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Seguridad ciudadana y construcción de infraestructura. Dos grandes problemas nacionales

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 28 julio, 2017


No hay soluciones sencillas. Todas son duras, todas son indispensables. Se requiere más ejecutividad. Más liderazgo positivo

Sinceramente

Seguridad ciudadana y construcción de infraestructura. Dos grandes problemas nacionales


Un país no puede vivir en permanente inseguridad ciudadana. Diferentes son los conceptos de la inseguridad provocada por las guerras del narcotráfico y a estos dos diferentes problemas debe el país construir diferentes soluciones. Yo espero que los señores candidatos a la presidencia de Costa Rica para la elección de 2018 nos hablen y nos propongan abundantes soluciones para enfrentar un problema que a ratos pareciera salirse de las manos. Los costarricenses estamos ávidos de escuchar ideas y propuestas. Todos queremos sinceridad, respuestas y soluciones a nuestros problemas más serios.

La seguridad ciudadana requiere un enfoque de integración comunitaria y familiar, la lucha contra el narcotráfico requiere organizar la inteligencia policial al mejor nivel y la operación de equipo aéreo, naval y terrestre de nivel mundial con personal altamente entrenado. Hay que tener claro que peleamos una guerra contra el narcotráfico por la demanda que existe en el mercado de Estados Unidos. El problema de consumo de las drogas requiere un cambio de enfoque más hacia el tratamiento de las adicciones y menos hacia la penalización de las mismas. El prohibicionismo eleva los precios de la droga y décadas de prohibicionismo no han conducido más que a violencia extrema. El consumo ha crecido con el prohibicionismo. La prohibición del consumo de licores en Estados Unidos generó fenómenos similares al que vivimos con las drogas.

En este ámbito la corrupción generada por los volúmenes de dineros transados y lavados requieren una inteligencia clara que verifique que los oficiales cumplen con sus deberes y a su vez es indispensable la rotación de los mismos mandos para impedir que los narcotraficantes se alíen y se coaliguen con los mandos policiales y con la inteligencia. Por dura que parezca esta guerra sucia contra el narcotráfico, requiere previsión y frialdad en las soluciones y respuestas.

Los asesinatos han ido creciendo y los crímenes en general de igual manera. Muchos delitos y afectaciones de la seguridad ciudadana derivan como consecuencia del narcotráfico, el lavado, el comercio de drogas, la distribución local y el cobro de cuentas y el ajuste de las responsabilidades personales de haber incumplido con los narcotraficantes.

Este mundo del narcotráfico, de la legitimación y del lavado de capitales y del sicariato cada vez nos resulta más evidente por su violencia y debemos transformarnos en un país incómodo para las bandas y carteles. La interrupción de su cadena de reaprovisionamiento, la destrucción de sus redes locales de distribución y sus procesos logísticos de almacenamiento y venta, y claro está la disuasión y bloqueo del lavado y legitimación de sus capitales habidos con sangre y vidas humanas resultarán en el abandono de la plaza o la disminución de los operadores en Costa Rica.

No hay soluciones sencillas. Todas son duras, todas son indispensables. La salud pública y la tranquilidad ciudadana dependen de ello.

En otro extremo, la construcción de la infraestructura nos presenta otro tremendo problema nacional. Existe un formidable rezago en la construcción. Existen una tremenda batalla y un bloqueo sistemático de los proyectos de concesión pública, aparentemente ha habido un manejo en extremo inadecuado de las mismas, y la construcción valiéndose de cuadrillas y equipos gubernamentales es rechazada por propios y ajenos por sus resultados históricos. Sigue una batalla de décadas entre quienes desean ver al Estado construyendo y quienes desean que los ciudadanos y empresas lo hagan.

No puede ser el país competitivo si carece de los medios de transporte y movilización interna adecuados. A principios del siglo XX la ciudad de San José tuvo un formidable tranvía eléctrico en el que se transportaban presidentes, diputados y ministros. Era suficientemente cómodo y bueno que la población sin distingos lo utilizaba. Fueron levantadas sus vías y dispersado su equipo al inicio de los años 50. Acabamos con algo valioso en lugar de transformarlo y modernizarlo.

Carecemos de trenes de cercanía, no opera en la Gran Área Metropolitana un sistema integrado de transporte en el que tranvías, un metro y trenes de cercanía complementen a los autobuses que no habrán de desaparecer pero que verán los otros sistemas operando con ellos.

Carreteras de cuatro y seis carriles a las costas no las hemos podido construir. Modernización del corredor Cartago San José presenta día a día tremendas presas. El corredor San José Alajuela presenta casos similares. Los problemas todos los conocemos, pero las soluciones algunas diseñadas y plata en mano no caminan.

Se requiere más ejecutividad. Más liderazgo positivo.

En este ámbito también deberá darse más intercambio de propuestas en esta campaña de 2018. No se construye un país de otra manera. No se desarrolla una patria común siguiendo otras cuestionadas sendas.

Los partidos y los candidatos deben proponer más, deben persuadirnos a los electores de sus soluciones. Casi todos los candidatos son personas serias y estudiosas. Algunos no resultan aceptables por su populismo, pero ellos también deben proponer soluciones y metas.
La patria es de todos y Costa Rica siempre es primero.

Emilio R. Bruce
Profesor
ebruce@larepublica.net
 

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