candidatos, de sus ideas, de sus propósitos e intenciones. No se escoge un “gato en un saco” a menos que deseemos que el elegido nos colme de sorpresas desagradables en la gestión gubernamental.

Debemos conocer metas, propuestas, rutas, equipos, intenciones y propósitos de todos los candidatos. No podemos escoger lo que no se ha mostrado claramente como una deseable opción para hacer de Costa Rica un país mejor. ¿Cómo podemos conocerlas? ¿Dónde leemos las propuestas? ¿Dónde las escuchamos? ¿Cómo podemos formarnos una opinión para bien o para mal de cada uno de los candidatos?

Es imposible excluir toda emoción de la campaña. Al fin y al cabo el ser humano siente emociones no entiende solo de razones. Sin perjuicio de ello es menester decir qué se quiere y cómo se hará. Es indispensable que se nos advierta cuál es el “mejor equipo y que no se corrompe” para evaluarlo y no tener las decepciones y dolores que en estos tiempos hemos venido experimentando. ¡Claro que podemos tener música! ¡Claro que podemos servir un tamal y un tacón de guaro para animar las reuniones! Lo que es poco razonable es que dejemos la exposición de los candidatos reducida a un bailoteo en los callejones, fotografías con la lengua de fuera, risotadas, intercambio de los consabidos improperios, difamaciones y calumnias que hemos estado escuchando.

¡Una decisión de trascendencia se toma meditando, pensando y no con el hígado! Resulta execrable que se prometa lo que conscientemente se sabe que no podrá lograrse, lo que no es razonable, lo que no es conveniente. No degrademos al elector en su juicio. No subestimemos al costarricense en su criterio y madurez.

No podemos alcanzar mejores niveles de educación política en la ciudadanía si no educamos a los electores con campañas de altura, con argumentos que puedan ser analizados, con realidades en cuanto al costo social de las decisiones que se tomarán, con descripción de los serios problemas que nos aquejan.

¡No nos mientan! ¡No exageren! ¡No prometan lo que es inalcanzable y que será el origen de nuestras posteriores frustraciones con los gobernantes. El desánimo respecto del sistema democrático deriva generalmente de la comprobación de que quienes elegimos creyendo en ellos se transformaron ya en el poder en un grupo inefectivo que nos condujeron a un espejismo con tal de elegirse. No queremos un grupo indeseable de personas que haciéndonos creer que eran otra cosa se revelan en su verdadera naturaleza sentados ya en sus altas oficinas.

Costa Rica es la patria de todos nosotros. La patria siempre es lo primero. Nunca van a cambiar los resultados si insistimos en hacer lo que queremos y no en realizar lo que debemos. Todavía tenemos tiempo de hacer las cosas bien. Todavía podemos honrar a padre y madre y servir al país.

De pie los buenos. De pie los mejores. La patria siempre es lo primero.

ebruce@larepublica.net
 

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