La transición de las grandes empresas petroleras a las grandes empresas mineras es parte de la transición energética actual
Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 09 septiembre, 2024
El mundo ha tenido varias transiciones energéticas que han durado décadas en realizarse, las cuales, en lo fundamental, fueron impulsadas por los continuos adelantos tecnológicos que crearon nuevas y mejores eras energéticas.
Durante el siglo XX, como parte de una transición energética que duró décadas, el petróleo se convirtió en la principal fuente de energía del mundo y fue clave para crear un nuevo orden energético mundial que potenció un desarrollo económico y el progreso social sin precedentes en el mundo.
Mientras que las transiciones realizadas en el pasado estuvieron impulsadas, en gran medida, por las enormes ventajas que las modernas tecnologías emergentes traían (económicas, sociales, etc.) y por las fuerzas de los mercados y las preferencias de los consumidores, la transición actual está siendo impulsada por las políticas climáticas de los Estados, muchas de ellas obligatorias, que buscan provocar un cambio radical en el sistema energético mundial.
Ahora en el siglo XXI, se ha iniciado una nueva transición energética impulsada esta vez por las políticas climáticas ante la urgencia de mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan y aceleran el cambio climático, el cual representa una gran amenaza para la humanidad y los sistemas naturales.
Este amplio y profundo proceso de cambio del sistema energético mundial que se busca está basado, por su naturaleza misma, en un desarrollo muy amplio de la minería de una gran cantidad de minerales críticos.
1. La transición energética provoca un cambio fundamental hacia la minería
Para poder satisfacer la creciente demanda de minerales que se dará como parte integral de la transición energética, la economía mundial pasará progresivamente de un sistema energético intensivo en combustibles a uno intensivo en minerales.
Las grandes empresas petroleras, que han dominado el mundo energético por décadas, irán cediendo progresivamente su supremacía a las grandes empresas mineras.
Conforme el mundo avance en la transición energética hacia las fuentes renovables de energía y más limpias, que conlleva paralelamente un aceleramiento de la electrificación de todos los sectores de la economía, la demanda de minerales va a ir creciendo exponencialmente.
Y para satisfacer esta creciente demanda, el mundo necesitará nuevos y mayores proyectos mineros.
Este nuevo contexto energético que está rápidamente emergiendo conlleva así nuevas oportunidades e importantes desafíos para la industria minera para poder satisfacer a creciente demanda de minerales que el nuevo orden energético necesitará.
Se prevé un fuerte, rápido y continuo aumento de la exploración, la extracción y el procesamiento de los minerales y metales esenciales que se requieren.
2. ¿Cuáles son los minerales críticos para llevar a cabo la transición energética y para el nuevo orden energético?
Entre estos minerales críticos para poder llevar a cabo la transición energética de este siglo, y para muchos otros usos de la vida moderna, se encuentran el cobre, el cobalto, el litio, el níquel, el cromo, el zinc, el aluminio, el platino, el paladio, el rodio, el rutenio, el osmio, el iridio y los minerales contenidos en las tierras raras (escandio, itrio, lantano, cerio, praseodimio, neodimio, prometeo, samario, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio, erbio, tulio, iterbio y lutecio).
La transición energética hacia un nuevo orden energético mundial no podrá darse sin el abastecimiento de todos estos minerales y metales. Las condiciones de disponibilidad y de precio de éstos marcarán en gran medida los avances de la transición energética.
La baja concentración de muchos de estos minerales en las rocas que se encuentran en la corteza terrestre, como es el caso de las tierras raras, hace que la extracción y el procesamiento sean intensivos en capital, muy complejos y que los impactos en el ambiente sean mayores.
Además de la necesidad del cobre, el cobalto, el litio, el níquel, el cromo, el zinc, el aluminio, el platino, el paladio, el rodio, el rutenio, el osmio y el iridio, solamente con respecto a las tierras raras, éstas contienen elementos claves para el funcionamiento de muchos equipos, tales como vehículos eléctricos e híbridos, turbinas eólicas para generar electricidad, sistemas de generación de energía solar, baterías, redes de telecomunicaciones, computadores, catalizadores, pantallas LCD, equipos de hospitales, teléfonos celulares, equipos electrónicos de consumo, bombillas LED de bajo consumo eléctrico, refrigeración, tubos de rayos X, vidrios especializados y muchas otras aplicaciones de consumo.
3. Papel de la minería en la transición energética
Un artículo titulado “El papel de la minería en la transición energética”, publicado por Minería Sostenible de Galicia, señala lo siguiente:
• La minería y las energías renovables están intrínsecamente relacionadas, y aunque a simple vista este nexo de unión no sea tan fácil de apreciar, sin los materiales extraídos de las canteras, no sería posible fabricar turbinas eólicas o crear redes eléctricas.
• Al igual que tampoco podríamos hablar del vehículo eléctrico, una realidad cada vez más común en nuestro día a día que ha conseguido reactivar el mercado de los metales.
• En virtud de la necesidad de utilizar materiales como base para la creación de tecnología de la energía verde, podemos afirmar que, por este y otros muchos motivos, la industria minera juega un papel fundamental en la lucha contra el calentamiento global y el apoyo a la transición energética.
• El crecimiento de este tipo de tecnologías ha producido un aumento de la demanda de minerales estratégicos, más concretamente la energía fotovoltaica, eólica y geotérmica, que son las que requieren de una mayor cantidad de minerales y metales para su fabricación. Por ejemplo, cada aerogenerador contiene alrededor de 3,5 toneladas de metal y cada coche eléctrico necesita 83 kilogramos de cobre.
• Según un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), si en el 2050 llegásemos a los 10 millones de coches eléctricos en circulación, harían falta 330.000 toneladas de cobalto anuales para sus baterías. Lo que nos pondría en un grave aprieto, ya que actualmente la extracción de este material está cifrada en tan solo 290.000 toneladas.
• En general, se espera que la demanda de materias primas crezca hasta alcanzar casi el 500% de lo que representa en la actualidad para el 2050. Un aumento que tiene como finalidad la fabricación de tecnologías de la energía limpia, sobre todo aquellos materiales concentrados en tecnologías de almacenamiento de energía, como el litio, el grafito y el cobalto.
• Según el último informe del IEA (International Energy Agency) acerca de la transición energética y el papel que tienen los materiales estratégicos en ella, la demanda de productos mineros crecerá a una velocidad vertiginosa a medida que se aceleren los procesos de transición energética en todo el mundo.
• El creciente despliegue de tecnologías de energía limpia está configurado para impulsar la demanda de minerales críticos, de hecho, en el 2040 se estima que la demanda total de minerales de las tecnologías de energía limpia se duplicará y se cuadriplicará hasta el 2050.
• El 70% de los minerales estratégicos que se consumen en todo el mundo se destinan a satisfacer las necesidades de las redes eléctricas.
• Así como la energía eólica, especialmente la marina, que lidera el impulso del crecimiento de la demanda, seguida de cerca por la solar fotovoltaica, que se ha multiplicado casi por 20 en la última década impulsada por la disminución de los costos y el fuerte apoyo de las políticas en regiones clave.
• Sin embargo, la energía hidroeléctrica, nuclear y biomasa hacen solo contribuciones menores dadas sus modestas adiciones de capacidad de almacenamiento.
• Para la fabricación de turbinas eólicas se necesita hormigón, acero, hierro, fibra de vidrio, polímeros, aluminio, cobre, zinc y REE (tierras raras), en cantidades que van a depender del tipo de turbina. Por ejemplo, las más eficientes -turbinas con imanes permanentes- requieren una gran cantidad de tierras raras. Lo que significa que en el SDS (Escenario de Desarrollo Sostenible por sus siglas en inglés) se triplicará la demanda de REE.
• Al igual que el cobre que alcanzará las 600.000 toneladas, posicionando a la energía eólica como el consumidor del 40% del total de este material extraído en todo el mundo.
• El pasado y, sobre todo, el futuro de la energía eólica da como resultado un escenario en el que son muy necesarias las denominadas ‘tierras raras’, el cobre y muchos otros minerales y metales en general. Por lo que, en definitiva, el avance de la transición energética está íntimamente ligado al aumento exponencial de la demanda de las materias primas de origen mineral.
• La perspectiva del aumento de la necesidad de materias primas mineras sugiere oportunidades prometedoras para los países ricos en este tipo de recursos y también, un contexto en el que se hace cada vez más palpable la dependencia que sufre Europa de terceros países. Por lo que es el momento de apostar por las explotaciones propias en suelo europeo, que rompan la dinámica de desabastecimiento y subida de precios en la que actualmente está sumida nuestra industria, y que sean sostenibles y respetuosas con el entorno en el que actúan el presente y el futuro.
Otro artículo titulado “La minería y su rol en la transición energética: potencial y trabas”, publicado por PAGBAM, señala lo siguiente:
• La minería juega un rol fundamental en esta transición energética, siendo que el mundo exige, y se inclina, a un mundo mucho más electrificado.
• Los compromisos de transformación del transporte terrestre, la masificación de los medios electrónicos de comunicación y el ascenso del confort de la vida humana -que indefectiblemente conlleva a un mayor consumo eléctrico- exigen la utilización de minerales.
• Cobre, oro, plata, hierro, níquel, zinc, rodio, paladio, magnesio, cobalto, y así podemos seguir, son algunos de los minerales que usan por ejemplo los celulares que a diario utilizamos. Aluminio, cobre y plata utilizan los paneles solares que inyectan energía verde al sistema eléctrico.
4. La alta dependencia minera del nuevo entorno energético creará nuevas condiciones y una nueva geopolítica
Un estudio titulado “Geopolitics of the Energy Transition: Critical Materials”, publicado por la International Renewable Energy Agency (IRENA), una organización intergubernamental que apoya a los países en su transición hacia una energía sostenible señala lo siguiente:
• La transición energética será un importante impulsor de la demanda de varios minerales críticos.
• La transición será intensiva en minerales y metales. En la actualidad, el grueso de la demanda de dichos materiales se destina a usos no relacionados con la transición energética; pero a medida que avanza la transición, se prevé que crezca la demanda de muchos materiales.
• El escenario de 1,5°C de IRENA documenta la gran escala de la infraestructura de la transición energética (y los materiales minerales críticos) necesarios para lograr la estabilización climática.
• Ya es evidente un desajuste entre la oferta y la demanda de varios minerales, con niveles particularmente altos observados para el litio.
• El panorama de la minería y el procesamiento de materiales críticos está muy concentrado geográficamente, con un grupo selecto de países desempeñando un papel dominante.
• En la extracción de materiales críticos, las posiciones dominantes las ocupan Australia (litio), Chile (cobre y litio), China (grafito, tierras raras), la República Democrática del Congo (cobalto), Indonesia (níquel) y Sudáfrica (platino e iridio).
• Esta concentración se vuelve aún más pronunciada en la etapa de procesamiento: China representa actualmente el 100 % del suministro refinado de grafito natural y disprosio (un elemento de tierras raras), el 70% del cobalto y casi el 60 % del litio y el manganeso.
• La industria minera está dominada por unas pocas empresas importantes, lo que genera mercados pequeños y a menudo oligopólicos. Estas grandes corporaciones multinacionales y empresas de propiedad privada o de control estatal operan en múltiples países y poseen los recursos y habilidades necesarios para desarrollar minas complejas.
• Como resultado, la industria minera está muy concentrada y unas pocas empresas controlan una parte importante de la producción y el comercio mundiales de minerales. Las cinco principales empresas mineras controlan el 61% de la producción de litio y el 56% de la producción de cobalto.
• El alcance total de la dependencia y la exposición a las perturbaciones no siempre es evidente. Los productos minerales procedentes de diferentes países pueden incorporarse a productos acabados y semiacabados importados, ocultando así posibles vínculos y vulnerabilidades.
• Además, las transacciones de importación a veces se atribuyen únicamente al país del último envío, no al país en el que se extrajo o fabricó originalmente el material.
• Cada material crítico tiene una geografía de comercio única que, a nivel agregado, enreda a los países en una red más amplia de interdependencia.
• Todos los países dependen de un mercado global que funcione para materiales críticos y tecnologías relacionadas, dado que importan estos productos básicos o dependen de una demanda constante de sus materiales, componentes o productos terminados. Los patrones comerciales varían enormemente entre países, sectores y tecnologías, y revelan la verdadera interdependencia de los países en términos de oferta y demanda de minerales.
• Actualmente, las cadenas de suministro son vulnerables a diversos riesgos geopolíticos. Las interrupciones en el suministro de minerales pueden afectar a múltiples industrias y repercutir en toda la economía.
• Podrían surgir escasez de suministro y riesgos relacionados, particularmente, a medida que aumente la demanda de materiales seleccionados y que la minería y los procesos sigan concentrados en pocos proveedores.
• El suministro de minerales está concentrado geográficamente y las empresas con grandes cuotas de mercado en segmentos clave de las cadenas de valor de los minerales dominan su extracción y refinamiento. Esta concentración de la producción podría conducir potencialmente a la formación de cárteles de productos básicos.
• Las consideraciones geopolíticas deberían considerar tendencias estructurales que podrían tener implicaciones a largo plazo para la disponibilidad y la demanda de productos minerales.
• Es probable que, en el futuro previsible, las cadenas de suministro centralizadas de muchos materiales permanezcan como están.
• Muchos países están intentando reestructurar las cadenas de suministro, pero las nuevas instalaciones mineras y de procesamiento tienen plazos de entrega prolongados, lo que dificulta reequilibrar la dinámica de la oferta y la demanda.
• Además, ajustar estas cadenas de suministro requiere un cuidadoso equilibrio entre los factores económicos, los impactos ambientales y el bienestar de las poblaciones locales.
En este estudio de la International Renewable Energy Agency (IRENA) se muestran la concentración de varios minerales claves los países mineros importantes:
• Iridio (Ir): Sur África (88,9%), Zimbabue (8,1%), Federación Rusa (2,9%) y Otros Países (0,1%).
• Platino (Pt): Sur África (73,6%), Federación Rusa (10,5%), Zimbabue (7,8%), Canadá (3,1%), EE. UU. (1,7%) y Otros Países (3,3%).
• Cobalto (Co): República Democrática del Congo (70,0%), Indonesia (5,4%), Federación Rusa 84,8%), Australia (3,2%), Canadá (2,1%), Cuba (2,0%), Filipinas (2,0%) y Otros Países (10,5%).
• Grafito (C): China (64,6%), Mozambique (12,9%), Madagascar (8,4%), Brasil (6,6%) y Otros Países (7,5%).
• Litio (Li): Australia (46,9%), Chile (30,0%), China (14,6%), Argentina (4.7%), Brasil (1,6%) y Otros Países (2,2%).
• Neodimio (Nd): China (45%), Australia (23,1%) Dinamarca Groenlandia (8,2%), Myanmar (7,4%), Brasil (4,4%), India (2,1%) y Otros Países (9,0%).
• Níquel (Ni): Indonesia (48,8%), Filipinas (10,1%), Federación Rusa (6,7%), Francia en Nueva Caledonia (5,8%), Australia (4,9%), Canadá (4,0%), China (3,3%) Brasil (2,5%) y Otros Países (13,9%).
• Disprosio (Dy): China (48,7%), Myanmar (23,1%), Australia (7,6%), EE. UU. (2,9%), Canadá (2,7%) y Otros Países (15,0%).
• Manganeso (Mn): Sur África (35,8%), Gabón (22,9%), Australia (16,4%), China (4,9%), Ghana (4,7%), India (2,4%), Brasil (2,0%), Ucrania (2,0%), Costa de Marfil (1,8%), Malasia (1,8%) y Otros Países (5,3%).
• Cobre (Cu): Chile (23,6%), Perú (10,0%), República democrática del Congo (10,0%), China (8,6%), EE. UU. (5,9%), Federación Rusa (4,5%), Indonesia (4,1%), Australia (3,7%), Zambia (3,5%), México (3,3%), Kazakstán (2,6%), Canadá (2,4%), Polonia (1,7%) y Otros Países (16,1%).
5. Conclusiones
El nuevo entorno que está emergiendo provocará un cambio fundamental en la dependencia relacionada con los suministros para el nuevo orden energético que busca la transición energética actual. Entre muchas otras cosas, se pasará de:
• De las grandes empresas petroleras a las grandes empresas mineras.
• De los grandes países exportadores de petróleo a los grandes países exportadores de minerales y de metales.
La creciente concentración de los suministros en pocos proveedores (tanto países como empresas) de los minerales y los metales derivados necesarios para desarrollar la transición energética es mayor y más preocupante que en el caso del petróleo, lo que ha venido creando inquietudes.
Entre las grandes preocupaciones que están surgiendo se encuentran los desequilibrios que podrían ser creados artificialmente entre la oferta y la demanda por el número reducido de países y empresas productores y exportadores de minerales, tales como ha ocurrido en el caso de la concentración existentes de proveedores de petróleo asociados a la Organización de Países Exportadores de Petróleo Ampliada (la OPEP Plus), la cual incluye a otros países exportadores de petróleo y derivados, como Rusia (que es, después de Arabia Saudita, el segundo exportador de más grande del mundo).
Las empresas y los países importadores dependerán cada vez más de una alta concentración de proveedores minerales y de metales conforme la transición energética vaya avanzando.
Hay preocupación que, conforme avance el tiempo, grupos muy reducidos de proveedores utilicen su creciente poder de mercado para lograr beneficios adicionales en contra de los consumidores.
Adicionalmente, las nuevas dependencias de minerales críticos podrían ser una nueva fuente de poder geopolítico que iría en contra de los intereses de los países importadores, lo cual ya está ocurriendo.
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