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Una historia de dos pueblos

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 26 enero, 2011



Una historia de dos pueblos


Las dos encuestas que realizó la CID/Gallup este mes, una en Nicaragua y la otra en Costa Rica, usando las mismas preguntas en ambas, evidencian que la mayoría de los ticos ahora tiene una opinión desfavorable de los nicaragüenses; pero también revela que más de la mitad de los nicas se expresan negativamente de los costarricenses.
En el mismo estudio se preguntó a los ticos si habían visitado Nicaragua en los últimos cinco años, y lo mismo se preguntó a los nicas, pero si habían visitado a Costa Rica. Los que habían ido a la otra nación por negocios, trabajo o turismo, en su gran mayoría reportan un buen trato y opinan más positivamente del pueblo ajeno.
Más allá del conflicto actual sobre el dragado en el río San Juan, cabe preguntar el porqué de esta animosidad entre los dos pueblos. No es nuevo este anti “el otro” de los costarricenses y los nicaragüenses pero ahora parece más acentuado.
Varios políticos de Nicaragua han entendido esto y han buscado maneras de aprovecharse de ese sentimiento anti tico para ganar votos y opiniones favorables hacia su persona.
Las fotos de Enrique Bolaños viajando en panga para demostrar que era patriota y diciendo con vehemencia a los periodistas “el río San Juan es nicaragüense” aparecieron en periódicos en ambos lados de la frontera. Su discurso en las plazas públicas cuando buscaba la presidencia fue vitriólico en contra de los costarricenses. Ahora parece que Daniel Ortega está usando esta misma técnica, independiente de cualquier otro motivo que pudiera tener con respecto al dragado del río San Juan.
Afortunadamente no ha aparecido un político tipo “Jean Marie Le Pen” en Costa Rica y mi esperanza es que el tipo de xenofobia que exhibe este político francés nunca llegue al país. No se justifica; los nicaragüenses que residen en el territorio nacional son muy trabajadores, ocupando puestos de trabajo que no quieren los ticos, muchos viviendo en situaciones de pobreza. Comenzar a crearles una situación pesada de persecución corre en contra de todo lo que representa la nacionalidad costarricense. Pero eso no quiere decir que no existe malquerencia con respecto a los nicaragüenses que viven en el país.
En Costa Rica los sentimientos de antipatía parecieran venir desde los menos educados, que generalmente son los que enfrentan la vida más dura. Acusan a los nicaragüenses de quitarles el empleo o de mantener bajos los sueldos al estar dispuestos a trabajar por menos en su desesperación de buscar una supervivencia.
En Nicaragua, en contraste, la animosidad aparece en todos los estratos educativos. Pudiera ser un resentimiento latente por los niveles de desarrollo económico y las conquistas sociales que ha logrado Costa Rica y que no se ven al lado norte de la frontera.
Con base en todo este resentimiento no extraña que la encuesta revele que la mayoría de los nicaragüenses creen lo que les dice Ortega; que Costa Rica sí tiene una fuerza armada y que es inminente una invasión a su territorio. Creen que tuvo su presidente que instalar efectivos de su ejército en la Isla Calero para evitar esa penetración de la fuerza armada costarricense en su territorio. Los costarricenses por su lado desconfían totalmente del gobierno de Nicaragua, y en su gran mayoría insisten en que se resuelva el problema por alguna vía internacional.

Carlos Denton
cdenton@cidgallup.com

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