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Camaleones políticos

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 27 noviembre, 2009



Camaleones políticos


Los paradisiacos países tropicales, como el nuestro, donde el verde parece predominar han propiciado las condiciones adecuadas para la proliferación de los camaleones políticos.
Durante las últimas décadas los hemos visto llegar y multiplicarse a tal velocidad que ahora es difícil distinguirlos entre otras especies.
Por el morbo que despiertan en las masas algunas de sus peleas territoriales, se pierde el verdadero centro del debate que urgentemente requiere Costa Rica.
Me refiero puntualmente, al papel del Estado.
Cada cuatro años, lo camaleones tienen que cambiar de colores, para aprovechar las modas y tratar de sorprender con su mensaje a los electores, quienes seducidos por los matices van a las urnas sin profundizar.
Una vez en el trono vuelven a mudar de color, pero esta vez para endulzar al verdadero poder, el que quita y pone en estas regiones tropicales.
Si con un interés biológico se estudia el caso de Centroamérica, veremos que la propagación de estos reptiles se ha extendido por todo el istmo.
Siempre están variando, a veces son verdes, a veces rojos, a veces blancos que hasta se confunden con las palomas.
Lo más grave es que por esta condición, ya ni siquiera se sabe a qué o a quién representan, si al revoltoso camaleón del sur o al gigante camaleón de Asia.
Lo cierto es que a lo largo de los años han aprendido con maestría el arte de mimetizarse, una forma de adaptabilidad que les ha permitido dominar al resto de las especies.
Históricamente hemos visto cómo aquellos que pintados de defensores del Estado, más bien han propiciado su desmantelamiento.
Por otra parte, quienes han promulgado la destrucción del Estado, ahora apuntan a su fortalecimiento para ganar adeptos.
Y finalmente, los que han participado de ese Estado por mucho tiempo, lo critican ferozmente de ineficiente, pero no cuentan que han vivido a costilla de él.
Todavía nadie ha preguntado, ¿qué tipo de Estado quieren los costarricenses, pues se supone que es una democracia?
Es un disparate pretender un país sin Estado, no tiene cabida, al menos no existe ninguno en el mundo así.
Quienes quieren reducirlo, amputarlo y privatizarlo en partes, esperan los jugosos manjares de esa cosecha.
No podemos quedar encandilados por el cambio de colores de estos camaleones políticos, que solo cada cuatro años parecen estar muy preocupados por los problemas de nuestra sociedad.
La estrategia de este reptil es mimetizarse y emboscar a su presa.

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