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COLUMNISTAS

¡Se cazan más moscas con miel que con hiel!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 29 septiembre, 2023


Desde muy niño escuché decir a mis mayores un versillo que reza: “A un pastel de rica miel diez mil moscas acudieron y por golosas murieron presas de patas en él.” Nunca escuche que fuera un pastel de vinagre el que atrajera a las moscas. Nunca he escuchado que a punta de agresiones e insultos se logre conseguir la buena voluntad de un grupo en una empresa, un aula o un parlamento.

Ayer quedó clarísima la responsabilidad de la oposición en la aprobación del resello. Ayer quedó claro para la Unión Europea, así como para los electores que fueron los partidos de oposición los que sostuvieron criterios opuestos en asuntos puntuales del proyecto vetado por el ejecutivo lo que les llevó a este sonado resello. También es claro que este resello dejó cicatrices indelebles con algunos diputados y diputadas a quienes de manera muy inapropiada se les atacó en lo personal por emitir libremente su voto en un parlamento democrático. Las diferencias en el pasado se resolvieron conversando entre adultos.

A la dama diputada que preside el partido PPSD y a quien abandonaron sus compañeros cuando se fueron a fundar otro, la increparon por votar a favor del resello tanto la Jefe de Fracción como el señor Presidente de la República con el calificativo de traidora. Nadie después del trato sufrido por ella antes de la votación por sus propios compañeros habría pensado que los acompañaría sufragando por el veto presidencial. No se piden favores luego de insultar a quienes nos los harían. No se piden concesiones con el garrote y la amenaza en la mano. No se puede esperar actitud de amistad ni de solidaridad de persona que no ha recibido un trato leal hacia ella. No se puede proceder contra el sentido común y esperar triunfar en contra de éste. “A quien has de rogar, no habrás de agraviar”.

¿Habrá alguien que crea que después de llamar a una compañera traidora ella podrá en el futuro apoyar a sus detractores? ¿Habrá alguien que crea que es posible recibir o dar maltrato e ignorar el mismo, así como las palabras dichas cuando quien las profirió necesita o quiere nuestra simpatía o ayuda? Nunca ni en el plano personal, ni en el familiar, empresarial o político se olvidan fácilmente las ofensas y las agresiones como para en un momento dado del interés de quien insultó, buscar ayuda y comprensión de la parte insultada.

Es indispensable una mayor profesionalización de los diputados en la función de legislar. Es indispensable llevar al parlamento personas con inteligencia emocional. Es urgente tener personas cuyas maneras sociales y su manejo sea el apropiado para relacionarse con otros y negociar. Negociar no es comprar voluntades. Negociar no es entregarse. Negociar es ceder acá para lograr más allá. Negociar es el claro entendimiento de que cuando se es un grupo muy minoritario en un parlamento no es dable la imposición sino el acuerdo. Los acuerdos parlamentarios se dan por definición entre grupos con intereses, ideas, ideologías y medios muy diferentes. Democracia sin parlamento no es democracia y parlamento sin oposición no es parlamento diría el Benemérito de la Patria don Fernando Lara Bustamante. Parlamentos que aprueben por aclamación solo en la Rusia estalinista, en las Cortes franquistas en España o en regímenes de esa naturaleza que no es democrática. Parlamentos que aplaudan y no sugieran o discrepen no me merecen confianza. Parlamentos a los cuales se les amenaza con centros de llamadas y visitas para presionar con troles y exaltados las tesis de unos conducen a la formación de elementos similares que generen acciones contra sus adversarios. Toda acción agresiva enfrentará una reacción de similar naturaleza. Busquemos la paz, el respeto, la concordia, así como el permanente entendimiento en nuestras vidas.

La negociación civilizada, el intercambio de alto contenido legal e intelectual, la serenidad de análisis y la altura en la conducción de los poderes es urgente. Hay que ganar altura. Hay que rescatar la dignidad y el señorío. Espero que los involucrados lo logren. Nadie debe de olvidar que en el parlamento el país se construye. Ganar altura también significa respetarse mutuamente en las funciones de estado.

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