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La agenda complementaria

Luis Mesalles lmesalles@ecoanalisis.co.cr | Jueves 18 octubre, 2007


La semana anterior hablamos sobre la necesidad de aprobar la agenda de implementación que acompaña al TLC, para que este tome vigencia. Sin embargo, para que los beneficios de este tratado se puedan maximizar es necesario poner en marcha, además, una agenda complementaria. La inversión en educación, infraestructura y seguridad ciudadana son puntos básicos, no solo para mejorar la competitividad del país, sino también para que la distribución de los beneficios sea lo más equitativa posible.

Si bien sobre lo anterior pareciera haber un acuerdo entre los principales actores políticos de la actualidad, en cuanto a su importancia, existen otros puntos de una posible agenda complementaria que no están tan claros.

Se ha hablado, por ejemplo, de que la agenda complementaria debería contener programas que ayuden a que los más pobres puedan insertarse de mejor manera a la economía, cada día más cambiante y dinámica. Además de un aumento en los programas de ayuda social focalizada, se habla de fortalecer la banca de desarrollo y dar subsidios a los pequeños agricultores que supuestamente se verían afectados con la baja en aranceles de productos agrícolas.

Aunque estos programas suenan muy atractivos desde el punto de vista político, ya que intentan ayudar a grupos de pequeños productores, su diseño de puede llevar a que los beneficios no lleguen a quienes se pretende, o incluso, que se logre a un costo muy elevado.

En el caso de la banca de desarrollo, lo que se debe buscar es dar a los micro y pequeños empresarios, más acceso a la banca a través de programas diseñados para este tipo de deudores, que tienen características diferentes a los grandes empresarios. Lo que hay que evitar a toda costa es caer en la trampa de otorgar tasas u otras condiciones de crédito subsidiadas (mala práctica erradicada hace muchos años), ya que estas llevan a distorsiones del sistema financiero y a una mala asignación de recursos, que termina beneficiando a unos pocos y dejando por fuera a muchos. La capacitación de los pequeños empresarios, para que logren formalizar sus prácticas contables y administrativas, es un tema que puede ayudar a que más productores se integren a la economía formal.

En el tema de subsidios agrícolas también hay que tener mucho cuidado, ya que se puede terminar beneficiando a unos pocos, que de todos modos no lo ocupan. Si con el TLC la papa y la cebolla quedaron excluidas, productos como leche, pollo, arroz verán sus aranceles bajar hasta dentro de 15 ó 20 años, y la mayor parte del resto de la agricultura es de exportación, ¿A quién se quiere beneficiar con este programa? Me parece que más que subsidios, se debería estar hablando de programas de reconversión para ayudar a que la productividad en todos los sectores de producción mejore. Aquí, el papel del INA, por ejemplo, en reentrenamiento de personal es un punto clave.

Por lo tanto, para lograr que los beneficios del TLC se repartan entre la mayor cantidad posible de gente, la agenda complementaria debe diseñarse de una manera tal que los beneficios vayan a muchos, y que los costos para la economía, en términos de distorsiones e ineficiencias sean lo menor posible.

*Socio-Consultor Ecoanálisis

lmesalles@ecoanalisis.co.cr

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