Inequidad se incrementa por carencia de educadores en zonas pobres

Los jóvenes de zonas vulnerables del país tienen más probabilidades de que sus docentes roten con mayor frecuencia.

Con las vacantes se debe reiniciar la búsqueda de un candidato y esto genera que el colegio y sus estudiantes permanezcan sin educadores, algo que afecta su proceso y calidad de educación.

Ese rechazo de puestos es más frecuente en distritos alejados de la región central, zonas que se caracterizan porque concentran la población en mayor condición de pobreza.

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Como consecuencia, los estudiantes cuentan con resultados educativos débiles, mayor deserción y reprobación de bachillerato, además de tener una alta proporción de docentes interinos.

“La identificación del vínculo entre pobreza y rechazo de los puestos tiene implicaciones con respecto a la distribución de los docentes. La variabilidad en el atractivo de los centros educativos para los docentes genera que aquellos colegios en desventaja, por localizarse en distritos más pobres, se segreguen geográficamente y perpetúen su situación”, advierte el estudio.

Esto golpea la equidad por la que vela el MEP, que es darle a todos la misma calidad de educación.

“Seguiremos cerrando brechas y desatando nudos para garantizar una educación que combata la iniquidad y promueva la democracia”, dijo la ministra de Educación, Guiselle Cruz, de cara al inicio de lecciones.

Solo en programas de equidad se realizará una inversión de ¢257 mil millones este 2020, cifra destinada al pago de transporte de estudiantes, alimentación, becas, transferencias monetarias condicionadas al IMAS, equipamiento, entre otros.

Sin embargo, de nada sirve invertir en estos recursos si continúan las renuncias en las zonas pobres de los profesores.

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Pero, ¿qué hacer? Los cambios en procesos de contratación y la creación de paquetes de incentivos bajarían la rotación, afirma el Estado de la Educación.

En el caso de procesos de contratación, estos datan del siglo pasado y le dan al MEP poco poder para asignar los recursos en donde más se necesiten.

Tienen un complejo proceso de selección en el que intervienen distintos actores, y al final, es el educador nombrado en propiedad el que puede rechazar el puesto.

Los incentivos actuales tampoco han creado la diferencia para atraer y retener docentes en colegios localizados en distritos de bajo desarrollo social, ya que el MEP les paga un porcentaje (de máximo 20%) sobre el salario base y aun así, es difícil llenar las plazas.

Un ejercicio analizó las alternativas de incentivos monetarios y no monetarios que harían que los profesores de la región central, que concentra a los profesores con mayores cualificaciones y experiencia, se movilizaran a zonas vulnerables de la periferia durante 2 a 5 años.

Bonos de 30% o 40% adicional al salario base, puntuación adicional para categoría docente y la vivienda prestada fueron los tres incentivos más populares.

Mientras que la combinación de privilegios no monetarios más bonos de menor porcentaje motivaba a proporciones equivalentes de docentes a desplazarse, en comparación a los incentivos monetarios más altos.