Muertes, Obama y CR
| Martes 13 octubre, 2015
Los “aparatos ideológicos y represivos” de muchos países tienden a minimizar este tipo individual de violencia política hasta que es muy tarde
Muertes, Obama y CR
La reciente matanza en el Oregon Community College estupeface al mundo entero, y, por primera vez, el Presidente de los EE.UU. muestra más furia que dolor, ¿por qué?
El día de los hechos, hablando de armas, Obama centró su discurso en que “la falta de acción es una decisión política”. Remarcable frase de la que analizaré dos aspectos.
Primero, ¿qué significa en sí tal acusación?
Cuando el Presidente habla de inacción política es una acusación directa al Congreso estadounidense. En mi opinión, tal frase es justificable. Obama es, quizá, el Presidente, cual Excálibur, que ha luchado con mayor ahínco para regular el uso de armas y quiénes tienen derecho a tenerlas.
Ni republicanos, ni demócratas han votado las planteadas reformas hechas por Obama al respecto. Preocupan aquí dos escenarios: uno, la falta de conciencia en el Congreso respecto de la peligrosidad en cuanto a que el pueblo se arme por cuenta propia, sin casi ningún control. Dos, y más alarmante aún a nivel político, la falta de liderazgo de Obama hasta con los representantes de su propio partido.
Segundo, ¿es el crimen masivo en Oregón violencia política?
Este concepto es demasiado amplio, porque abarca desde la carencia de la “normativa de Estado” o “Estado polémico”, hasta guerras civiles, internacionales y mundiales. Sin embargo, cualquier homicidio para mostrar inconformidad con la Ley en un Estado de Derecho, sí es violencia política, así sea el hecho perpetrado por una sola persona.
Este tipo de violencia política, generalmente iniciada por un “líder”, podría extenderse hasta conformar territorios o un posible Estado terrorista (ISIS, por ejemplo).
Lamentablemente los “aparatos ideológicos y represivos” de muchos países tienden a minimizar este tipo individual de violencia política hasta que es muy tarde.
Esta violencia no solo es política, en el estricto y más puro sentido de la teoría política, es decir, tomando al “poder” como centro de la acción para justificar el fin; es también social, por su pretensión a reivindicar por la fuerza “derechos” —sean sociales, morales, territoriales o religiosos— que la persona considera le han negado y que merece.
Presenta además el peligro del “mimetismo social”, una forma de hacer proselitismo por una determinada causa y de ganar adeptos que admiran al desafiante o “líder”. El “mimetismo” también es el expansionismo o “exportación de conducta” de las acciones criminales hacia otras regiones del mismo Estado, incluso otros países.
Por supuesto que la psicología, especialmente Freud, diría que estas conductas individuales responden a la “crianza” del individuo y a sus “comportamientos aprendidos”, pero no funciona así en términos políticos ni sociológicos.
El peligro es latente en toda persona que se siente “defraudada”, “traicionada” por el Estado, por la sociedad y el sistema que en ella impera.
¿Se ha preguntado usted y a sus representantes en nuestra Asamblea Legislativa qué proyectos de ley hay en Costa Rica para evitar una posible situación similar a las matanzas ocurridas en EE.UU.?
Pensemos… sobre todo, actuemos.
Foro
Ricardo Sossa Ortiz
Periodista, sociólogo, politólogo