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Vacaldí con Peisi

Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Miércoles 19 febrero, 2020


La semana pasada entró a mi casa doña Flor, una mujer sencilla y trabajadora que limpia algunas de las casas del vecindario. Llevaba en sus brazos dos bolsas plásticas, de esas que tienen líneas verticales blancas y rojo desteñido. Estaba feliz con su compra en el “super”.

Era el combo de una botella de “Vacaldí con Peisi”, así lo pronunció ella intentando imitar al propietario de origen oriental que le vendió la “ganga” de una botella de ron Bacardí y una de Pepsi a ¡5 mil colones!, por eso aprovechó y adquirió dos, para disfrutarlos con toda su numerosa familia en ocasión del cumpleaños de su esposo.

Al conocer el precio inmediatamente pensé que el ron era falso, sin embargo, no me atreví a quitarle la descomunal sonrisa pintada en su rostro generada por la súper oferta y me limité a decirle –como quien no quiere la cosa- “Doña Flor, tenga cuidado con esos productos tan baratos porque pueden que no sean buenos (omití la palabra original). Ella me respondió: “Que va, mire la etiqueta. Este ron es del bueno. Es de verdad”.

Pasaron algunas semanas y por alguna razón me acordé del “Vacaldí con Peisi” y le pregunté a doña Flor cómo le fue con el consumo de los productos. Sus ojos se desorbitaron. La tenue sonrisa que mantenía mientras lavaba un vaso se convirtió en una mueca y las manos le comenzaron a temblar. Con rabia –en tono medio alto (ella es de voz muy baja)-, me contó cómo la mayoría de su familia se descompuso al consumir el “Vacaldí”. El relato de esta tragicomedia la dejaré para el final de la columna.

La situación por la que pasó doña Flor la han vivido miles de personas. En Costa Rica, en el 2019, diecinueve adultos murieron por consumir alcohol adulterado con niveles tóxicos de metanol, lo que obligó al Ministerio de Salud a emitir una alerta nacional. Cabe destacar que ninguno de los afectados adquirió una botella adulterada del famoso ron caribeño.

Los productos adulterados y falsificados son parte del comercio ilícito, que en nuestro país alcanza un valor de US$1.200 millones, lo que equivale al 6,8% de consumo total de los hogares y al 2% del Producto Interno Bruto, según el estudio “Metodología y primera estimación sobre comercio ilícito en Costa Rica”, elaborado por la empresa CATRADE para el Observatorio del Comercio Ilícito de la Cámara de Comercio de Costa Rica, CCCR.

Entre los productos ilegales de mayor demanda que identifica el estudio en mención encabezan los cigarros, con un 22%, y las bebidas alcohólicas con un 15% de consumo.

El comercio ilícito -como en reiteradas ocasiones lo ha denunciado la CCCR-conlleva muchas consecuencias al país, dentro de las más importantes sobresalen el riesgo salud que enfrentan los ciudadanos al consumir productos ilegítimos o sin la correcta prescripción (en el caso de medicamentos); el riesgo asociado a la calidad de los productos y no garantía de estos; la generación de inseguridad ciudadana asociada al mercado ilícito y por supuesto los problemas de evasión.

Aunque tenemos conocimiento de los esfuerzos que hace la Policía de Control Fiscal en frenar este acto delictivo, el combate contra este tipo de comercio debe ser un trabajo conjunto entre las autoridades gubernamentales, el sector privado y los consumidores, que debemos desconfiar de precios extremadamente bajos y no consumir productos de dudosa procedencia.

Para concluir, resumo el relato de lo acontecido en el cumpleaños del marido de doña Flor: la “Peisi” era original, por lo que los niños no sufrieron ningún tipo de intoxicación e inconveniente digestivo, ni los adultos que la consumieron. Los que bebieron Cuba Libre (“Vacaldí y Peisi con un poco de limón”) sintieron náuseas. Los que tomaron el “Vacaldí” straight, padecieron mareos y dolores de cabeza todo un día después de la ingesta. Un joven invitado (el novio de la hija de doña Flor) no pudo manejar el auto por su incapacidad de coordinar los movimientos musculares; llamó un Uber y llegó sano a su casa. Tres personas (el cumpleañero, otra de sus hijas y el yerno) terminaron con diarreas y fétidos gases, pero no podemos adjudicarlo solo al “Vacaldí”, quizás algo tuvo que ver los frijolitos con chicharrones de cerdo consumidos a las tres de la madrugada…

La realidad incómoda es que Costa Rica ocupa el 5to país en América Latina que presenta más comercio ilegal. Seamos desconfiados cuando se nos presente una súper oferta. No fomentemos el comercio ilícito. El comercio formal es el único que le da rédito al país, no nos agua la fiesta, ni nos lleva al hospital o al cementerio.


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