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Mejor callado que presumido

Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Martes 17 agosto, 2010




Mejor callado que presumido
Los compañeros que exageran sobre sus bienes materiales, logros y otros aspectos de su vida lo que reflejan es inseguridad

Uno de los hábitos que pueden ocasionar más repudio hacia un compañero de trabajo es cuando exagera demasiado sobre lo que dice tener en lo material o sobre logros alcanzados.
Las personas que presumen suelen crearse una imagen negativa y aunque sus compañeros se abstengan de hacer comentarios, no pueden evitar que esta actitud llegue a chocarles.
Se dice que “presumir consiste en tener un alto concepto de uno mismo; es, por tanto, situar al resto de las personas en una clara e injusta situación de inferioridad”, según se describe en el sitio noeresmas.com.
También se considera que esta conducta busca ganar seguridad ante los demás; esto debido a la falta de autoestima, a criterio de Doris Céspedes, psicóloga.
“Está muy relacionado con personas que han vivido carencias, entonces tratan de proyectar lo que no tienen, es una forma de no aceptar su realidad”, comentó la psicóloga Katherine Hogg.
Además influye la sociedad, en la que tener más es sinónimo de poder y algunas personas quieren responder a ese estereotipo.
“Las personas que exageran con respecto a diversas situaciones buscan una alta demanda de llamar la atención y de aceptación, se caracterizan por tener buenas relaciones sociales y laborales, es más frecuente en las mujeres que en los hombres”, comentó por su parte la psicóloga Vivian Fernández.
La profesional estima que existen dos formas de llamar la atención, una es cuando los rasgos se centran en la búsqueda de aceptación, son risueños, divertidos, buscan fácilmente una broma.
También están quienes se centran en la victimización, se muestran débiles, incapaces, solicitan ayuda y protección.
“Con este rasgo de personalidad se relaciona a las personalidades histriónicas. Es como un actor, exagera su realidad y vive para el aplauso, como si el mundo fuera el escenario y él la estrella. Para hacer reír o llorar a su público”, agregó Fernández.
La psicóloga recomienda a las personas que deben lidiar con este tipo de personajes no darle seguimiento al diálogo.
“Respuestas como ‘es cierto’, ‘¿en serio?’ y ‘tienes toda la razón’ lo desarman. No va a defenderse porque no tiene de qué”, dijo.
Por su parte, Céspedes aconseja que cuando se da en ambientes laborales lo mejor es ignorar y utilizar la comunicación asertiva, esto quiere decir que debe decir a su compañero lo real de una forma directa pero no grosera, utilizando un tono adecuado.
La misma posición tiene Gabriela Campos, gerente de Recursos Humanos de Oberg de Costa Rica, quien considera que lo más oportuno es mantener alejado a ese compañero en la medida posible, no contradecirle en lo absoluto —aunque sea difícil creerle su historia— y hasta seguirle la corriente.
“Es una situación que genera mucho estrés, es muy cansado estar escuchando siempre cosas irreales”, comentó Campos.

Melissa González
mgonzalezt@larepublica.net






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