Una leyenda del golf
Dinia Vargas dvargas@larepublica.net | Sábado 25 octubre, 2014
Una leyenda del golf
Roberto De Vicenzo, el padrino de la Bridgestone America's Golf Cup
Roberto De Vicenzo es el golfista más querido del pueblo argentino. Internet/La República
Buenos Aires (Argentina). Roberto De Vicenzo es una leyenda del golf y el golfista que comenzó a abrir las puertas de este deporte en su país, Argentina. “El Maestro” le llaman al ganador del Abierto Británico de 1967.Si Diego Armando Maradona es todo en el fútbol. De Vicenzo, de 91 años, lo es en el golf.
“El Maestro” estuvo en la Bridgestone America's Golf Cup como padrino y dio el golpe inaugural. Ahí se mostró muy feliz de que sigan naciendo torneos de este tipo en América.
“Contento de que estos torneos lleguen a Argentina. Y cuando me piden que sea el padrino representa una doble satisfacción para mí”, comentó.
De Vicenzo, quien ganó 230 torneos alrededor del mundo, también es muy recordado por la forma en que perdió el Master de Augusta de 1968 (un año después de ganar el Abierto Británico).
Al finalizar el torneo el argentino no revisó bien su tarjeta, que había sido llenada por su compañero de día Tommy Aaron. Y el error le costó muy caro, ya que le había anotado cuatro golpes en el hoyo 17, en lugar de los tres para birdie que había hecho.
De Vicenzo firmó y presentó la tarjeta con ese golpe de más. Al ponerse un golpe no era descalificado, pero sí perdió la oportunidad de disputar el desempate con Bob Goalby, quien ganó al sumar un impacto menos.
Cuando se enteró, nunca culpó a Aaron, ni a nadie más, solo eso se limitó a decir: “Qué estúpido que soy”, una frase que quedó guardada en la historia.
“El Torneo de Maestros, cuando yo firmé mal, pasaron las semanas y eso me dio cosas fantásticas, un montón de cosas que no esperaba (...) eso me abrió las puertas del mundo”, aseguró De Vicenzo definiéndolo después como su “mejor error”.
Sobre todo lo que ganó, esta leyenda del golf afirmó que lo realmente importante fue la cantidad de jugadores que conoció, pero sobre todo los verdaderos amigos que hizo alrededor del mundo.
Dinia Vargas
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