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COLUMNISTAS


¿Y el déficit fiscal?

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 19 marzo, 2021


Sinceramente

Es curioso cómo la moda determina la importancia de los temas en medios sociales, redes y medios de comunicación colectiva. El déficit está allí y potencialmente es mayor y más peligroso ahora que hace unos días. No se va a ir con solo dejar de insistir en su resolución.

Las reglas de contención del gasto y las normas en la Ley de Empleo para controlar el crecimiento del mismo han comenzado a desoírse y a sutilmente suprimirse mediante.

Las generosas leyes que en un momento dado motivaron la creación de muchas instituciones cada una con su propio régimen de remuneración han traído ahora que sean insostenibles. El país generoso sucumbió al deseo de hacer cosas, otorgar autonomías y generar transferencias, aunque no tuviera recursos, pero que ahora ya no puede sostener.

Las leyes que generaron pensiones con recargo a los presupuestos nacionales para premiar una vida de servicio al estado y presumiblemente a Costa Rica, ahora son poco menos que incosteables por la sociedad.

Muchas personas se cuestionan cómo estas deseables instituciones sociales del ayer deben de cambiar. Lo que las personas saben, pero no quieren admitir es que las sociedades han estado en una evolución en extremo rápida en los últimos años y que el pasado no puede mantenerse indefinidamente. El revisionismo es y debe de continuar siendo una constante económica y social en el mundo y en nuestro país también. Si cambia la sociedad, si cambia la economía del mundo no es lógico que permanezcan sin cambio alguno las leyes que son el origen legal del enorme gasto del estado.

No se habla de déficit. No se habla de pluses. No se habla de pensiones. No se habla de los intereses enormes, incluso aplastantes de la deuda gubernamental para mantener pensiones y pluses a pesar de que los impuestos no alcanzaban.

Las universidades del país a diferencia de las extranjeras no se mantienen con sus propias rentas ni con sus propios emprendimientos. Las universidades públicas en Costa Rica pagan la inmensa mayoría de sus gastos con las transferencias de recursos del erario. Estas las hace el estado tenga o no tenga recursos. Los recursos que se gastan mayormente en salarios e incentivos provienen de los impuestos pagados por los costarricenses o de las deudas contraídas para cumplir esa obligación de origen legal.

Las universidades son autónomas y libres en su libertad de cátedra. Las universidades han sido santuarios por siglos en el mundo para los perseguidos y han sido el origen de la renovación de ideas y el surgimiento de ciencia, tecnología e ideas sociales y económicas que han transformado al país y al mundo.

Estado solo hay uno y el estado ejerce el imperio y la soberanía en todo el ámbito institucional público del país. Las universidades no son un mundo aparte, ni un estado soberano ni independiente. Las universidades son unas instituciones dependientes del estado en el monto en que gasten y ese monto no puede seguir descontrolado y sin límites, obligando al estado a pagar transferencias sin dinero y al borde del límite de su capacidad de endeudamiento.

El presupuesto de este año presenta un déficit de unos once mil millones de dólares. Los impuestos recaudados pareciera que alcanzarán para pagar el 45% del Presupuesto Nacional. 55% de ese mismo presupuesto deberá pagarse con dinero prestado, producto de deudas adicionales que generarán más gasto por intereses.

Otro tanto sucede con las municipalidades. Estas no son un estado dentro de otro estado. Hay un único estado y ese es el gobierno. No son instituciones que puedan hacer lo que les venga en gana, con numerosos alcaldes que ganan muchas veces más que el presidente de Costa Rica o que un diputado. No es proporcional a sus responsabilidades, no es razonable y no es sostenible.

Así las cosas, los ajustes al crecimiento del gasto y de las transferencias se ha comenzado a desvirtuar ya que, en época electoral, la cacería de votos ha llevado a cambios y a permitir que el sector de las universidades públicas y el de las municipalidades queden relativamente excluidos.

El Poder Judicial es otro caso que algún día habremos de comentar también.

Hay una incomprensión total sobre lo que vive el gobierno en su déficit y sus posibilidades de financiamiento y refinanciamiento.

Los pluses llegan ya al 4% del PIB. Las pensiones de Hacienda llegan ya al 3,6% del PIB. Los intereses y el servicio de la deuda montan tal porcentaje del PIB que entre los tres exceden la quinta parte de toda la riqueza generada por los costarricenses. Si se extraen del control de crecimiento pluses y pensiones, así como los de municipalidades y universidades, pues el problema quedará muy sin resolución.

Ninguna institución está por encima del interés general. Ninguna institución que vive de los recursos transferidos por el presupuesto nacional es un estado independiente del imperio del único estado que existe en nuestra constitución. Ninguna institución puede desconocer las realidades económicas y sociales del país y superponerse al estado mismo que sin recursos debe de pedir prestado para seguir pagando lo que no puede ni debería.

Pasó de moda hablar del déficit. Pasó de moda hablar del endeudamiento gubernamental. Pasó de moda hablar del préstamo al FMI. Lo que es imposible de desconocer es la realidad que a manera de una pared de concreto está allí, aunque no nos guste. Así las cosas pareciera que el problema nos terminará por arrollar.

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