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Nos encanta la gente

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 28 enero, 2015


Desaparecieron Lacsa y Taca y nos hemos quedado desamparados y sin “hub”


Nos encanta la gente

El servicio aéreo brindado a la capital costarricense ya no es el mismo. Con el cierre del “hub” que operaba Taca en el Aeropuerto Juan Santamaría, se hizo más difícil y más costoso viajar a San José.
Este cierre es un clavo más en al ataúd de la competitividad nacional y lo lamentable es que será difícil encontrar otra línea que desee venir a llenar el vacío, con un aeródromo tan pequeño —en una zona montañosa— como el de Alajuela.
Los pasajeros buscan cinco cosas cuando emprenden viaje. Quieren ir a su destino con un mínimo de escalas, desean que sus vuelos operen con el itinerario anunciado, desean pagar lo menos posible, esperan que los aviones sean seguros y bien mantenidos y les encanta un buen servicio en tierra y abordo.
Los que viven en una ciudad que incorpora un “hub” —Panamá, Lima, Miami— son los más afortunados porque es probable que puedan viajar directamente a decenas de destinos a varias horas y a precios mejores en tiempo y dinero. Las ciudades con “hub” son las elegidas por empresas para sus sedes regionales. También son destinos preferidos por turistas.
¿Y el servicio cuando el Santamaría era el “hub” de Lacsa? Los que aún recuerdan la línea aérea tica, seguramente mantienen parámetros que será difícil emular en el siglo XXI.
Durante varios años el lema “nos encanta la gente” fue el más recordado entre los costarricenses; superaba a cualquier otra marca de cualquier otro producto o servicio. Y, hasta un cierto punto, reflejaba esa frase el servicio que brindaba Lacsa.
Las comidas, las bebidas, y la atención que prestaba a sus pasajeros evidenciaban lo que son los ticos —amables, sonrientes, y siempre dispuestos a dar apoyo al que lo necesita.
No siempre operaba a itinerario, pero bueno, se abría el bar y “comenzaba la fiesta”. No ofrecía clase ejecutiva, pero a nadie le importaba.
A merced de la habilidad negociadora de la Aviación Civil, que daba su apoyo a Lacsa, y de la excelente reputación internacional del país, esta aerolínea se apoderó de una serie de rutas desde Santiago hasta Los Ángeles, y de Caracas a Nueva York.
Lamentablemente las finanzas de Lacsa no fueron manejadas con la misma visión que otros aspectos de su operación. Se estimaba que entre 15 y 20 por ciento de los asientos de todos sus vuelos fueron ocupados por personas que no pagaban pasaje.
Entre los accionistas (personas que compraron por más o menos $1 mil un viaje anual de por vida), los que vendieron servicios por “canje”, los familiares de tripulantes, y los funcionarios del gobierno y amigos, todos viajando sin pagar, no era posible producir utilidades.
Tuvo que ser vendida a la salvadoreña Taca, que asumió una serie de compromisos incluyendo dejar el “hub” en San José. Esta también brindaba excelente servicio, y los dueños fueron más hábiles con las finanzas.
Pero desaparecieron Lacsa y Taca y nos hemos quedado desamparados y sin “hub.”

Carlos Denton

cdenton@cidgallup.com

 

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