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EDITORIAL


Nuevo modelo para hacer bien obra pública

| Jueves 23 octubre, 2014




El anuncio de que los fideicomisos tienen ya luz verde para financiar cualquier obra pública, es una buena noticia a la que solo habría que agregar una cuidadosa escogencia de las personas encargadas a futuro de manejar esos fideicomisos, en resguardo de dichos fondos


Nuevo modelo para hacer bien obra pública

Bien manejada sería la solución para construir obra pública. Nos referimos a la aprobación dada por mayoría de diputados, en comisión, a que esas obras se hagan mediante fideicomiso.
Únicamente falta que el proyecto reciba aprobación en el Plenario.
Este medio viene diciendo desde el año pasado, en notas y análisis derivados de estudios, así como en editoriales, que se debía utilizar la figura del fideicomiso.
“Ha quedado claro que el modelo de concesión de obra pública que se intentó poner en marcha ha sido un fracaso por múltiples factores”… “Lo poco realizado de esa forma en años atrás se convirtió en un largo vía crucis que terminó siendo mucho más caro de lo debido”, dijo LA REPÚBLICA en agosto de 2013.
Ayer este medio publicó la nota que anuncia que los fideicomisos tienen ya luz verde para financiar cualquier obra pública.
Y han enfatizado los diputados en que sea un modo permanente de trabajo para el progreso de Costa Rica, no como una excepción.
El objetivo es permitir que un banco público o privado pueda utilizar hasta un 40% de su capital y sus reservas, para hacer operaciones de crédito y llevar a cabo inversiones en el país, entre las que se destaca la figura del fideicomiso.
Lo que seguiría, sin duda, es que las personas que los bancos nombren para dirigir la administración de esas inversiones y esos fideicomisos, sea gente de trayectoria intachable, técnicos muy capacitados en la materia y alejados del mundo de la política y de la institución a que pertenezcan las obras o inversión a realizarse.
Esto como forma de garantizar que el modelo de construcción por fideicomiso, por ejemplo, no ponga nunca en peligro el capital que se usaría para ello.
De ese modo se podría garantizar el éxito del nuevo modelo. Costa Rica podría ganar mucho en dos sentidos.
Por un lado que se construyan obras que tanto urgen. Por otra parte, que comencemos a ingresar, aunque sea poco a poco, a una nueva categoría de países que hagan lo necesario para erradicar prácticas inconvenientes en sus administraciones.
Sería actuar —no solo criticar— para demostrar que es posible salir del actual estancamiento en infraestructura, sin que se repitan desafortunadas situaciones que en el pasado ocurrieron e hicieron fracasar el modelo de concesión que pudo ser bueno.







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