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COLUMNISTAS


La hipócrita diferencia entre el "choricero" y el "vivazo"

Natiuska Traña natiuskatp@gmail.com | Jueves 24 junio, 2021


Conversando en una sobremesa sobre impuestos, déficit fiscal y “10 kilos de chorizo” de un audio de WhatsApp, salió a relucir la cuota que ponemos cada uno en la situación actual que vive el país.

A pocos meses de que nos presentemos a las urnas a escoger al nuevo gobierno, todos estamos más perdidos que “el chiquito de la llorona”, sumado al desánimo de “siempre es lo mismo, mismo problema diferente presidente”. Bueno, pero es que es fácil echarle la culpa al gobierno cuando algo sale mal y pedirle que rinda cuentas o que solucione; eso sí cuando todo va muy bien, no se meta, “reduzcamos el Estado”, fuera la burocracia…

Cuando se habla de corrupción, ponemos la mirada en otros países, pero seamos honestos, no tenemos que irnos tan largo, la tenemos en Costa Rica y se ha instalado poco a poco en todos los estratos de la sociedad. No son solamente “las altas esferas” o los “grandes empresarios” los cuáles están involucrados en esta problemática. Pero claro es más fácil tirarle al cuerpo a los políticos, al gobierno, agarrar Twitter, Facebook y escribir con el hígado la declaración de censura desde su teclado a los “choriceros”, “ladrones” que están en el poder.

De acuerdo, hagamos una pausa, es cierto que tenemos un sinnúmero de casos donde han estado involucradas instituciones estatales, altos mandatarios y grandes compañías. Ninguno de los recientes casos denunciados e investigados por corrupción han llegado a juicio pese a los años transcurridos. Al parecer o al Estado no le urge o el país de derecho que vivimos sirve para que la astucia de los abogados prolonguen el tema tanto como se pueda.

Sin embargo, enfoquémonos en el punto más grave, la normalización social de la corrupción donde el “ciudadano de a pie” incumple las leyes y entonces sí es válido. Si usted se puede poner de acuerdo con quien le vende un producto o servicio sin que le emita factura para que no le cobre los impuestos mejor, si le paga a alguien para que le saque la revisión técnica cuando tiene que reparar su vehículo - que salvada -, si le pueden dar la licencia sin tener que ir a hacer el examen o saltarse una fila o la espera en un procedimiento, ahí usted está siendo tan corrupto como el gobierno que critica. “No contaban con su astucia”, si ya muchos otros lo están haciendo y desangrando el país, esto lo justifica ¿verdad? Pues no, no lo justifica y la única forma de combatir la corrupción es cambiando estas conductas incorrectas que han sido normalizadas, con las excusas de supervivencia, “inteligencia práctica” o supuestamente para facilitar las trabas burocráticas. Deje de mentirse, si usted hace o ha hecho alguna de las propuestas anteriores usted es un "vivazo" que es igual o peor de corrupto o "choricero" que lo que critica.

No nos olvidemos de otra conducta de corrupción normalizada, “la argolla”, que por amistad o afinidad favorezca a alguien en cualquier ámbito, a pesar de que no sea la persona más capacitada, la que tenga el mejor producto o servicio - ¿Qué importa?, todo el mundo lo hace, mejor ayudo a mis amigos, así luego me ayudan a mí. -

Hágase un autoexamen, antes de andar tirando odio por redes sociales o en sus conversaciones casuales, los costarricenses tenemos un problema de doble moral y andamos escupiendo contra el viento. La corrupción se arregla desde usted mismo, desde que la evita actuando de manera ética, desde lo que le enseña a sus hijos. Si queremos un gobierno que no sea corrupto, debemos dejar de ser corruptos como ciudadanos.

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