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Prensa y democracia

Nuria Marín nmarin@alvarezymarin.com | Lunes 14 septiembre, 2009


Pocas imágenes han sido tan espeluznantes como el vídeo de decapitación del periodista Daniel Pearl pocos meses después del 11 de setiembre de 2001. Su historia no es única. Anualmente mueren decenas de valientes profesionales, quienes no dudaron en arriesgar su integridad física y personal con tal de llevar a la ciudadanía información imparcial y veraz, poderoso instrumento frente a los abusos en el mundo.

Según el CPJ (Committe to Protect Journalists) en los últimos 17 años han muerto 742 profesionales entre los que destacan reporteros de prensa escrita (31,4%) de televisión (21,4%), editores (15,8%), camarógrafos (10%), columnistas (9,3%) y fotógrafos (7,7%). Estas cifras no contabilizan las persecuciones, secuestros, desapariciones, detenciones o lesiones sufridas.

No es de extrañar que un porcentaje significativo de muertes ocurriese durante conflictos de carácter militar o civil como son los casos de Irak, Algeria, Rusia, Colombia, Filipinas, Somalia, India, Pakistán, Bosnia o Afganistán en donde la cobertura de los hechos se acompaña con una lucha personal por la sobrevivencia diaria.

Existen también aquellos que por documentar crueles realidades sociales se pueden convertir en una víctima más de aquello que denuncian. Quizás el caso más reciente es el asesinato del fotógrafo franco-español Christián Poveda en San Salvador quien realizó una pieza sobre las pandillas.

El caso de la reportera sudanesa Lubna Hussein es otro ejemplo de heroísmo. Arrestada por llevar pantalones, renuncia a su inmunidad diplomática (ONU) y se somete a la justicia. Es condenada a un mes de prisión y una multa que se ha rehusado pagar. Probablemente por su exposición pública, se libró de la pena de 40 latigazos.

En la búsqueda de la verdad estos valientes profesionales realizan labores de investigación y denuncia que en muchos casos afectan intereses de la más diversa naturaleza. Ejemplos cercanos a nuestra tierra son los asesinatos del nicaragüense Pedro Joaquín Chamorro, de Ivannia Mora y Parmenio Medina.

Estos sacrificios que pagan quienes ejercen el periodismo son altos pero necesarios precios para sustentar pilares fundamentales de la vida en democracia. Sobre sus hombros descansan ni más ni menos que la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos.

En las democracias modernas y maduras, una ciudadanía informada y crítica opera como un esencial contrapeso (cuarto poder) en la prevención y represión de abusos de los poderes públicos y los intereses particulares.

Es por tal razón, que como costarricenses deben preocuparnos acciones de gobiernos como Venezuela, que tratan de acallar toda fuente de oposición, recurriendo entre otros a la persecución, cierre, o amenaza de cierre de algunos medios de comunicación. En juego están no solo las libertades individuales sino la democracia misma.

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