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COLUMNISTAS


12 de octubre

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 05 octubre, 2022


Tradicionalmente esta fecha era celebrada en grande, no solo en Costa Rica sino en todo el continente y en la propia España. Con ella se recordaba la llegada de los españoles y europeos, en su viaje hacia las Indias Occidentales, creyendo haber llegado a ellas, hasta que poco tiempo después del primer contacto que tuviera el Almirante Cristóbal Colón, por los recorridos que se hacían, Américo Vespucio, tuvo idea de la grandeza de las tierras y de que se estaba ante nuevas tierras, no conocidas hasta entonces. Las descripciones que él empezó a hacer de sus viajes permitieron conocer las tierras de “Americus”, de donde derivó finalmente el nombre de continente, sin que Colón, a su muerte, en 1506, tuviera conciencia de este nuevo continente, que lo había visitado, encontrado, o “descubierto”.

Para los europeos de su tiempo la expansión de los reinos era normal. Se podía expander tanto un reino mientras no se encontrara la presencia de otro reino, donde se fijaban los límites o reconocimientos respectivos.

Los viajes a la India y a la China habían desarrollado una importante actividad de rutas comerciales, algunas asociadas a productos de donde derivaban sus nombres, la seda, las especias, la canela, el jengibre, la pimienta, el oro, las piedras preciosas, que eran productos difíciles de obtener y caros. Con ellas se conectaban China, Asia Central, India, Persia, Arabia, Siria, Turquía y una parte de África del Norte y Guinea, aparte de Europa.

Los conflictos que se daban, en esa época, por el control de esas rutas, obstaculizaron el comercio y surgió la necesidad de buscar nuevos caminos. En esos viajes comerciales se procuraba establecer factorías y construir fortalezas.

Los navegantes de Colón contaban con cartas de navegación en las que estaban marcadas, con cuadrantes, las costa conocidas hasta entonces, como se hacía con los recorridos por la costa africana. Tenían instrumentos como la aguja de marear, una aguja náutica o compás, con la cual podían dirigir el barco respecto a la línea norte-sur del horizonte, también el cuadrante, que era usado para medir ángulos en astronomía y navegación, con el cual se podía medir la latitud en la que se hallaba el barco, igualmente, las ampolletas, que eran relojes de arena con los cuales se estimaba el tiempo en altamar, hasta 30 minutos, según el tamaño de la ampolleta, usaban también el escandallo, una especie de sonda, que se dejaba caer al mar para tratar de medir la profundidad sobre la que se navegaba, y el astrolabio que era un instrumento astronómico que permitía determinar la posición y altura de las estrellas sobre el cielo.

El astrolabio lo usaban navegantes, astrónomos y científicos para localizar los astros, observar su movimiento, determinar la hora a partir de la latitud, y para medir distancias por triangulación, siendo muy parecido a la brújula lo que permitía que los navegantes se guiaran, tenían reglas y tablas con cálculos como las tablas astronómicas, y la brújula magnética que señalaba el sur magnético que correspondía con el norte geográfico.

Con estos instrumentos, y con el conocimiento de la redondez de La Tierra, que se sabía desde los antiguos griegos, cuando Eratóstenes había medido un arco terrestre, Colón se aventuró a superar la navegación de cabotaje, puesto que las técnicas de este tiempo no permitían alejarse mar adentro, por lo que se desplazaban con la costa a la vista pero, en su viaje hacia las Indias, Colón cruzando el Atlántico se alejaba de las tierras conocidas. Este fue su mérito, una empresa de enorme valor en ese momento. Por ello buscando las Indias por la ruta occidental, y no por las tradicionales, por el oriente, al llegar a las nuevas tierras para él, llegaba a las Indias Occidentales, como primeramente fueron conocidas las tierras americanas.

El Almirante hizo su viaje pensando dirigirse a la India, en razón de los obstáculos y conflictos que existían en la rutas tradicionales. El trazo de la nueva ruta no fue casual. Colón había sido formado en academias náuticas donde se estudiaban mapas, informaciones que desde la antigüedad se tenía y sabía de la redondez de La Tierra. De este modo diseñó su ruta, sin tener conciencia de la existencia del hoy continente americano, a pesar de que otros pueblos europeos, siglos antes, como los normandos o vikingos, habían llegado al norte del continente.

La presencia Normanda, que fracasó como expedición colonizadora, no tuvo la trascendencia en Europa en su época porque aún no se habían desarrollado las bases del sistema capitalista, que apenas estaba en sus albores. De allí la ignorancia de aquel evento para las futuras expediciones europeas, españolas y portuguesas particularmente.

Cuatro viajes marcaron la presencia en el continente de Colón. El tercero lo llevó a la desembocadura del Orinoco, donde emocionado por la belleza de su geografía creyó haber llegado al Paraíso terrenal, teniendo una etapa de misticismo profundo. El cuarto viaje lo trajo a las costas centroamericanas y el 25 de setiembre de 1502 le hizo pisar, y pasar varios días, en la Isla hoy de la Uvita, frente el litoral de Limón en Costa Rica, encontrando que los habitantes de esa zona eran los más instruidos de la región.

La llegada de Colón al continente marcó una nueva época histórica. Incorporó el continente al mundo existente. Hizo con ello que surgiera la Historia Universal de la que hoy hablamos. Provocó la primera globalización y nuevas relaciones internacionales, de comercio y de intercambio económico, e hizo surgir el mundo moderno y los nuevos sistemas coloniales y de opresión nacional que desde entonces empezaron a desarrollarse hasta avanzado el siglo XX, donde alcanzó su máxima expresión, cuando concluyó la desintegración mundial del colonialismo, quedando aún muy pocas situaciones de enclaves y países coloniales clásicos.

Los españoles mismos no tuvieron conciencia histórica de su llegada a América. Los primeros tres siglos de ese arribo no se celebró. Fue el cuarto centenario que provocó la Feria Mundial de Barcelona, en 1892, donde se adquirió esta conciencia y se empezó a celebrar con más fuerza el así llamado Descubrimiento de América y se desarrolló el concepto de España como la Madre Patria. Inmensa cantidad de sitios en los distintisn páises empezaron a llamarse con el nombre Colón. Los tenemos en Costa Rica, empezando por la moneda nacional.

Colón traía las instrucciones, y documentos emitidos por los Reyes españoles, que le autorizaban y legitimaban a tomar posesión de tierras, hombres y sus riquezas naturales que no formaran parte de otros estados europeos, y de esa manera expander y engrandecer el Reino de España, del que uno de sus reyes llegó a afirmar que en sus tierras nunca se ponía el sol debido a la extensión de su dominio, como era de extenso el Virreinato de Nueva España, o México, al cual pertenecimos.

Así se inició la nueva historia para el continente, la de la llegada de los españoles, luego de los portugueses y más tarde el resto de europeos que hicieron presencia en el continente disputando tierras y dominio.

Esta llegada marcó una época de violencia, violencia histórica que diseñó desde entonces el futuro de estos pueblos, y más tarde, a su Independencia, el mismo futuro de las naciones que surgían resultado de la violencia institucionalizada que los españoles y europeos habían marcado y estructurado.

Dos etapas marcaron su presencia, la conquista y la colonia. La conquista la más violenta, la más fiera, la que impuso la presencia española y europea por la fuerza, a sangre y fuego, y exterminio. La colonia, cuando estaban dominados los pueblos y se ejercía control territorial aceptable que permitió a los españoles y europeos empezar a disfrutar la explotación de las tierras y sus hombres en función de su desarrollo económico, época que aunque existían aún resistencias y rebeliones indígenas contra la dominación ya eran más fácilmente enfrentadas y aplacadas, y los dominados cada vez más se iban identificando con el proceso dominador y sus representantes.

La violencia impuesta y ejercida por los españoles y europeos adquirió distintos niveles y expresiones, toda en función de hacer valer su dominio y sometimiento de pueblos y tierras.

Con frecuencia, ewn el caso costarricense, y es lo más común, señalar que el Gran Almirante, Cristóbal Colón, estuvo en la Isla hoy conocida como La Uvita, al frente del Puerto de Limón actual, que los indígenas del Caribe llamaban Quiribrí, cuando realizaba su cuarto y el último de sus viajes, sobre la costa centroamericana, viaje que había iniciado en Honduras y que lo termina en Panamá.

En tierras hoy costarricense estuvo Cristóbal Colón 11 días, desde el 25 de setiembre de 1502, cuando llegó a estas costas. Este cuarto viaje lo hizo zarpando desde la Martinica. En este viaje llegó a la isla Guanaja, cerca del Cabo de Honduras, el cual bautizo con el nombre de Gracias a Dios. Aquí empezó a recorrer la costa hondureña y luego la nicaragüense, hasta llegar ese 25 de setiembre a Cariari, hoy Limón. Esta islita de Quiribrí la bautizó La Huerta.

El 5 de octubre continúo su viaje hacia el sur, hacia Panamá, hasta la Bahía de Zorobaró, en Veragua, que hoy se le llama Bahía del Almirante en su honor.

Los viajes que hacían los conquistadores, y también los colonizadores, en muchas ocasiones fueron recogidos por escribientes, y por historiadores contemporáneos de los conquistadores.

En 1884 el historiador León Fernández, a quien le debemos importante recopilación documental histórica costarricense, escribió “El Pueblo de Cariari”, artículo que su hijo, otro gran Historiador, Ricardo Fernández Guardia, publicó el 27 de noviembre de 1887 en el periódico La República, donde confirma la estancia de Colón en Cariari y su salida el 5 de octubre hacia Zorobaró, donde llega el 6 de octubre. León Fernández señala que tal vez sea difícil precisar el sitio de asentamiento del pueblo de Cariari, sosteniendo él la tesis que se podía encontrar “a la boca del Río Reventazón o del Matina…o en lo que hoy es puerto de Limón, a juzgar por la isla Quiribrí que se hallaba frente al pueblo de Cariari”.

Así las cosas, Cristóbal Colón estuvo en Costa Rica desde el 25 de setiembre al 5 de octubre del 1502. Desde su paso por Costa Rica hasta el descubrimiento del océano Pacífico, en setiembre de 1513, por Vasco Núñez de Balboa, Costa Rica fue desatendida e ignorada por los españoles, a pesar de que en 1508 la Junta de Navegantes de Burgos crearon las Gobernaciones de Veragua y Urabá, que comprendía desde el Cabo de Gracias a Dios hasta la mitad del Golfo de Urabá.

A partir de 1513 se empezó a poner más atención a Costa Rica. Con la llegada al Océano Pacífico se intensificaron las expediciones de conquista hacia el sur y norte, y el 18 de octubre de 1519 se llegó al Golfo de Nicoya después de pasar Punta Burica y el Golfo Dulce. A partir de este momento se inicia el proceso de conquista de Costa Rica hasta el asentamiento de los españoles en el Valle Central.

De su estancia Cristóbal Colón nos dejó una visión de la Costa Rica de ese momento, y de la cultura indígena que le tocó tratar.

De los relatos narrados por los cronistas de Colón tenemos los siguientes datos:

1.- La zona de Quribrí era de un “ambiente” que “recreaba la naturaleza”, y por la riqueza de sus naturaleza la llamó “La Huerta”, que “parecía un vergel deleitable”.

2.- Que Cariay Colón la llamó Mirobalano, por el árbol que era común en la región, un árbol que los españoles conocían de frutos rojos, amarillos o negros, con un tamaño no más grande que una ciruela, que se usaba para asuntos medicinales como para teñir, en tintorería. Cariai lo ubican a la par de un “graciosísimo río”.

3.- Que los habitantes en “tierra firme eran de la mayor gente, país y sitio que hasta entonces habían hallado”.

4.- Que en la playa se presentaron cuando llegaron unos 300 indígenas, armados de dardos, de arcos y flechas, con macanas y varas de palma, cuya punta iba armada con huesos o espinas agudas de peces…“con muestras de querer defender su tierra”.

5.- Que los indígenas eras pacíficos y hospitalarios, que esperaban ver qué querían los españoles, “la gente nueva”.

6.- Que los indígenas querían establecer contacto, el que se hizo una vez que mostraron que iban en paz, para lo cual a nado llegaron “para hacer tratos y permutar objetos”.

7.- Que unos y otros no se entendían por el idioma.

8.- Que los objetos que se cambiaron los indígenas los dejaron en la playa “sospechando que esos regalos tendrían alguna trampa”, porque los españoles tampoco quisieron recibir lo que los indígenas les llevaron. Los objetos de los españoles eran “mantas, camisetas”, los de los indígenas “aguillas de guananí…oro muy bajo que llevan colgado al cuello.

9.- “Tanta cortesía y tanta benignidad, que dar les gustaba más que recibir”.

10.- Enviaron a los españoles dos muchachas doncellas de elegante figura, acompañadas de un viejo, “una de ocho años y otra de catorce”, de contextura fuerte, las cuales se las podían llevar, “sin muestras de dolor o tristeza”...”viéndose entregar a gente tan extraña”. Colón las hizo vestir y les dio de comer. Estas, como las demás mujeres, se cubrían las ingles con una venda de algodón, que tal es la costumbre de las mujeres cariarenses y la de los hombres ir desnudos”. Colón las hizo vestir, les dio regalos para sus padres y las devolvió, “para que los indígenas entendiesen que no eran gente que solía usar mal de las mujeres”.

11.- Los españoles hasta el segundo día de estar en Quiribrí llegaron a la playa, con la intención de “reconocer la población…, sus costumbres y naturaleza, junto con la calidad de país”.

12.- En la playa Colón le pidió a un escribano que hiciera un relato, de lo que hablaban. Los indígenas al ver el papel y pluma, “se alborotaron de tal forma que la mayor parte se dio a la fuga…por el miedo de que estuvieran hechizados con palabras o signos”.

13.- Que los indígenas al acercarse a los españoles les esparcían humos con “ciertos polvos y con sahumerios”.

14.-Colón tomó dos, entre siete hombres para que aprendieran el español y ellos el “cariai”, por ser “estos los indios de más razón que en todas partes se habían encontrado”, además de quererlos para “guías en aquella costa”, lo que provocó una movilización de indígenas para impedir que se los llevasen.

15.- Cogieron un mono y un jabalí que se pelearon en el barco, ganando el mono que ahorcó al jabalí.

16.- Observaron grandes ranchos o chozas, “palacios grandes”, de madera y cañas. En uno de ellos “también los de Cariai conservan, desecándolos en parrillas, los cadáveres de sus próceres y sus padres, envolviéndolos en hojas de arboles…los bosques y las selvas les sirven de sepulcro”. Vieron tres cadáveres en este estado, “sin mal olor, y envueltos en paños de algodón”. Y sobre las sepulturas “había una tabla en la que estaban esculpidos algunos animales, o la figura del que estaba sepultado, adornado con muchas joyas”.

17.- Que en Cariay y Quiribrí aprovecharon los españoles para reparar los navíos.

Así, es claro que nuestra comunidad indígena al momento de la llegada de los españoles era de gente pacífica, amigable, que vivía en grandes chozas, donde compartían varias familias, más de cien personas, de la región eran los más “cultos”, conocedores de varias lenguas indígenas, y con conocimientos de “medicina”, que les permitía preparar y mantener cadáveres por algún tiempo antes de su sepultura.

Colón, su hermano, el Adelantado, que fue el primero en tocar suelo costarricense, y los españoles que estuvieron en Quribrí y Cariai opinaron positivamente sobre nuestra cultura aborigen que allí encontraron. Los indígenas los recibieron como “iguales”, con prudencia, pero como “iguales”.

Son las circunstancias del proceso de conquista, años después, y de penetración en el territorio nacional, a partir de 1519, con el afán de dominación, que los indígenas ofrecen resistencia a la violencia de qué eran objeto, violencia que se mantiene, de distintas formas durante todo el período de la conquista y aún de la colonia.

Américo Vespucio había hecho viajes siguiendo las rutas de Colón entre 1497 y 1503, y en 1504 y1505 se publicaron sus cartas que hacían ver esta nueva situación. En España se usó el nombre de Indias y de Indias Occidentales todavía hasta el siglo XVIII.

Colombia terminó, más tarde, siendo denominada así en honor al Gran Almirante.

Para esta época ya se conocían los continentes de Europa, Africa y Asia, ya señalados en el mapa de Ptolomeo, que en estos años tuvo una reedición actualizada. Los otros continentes de acuerdo a las tradiciones mitológicas se denominaron en consideración a dioses, así, Europa debe su nombre a una ninfa de la que se enamoró el Dios Zeus, Asia se le consideraba la madre de las fuentes y de los ríos, quien era hija del Dios Océano, quien dio origen, a la vez, a Oceanía. Africa es por su origen etimológico griego una región que significa “cálido, expuesto al sol”, y por su origen latino responde al Dios Africanus, con el que se referían al viento del suroeste. Originalmente, se usó este nombre de Africa para la parte norte del continente, para la región de Cartago, la más cercana a Sicilia.

Lo que originalmente se llamó “descubrimiento” de América, desde la celebración del quinto Centenario de la llegada de los españoles y europeos, hoy le llamamos Encuentro de Culturas. En el 2008 el Presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, rebautizó el 12 de octubre llamando a celebrarlo, en su país, como el “día de la resistencia indígena”.





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