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¡Qué espanto de clásico!

Cristian Williams cwilliams@larepublica.net | Jueves 05 agosto, 2010




¡Qué espanto de clásico!
Cero fútbol, mucha violencia y la Liga incapaz de ganar con dos jugadores más, peor imposible

El clásico 269 del fútbol nacional tiene que entrar en la historia por estar entre los diez peores, no cabe duda. Tuvo de todo, menos fútbol, así que no hay que extrañarse porque, el partido de las dos más grandes aficiones del país, se jugó a un estadio a medio llenar.
Saprissa y Alajuelense empataron a cero. Resultado meritorio para los morados, tras haber quedado con dos jugadores menos, ante las expulsiones infantiles y hasta irresponsables de sus dos capitanes, Víctor Cordero y Walter Centeno.
Resultado desastroso para la Liga, que pese a jugar 45 minutos con dos jugadores de más, fue incapaz de tan siquiera inquietar de verdad a Fausto González y dejar ir la opción más clara de vencer a Saprissa que ha tenido en muchos años.
De entrada, en el frío Rosabal Cordero, estadio que ni las dos más grandes aficiones fueron capaces de llenar, el juego inició parejo, Alajuelense mejor parado, con posesión de la pelota, pero sin profundidad.
Saprissa esperaba y esperaba, pero cada vez que se animó a cruzar la media cancha generó peligro, como lo hizo Walter Centeno a los 12 minutos cuando estrello un remate en el horizontal.
Luego Alejandro Sequeira dejó de cara al gol a Armando Alonso, quien con cero capacidad remató al cuerpo de Patrick Pemberton y dejó la más clara oportunidad de anotar.
Pero en medio de eso, tontamente los futbolistas de los dos principales equipos del país, comenzaron a agredirse mutuamente, patadas iban y venían, manotazos, y todas las acciones antideportivas pensadas.
Pero la más fuerte, desagradable y violente provino de quien menos se esperaba, del capitán morado, de Víctor Cordero, quien pateó sin contemplaciones a Mario Camacho. Expulsado y aunque no se crea, fue capaz de reclamar.
No pasó más, o al menos nada digno de mencionar, ya que todo eran golpes y más golpes, que hasta se extendieron a la gradería donde la afición manuda se lío con la policía.
La esperanza de que la complementaria fuese mejor, se la trajo abajo muy rápido Walter Centeno, quien a los tres minutos, agredió brutalmente a Kevin Sancho, que aunque ameritaba cárcel el silbatero lo premió con una amarilla, que por suerte ya era acumulativa y vio la roja.
Lo premió porque ahora sólo estará fuera de la cancha una fecha, pese a que pudo haber lesionado de gravedad a un compañero de profesión.
Volviendo al fútbol, al menos al análisis de lo que se vio en el juego, a la Liga le quedaban 45 minutos para arrollara a los morados y quedó debiendo.
Roy Myers, quien también fue expulsado por sus reclamos, no envió a su equipo a atrincherarse, sino que lo ordenó, acomodó las marcas y, ayudado por una muy mala Liga, logró el objetivo de no perder.
Aunque parezca mentira y cueste creer, Saprissa supo como jugar con dos hombres menos, sin pasar penuarias y hasta estar cerca de anotar en dos oportunidades.
La Liga, pese a los tres cambios de Oscar Ramírez, no pesó, no se hizo sentir, fue muy poco y cayó muy rápido presa de la desesperación e impotencia.
Pero en fin, si puede borrar de su disco duro este juego, hágalo, que no se perderá nada.

Cristian Williams
cwilliams@larepublica.net






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