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COLUMNISTAS


La mesa está servida

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 17 julio, 2019


¿Qué pasa? ¿Dónde están esos empresarios dispuestos a aceptar riesgo y atreverse? Los héroes (emprendedores) de la empresa privada que frecuentemente trabajan 60 horas o más por semana, sacrificando todo en búsqueda de un sueño, no están moviéndose de costumbre. Los bancos poseen mucho dinero ocioso que desean colocar en las manos de empresas que quieren expandir, abrir una línea nueva, recapitalizar o simplemente realizar un empuje fuerte en el mercado. Hay bastante oferta de mano de obra calificada; el desempleo ahora incorpora personas con mucho talento que por diversas razones están buscando una oportunidad. Hay espacio físico disponible para todo tipo de operaciones y hay excelente apoyo en telecomunicaciones y en energía. (esto último muy caro, pero manejable).

No obstante toda esta oportunidad, en la calle se dice que “el segundo semestre será peor que el primero” y que la demanda para productos y servicios es baja. ¿Será que los emprendedores piensan de esa misma manera y por eso no invierten? O ¿será que el empresario palpa un ambiente negativo de poca estabilidad y de mucho rechazo?

Les costará a algunos entender esta necesidad, pero si el país quiere progresar hay que motivar al inversionista.

La idea del empresario explotador es una que prevalece entre muchos costarricenses según encuestas, incluso entre personas que no son marxistas. Es posible que más que un empresario respira este rechazo y piensa en las situaciones de países de la región que han quitado todo a los que realmente pueden dar una dinámica a una economía. La falta de reconocimiento del papel del emprendedor, el empresario que toma riesgos, es un factor importante en el fracaso económico de los países del ALBA.

¿Qué puede hacer el liderazgo político para incitar a los empresarios para que tomen riesgos? Para comenzar no deberían dejar el brazo a torcer por los maleantes que violan la Constitución Política y crean disturbios alegando una injustica u otra. Después deberían reformar la Ley de Proceso Laboral, aprobar la ley de empleo público y buscar un grupo que realmente entiende la empresa privada para ayudarles a superar los escollos que artificialmente aparecen en el país.

La gran falla del marxismo (llamado por algunos seudo intelectuales el “materialismo histórico”) es que no reconoce el valor del empresario, él de las ideas y de la disposición de tomar riesgos. No debería recibir nada el cerebro creativo de la empresa, reza esa ideología nociva. Hay que pagar salarios y por equipos necesarios para la producción, pero el “empresario explotador” – “el dueño” es totalmente innecesario incluso dicen en la actualidad ciertos anacrónicos que siguen haciendo genuflexos frente al altar de Marx.

Esto es un país con grandes oportunidades para los creativos y los arriesgados. Hay que abrirles las puertas no importa su nacionalidad, su predilección sexual, su género, su edad o su raza. Si bien es cierto que la mitad del pueblo visualiza al empresario como explotador, quieren más inversión en el sector privado. Entienden que la empresa privada crea libertad y oportunidades de empleo.



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