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COLUMNISTAS


La Cultura Mash-Up

Eleonora Badilla ebadilla@castrocarazo.ac.cr | Martes 20 julio, 2021


Lev Vigotsky, psicólogo ruso (1896-1934) dijo que el aprendizaje es un proceso social; en ese mismo sentido, el biólogo chileno Humberto Maturana (1928-2021) acuñó el término “lenguajear” para poner en evidencia la importancia vital del lenguaje en el aprendizaje y el desarrollo humano. Al enfrentarme con un término nuevo para mí: Cultura Mash-up, recurrí a indagar en las redes y a lenguajear con el Ing. Oscar Madrigal Ovares para entre ambos, construir aprendizaje sobre este concepto. Nuestro intercambio se vio mediado por la forma en que vemos el mundo individualmente, en mucho definido por nuestra respectiva formación profesional.

En conjunto, hemos aprendido que se ha llamado Cultura Mash-up (no confundir con mix o re-mix) a un movimiento – primordialmente de jóvenes - que dio inicio en la década de los noventas cuando empezaron a crear piezas musicales a partir de ya existentes, generando una cultura de mezclar su creaciones producidas con producciónes anteriores. Ese proceso de combinación, mezcla de melodías y letras se realiza en gran medida de forma individual para satisfacer intereses personales y luego compartir su creación.

Es cierto que desde los orígenes de la humanidad tal como han señalado tantos teóricos y epistemólogos, el conocimiento se ha construido a partir del que ha sido generado anteriormente. A ese proceso se refería Sir Isaac Newton cuando dijo: “«Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigantes»

La diferencia con la Cultura Mash-up es la accesibilidad y la inmediatez para crear y compartir. No todas las personas coetáneas de Newton tuvieron acceso a los recursos y oportunidades que tuvo él para “mirar más lejos” y para divulgar sus creaciones. Y, aún en el caso de que los recursos estuvieran disponibles, es probable que se requiriese de mentes especializadas para poder sacarles provecho. En este momento, las tecnologías digitales, incluyendo los servicios de la Web 2.0, han favorecido las condiciones para el desarrollo de lo que se ha llamado Cultura Mash-Up. Los servicios de la WEB 2.0 incluyen bibilotecas de recursos (imágenes, código informático, melodías, sonidos, etc). Existen algunos programas para el diseño y la creación, que traen su propia bilbioteca. El acceso a los recursos para la creación se ha multiplicado y se ha simplificado; los resultados son inmediatos y la divulgación instantánea. El acceso está en la palma de la mano, a través de los teléfonos; las aplicaciones informáticas (apps) son muy intiutitvas para usarse y las redes permiten publicar y divulgar casi al instante. La mezcla de producciones (que trasciende lo que que conocemos como copiar y pegar) se ha trasladado a muchos otros ámbitos, además de la música.

Es decir, redes informáticas y las aplicaciones han acortado el tiempo: los procesos y resultados se han hecho casi inmediatos. Es lo que decía Albert Einstein: el tiempo es relativo.

Y es esa inmediatez en el proceso de buscar y encontrar datos, información y conocimientos, así como la facilidad y rapidez de producir y compartir nuevas producciones para que sean utilizadas para la creación de nuevo conocimiento es lo que se conoce como la Cultura Mash-Up.

Podemos considerar la Cultura Mash-Up como una forma de democratización del conocimiento, desde su creación, re-creación y divulgación. También vemos que promueve las habilidades subjetivas (mal llamada blandas) de comunicación, trabajo en equipo, solidaridad, creatividad.

Sin embargo, desde una perspectiva educativa es importante señalar los aspectos que requieren mucha orientación. La facilidad de acceso y utilización y la inmediatez para poder apreciar los resultados, son armas de doble filo, ya que la producción se convierte en un fín en sí mismo y se obvian aspectos fundamentales de la convivencia. En primer lugar, es común desconocer los derechos de autoría de quienes han creado con anterioridad y puesto a disposición las producciones que se están usando para continuar con el proceso creativo. En términos generales el desprecio por la autoría de otras personas, es una práctica no deseable; en ámbitos de la academia o la industria, se conoce como plagio y es penalizado. Los aportes de otras personas pueden y deben utilizarse. Pero dando el crédito respectivo. Por eso, orientar a quienes se forman actualmente no solamente en el reconocimiento de la autoría, sino en las formas convencionales para hacerlo, es parte imprescindible de la educación de quienes (sabiéndolo o no) vivimos en la Cultura Mash-Up.

Y más allá, es urgente elevar la conciencia de todas las personas que se forman, de manera que las creaciones alimenten de forma positiva la mente y el espíritu; el pensamiento y el sentimiento; la reflexión y el respeto.

Ojalá, logrando hacer un “mash-up” de mente, espíritu, pensamiento, sentimiento, reflexión y respeto.

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