Ni a la izquierda, ni a la derecha
Rodolfo Piza | Miércoles 06 mayo, 2015
Bienvenido el debate de fondo, la confrontación de ideas
Ni a la izquierda, ni a la derecha
El año pasado, cuando el PUSC apoyó un Directorio Legislativo compartido encabezado por el PAC y con el apoyo del FA, algunos sectores lanzaron el grito al cielo, afirmando una deriva hacia la izquierda. Ahora que se amplió el Directorio Legislativo y es multipartidista, con la presidencia del PUSC, no falta algún despistado que afirma una deriva hacia la derecha.
Ni lo uno, ni lo otro. El único compromiso es con Costa Rica. El compromiso con la libertad, la vida, la propiedad, los derechos humanos, la educación pública, las garantías sociales o la seguridad social, no es un compromiso de izquierdas ni de derechas; es un compromiso constitucional que nos obliga a todos.
Mientras algunos líderes se decantan por la izquierda como la tabla de salvación de sus partidos y los de derecha niegan su apellido; los socialcristianos preferimos decir que estamos “sursum” (por encima de, hacia arriba).
La expresión es de Monseñor Sanabria, quien hablando a la Confederación Costarricense del Trabajo “Rerum Novarum”, el 1° de mayo de 1945, insistía: “Yo no estoy ni a la izquierda, ni a la derecha, ni en el centro… La Iglesia no tiene más orientación que esta: ‘Sursum’, hacia arriba”.
Para avanzar como sociedad, conviene desligarnos de etiquetas peyorativas (“neoliberales”, “comunistas”, etc.) y concentrarnos en las respuestas que cada grupo y cada persona (al margen de su ubicación en partidos o corrientes filosóficas), da a los temas fundamentales de nuestra sociedad: empleo, trabajo decente, informalidad, emprendedurismo, eficiencia en la gestión pública, exceso de trámites y de trabas, escolaridad, calidad de la educación, defensa de las libertades y derechos, atención oportuna en salud, apoyo a personas discapacitadas, sostenibilidad de las pensiones, combate a la pobreza, equidad, desarrollo científico y cultural, infraestructura, respeto a la familia y a la diversidad sexual, seguridad jurídica, agricultura, protección del medio ambiente, etc.
No se trata de negar diferencias, sino de buscar consensos, incluso a partir de las diferencias. Lo que más conviene al diálogo y al debate de fondo es una cura de desintoxicación ideológica.
Es tiempo de dejar atrás la política del desencuentro y del pelotazo, de la intolerancia. Bienvenido el debate de fondo, la confrontación de ideas, la fisga, el discurso comprometido, pero, sobre todo, la altura de miras.
Es tiempo para el verdadero cambio, para el entendimiento, para negociar, ceder y concretar legislación pendiente. Sin negar ninguna agenda: ni la de contención del gasto público, ni la del equilibrio fiscal; ni la de simplificación y eliminación de trabas y trámites, ni la de diversidad sexual; ni la de reforma política, ni la de reforma social.
Nadie tiene el “monopolio del corazón”, como le hizo ver un Expresidente francés de la derecha (Giscard D’Estaing) a otro de la izquierda (Francois Miterrand), en un debate memorable.
El corazón nos pertenece a todos los que no negamos nuestra condición humana. Aunque no faltarán algunos perversos, la discrepancia está más en los métodos que en los fines. La mayoría de los costarricenses queremos una sociedad más justa, más libre, más feliz. A luchar por ella.
Rodolfo E. Piza Rocafort
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