Phoenix envía sus primeras imágenes de Marte
| Martes 27 mayo, 2008
Phoenix envía sus primeras imágenes de Marte
Sonda recogerá muestras de hielo y de la tierra que la rodea para poder determinar la existencia de material orgánico
Washington
EFE
La sonda Phoenix, tras posarse con éxito en una zona del polo norte de Marte, ha comenzado a enviar las primeras imágenes de la superficie del planeta rojo que han sido calificadas por el equipo de la NASA de “absolutamente hermosas”.
La sonda, después de haber tocado superficie a las 23.53 GMT del domingo, desplegó sus paneles solares y dos horas después envió las primeras 50 imágenes de prueba desde Marte, la mayoría de su propia estructura, confirmando así que había llegado salvo a su destino.
Las imágenes muestran una superficie plana, seca y rojiza, que está limitada por líneas rectas en forma de polígono.
“Vemos la ausencia de rocas como esperábamos, vemos los polígonos que hemos visto desde el espacio; no vemos hielo en la superficie, pero pensamos que lo veremos por debajo de la misma; me parecen estupendas (las imágenes)”, dijo Peter Smith de la Universidad de Arizona y principal investigador de la misión Phoenix.
La alegría de los responsables de la misión era comprensible, teniendo en cuenta que ha sido el primer aterrizaje exitoso y sin globos amortiguadores en Marte desde la Viking 2 en 1976.
De hecho, solo cinco de los 11 ingenios mandados por Estados Unidos y otros países al planeta rojo han logrado posarse en su superficie.
“Ver estas imágenes después del aterrizaje exitoso reafirma el meticuloso trabajo que ha hecho un gran equipo durante los últimos cinco años”, señaló Barry Goldstein, jefe del proyecto Phoenix.
Después de haber superado con el aterrizaje el momento clave de la misión, la sonda afronta ahora un nuevo reto: el de usar por primera vez su brazo robótico.
Entonces, comenzará su misión en una región septentrional jamás visitada por un artefacto espacial.
Durante tres meses Phoenix recogerá muestras de hielo y de la tierra que la rodea para poder determinar la existencia de material orgánico.
Para sus labores cuenta con una especie de cuchara con tres láminas de metal, que es capaz de romper hielo tan duro como el cemento.
Las muestras que recabe Phoenix, que funciona mediante energía proporcionada por sus paneles solares, serán analizadas por un laboratorio en la cubierta de la sonda.
Una especie de horno hará fundir el hielo y los vapores que se analicen proporcionarán información valiosa sobre los minerales que contienen las muestras.
Ese paso demostrará, según los científicos, si el hielo se ha derretido alguna vez y si la región, que abarca casi el 25% de la superficie del planeta, es habitable.
La existencia de hielo bajo la superficie de las latitudes más altas del planeta fue confirmada a comienzos del 2002 por el orbitador Mars Odyssey.
El objetivo de Phoenix es establecer si existieron en la región del polo norte de Marte condiciones favorables al desarrollo de algún tipo de vida microbiana.
En concreto, la composición y la textura del terreno podrían suministrar alguna pista de si el hielo se diluye como resultado de ciclos térmicos y si las muestras contienen compuestos de carbono, un elemento básico en la formación de vida.
Por otra parte, las cámaras de la nave, así como su estación meteorológica proporcionarán información sobre el ambiente.
La misión de Phoenix debió realizarse en el 2001, pero fue cancelada tras la pérdida de Mars Polar Lander en 1999 luego de su descenso en algún sitio cerca del polo sur marciano.
La NASA ha presupuestado el proyecto con 420 millones de dólares. La Agencia Espacial Canadiense contribuyó con $37 millones a la misión, que lo ha destinado a una de las estaciones meteorológicas de la sonda.
Phoenix utiliza tecnología de la sonda Surveyor construida para el lanzamiento que la NASA iba a realizar en 2001.
Los investigadores que propusieron la misión Phoenix hace algo más de cinco años vieron en el inutilizado aparato espacial la oportunidad para lograr nuevos desarrollos tecnológicos y científicos.
El exitoso aterrizaje de la sonda el domingo y las primeras imágenes del planeta rojo son la mejor prueba de que su visión y sus esfuerzos han merecido la pena y representan una importante recompensa.
Sonda recogerá muestras de hielo y de la tierra que la rodea para poder determinar la existencia de material orgánico
Washington
EFE
La sonda Phoenix, tras posarse con éxito en una zona del polo norte de Marte, ha comenzado a enviar las primeras imágenes de la superficie del planeta rojo que han sido calificadas por el equipo de la NASA de “absolutamente hermosas”.
La sonda, después de haber tocado superficie a las 23.53 GMT del domingo, desplegó sus paneles solares y dos horas después envió las primeras 50 imágenes de prueba desde Marte, la mayoría de su propia estructura, confirmando así que había llegado salvo a su destino.
Las imágenes muestran una superficie plana, seca y rojiza, que está limitada por líneas rectas en forma de polígono.
“Vemos la ausencia de rocas como esperábamos, vemos los polígonos que hemos visto desde el espacio; no vemos hielo en la superficie, pero pensamos que lo veremos por debajo de la misma; me parecen estupendas (las imágenes)”, dijo Peter Smith de la Universidad de Arizona y principal investigador de la misión Phoenix.
La alegría de los responsables de la misión era comprensible, teniendo en cuenta que ha sido el primer aterrizaje exitoso y sin globos amortiguadores en Marte desde la Viking 2 en 1976.
De hecho, solo cinco de los 11 ingenios mandados por Estados Unidos y otros países al planeta rojo han logrado posarse en su superficie.
“Ver estas imágenes después del aterrizaje exitoso reafirma el meticuloso trabajo que ha hecho un gran equipo durante los últimos cinco años”, señaló Barry Goldstein, jefe del proyecto Phoenix.
Después de haber superado con el aterrizaje el momento clave de la misión, la sonda afronta ahora un nuevo reto: el de usar por primera vez su brazo robótico.
Entonces, comenzará su misión en una región septentrional jamás visitada por un artefacto espacial.
Durante tres meses Phoenix recogerá muestras de hielo y de la tierra que la rodea para poder determinar la existencia de material orgánico.
Para sus labores cuenta con una especie de cuchara con tres láminas de metal, que es capaz de romper hielo tan duro como el cemento.
Las muestras que recabe Phoenix, que funciona mediante energía proporcionada por sus paneles solares, serán analizadas por un laboratorio en la cubierta de la sonda.
Una especie de horno hará fundir el hielo y los vapores que se analicen proporcionarán información valiosa sobre los minerales que contienen las muestras.
Ese paso demostrará, según los científicos, si el hielo se ha derretido alguna vez y si la región, que abarca casi el 25% de la superficie del planeta, es habitable.
La existencia de hielo bajo la superficie de las latitudes más altas del planeta fue confirmada a comienzos del 2002 por el orbitador Mars Odyssey.
El objetivo de Phoenix es establecer si existieron en la región del polo norte de Marte condiciones favorables al desarrollo de algún tipo de vida microbiana.
En concreto, la composición y la textura del terreno podrían suministrar alguna pista de si el hielo se diluye como resultado de ciclos térmicos y si las muestras contienen compuestos de carbono, un elemento básico en la formación de vida.
Por otra parte, las cámaras de la nave, así como su estación meteorológica proporcionarán información sobre el ambiente.
La misión de Phoenix debió realizarse en el 2001, pero fue cancelada tras la pérdida de Mars Polar Lander en 1999 luego de su descenso en algún sitio cerca del polo sur marciano.
La NASA ha presupuestado el proyecto con 420 millones de dólares. La Agencia Espacial Canadiense contribuyó con $37 millones a la misión, que lo ha destinado a una de las estaciones meteorológicas de la sonda.
Phoenix utiliza tecnología de la sonda Surveyor construida para el lanzamiento que la NASA iba a realizar en 2001.
Los investigadores que propusieron la misión Phoenix hace algo más de cinco años vieron en el inutilizado aparato espacial la oportunidad para lograr nuevos desarrollos tecnológicos y científicos.
El exitoso aterrizaje de la sonda el domingo y las primeras imágenes del planeta rojo son la mejor prueba de que su visión y sus esfuerzos han merecido la pena y representan una importante recompensa.