Heroica remontada de Ferrer
EFE | Miércoles 23 enero, 2013
Heroica remontada de Ferrer
El español se las verá con Djokovic en semifinales
David Ferrer se aferró a la épica, al espíritu de supervivencia que delata su carácter sobre la pista y salió airoso del trance al que le sometió su compatriota Nicolás Almagro (4-6, 4-6, 7-5, 7-6(4) y 6-2), para regresar a las semifinales del Abierto de Australia y medirse al número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, que no se dejó sorprender por el checo Tomas Berdych (6-1, 4-6, 6-1 y 6-4).
Ferrer alcanzó las 500 victorias y vuelve a la carga en un “major”. Su currículum carece de una gran final. Son las semifinales, a las que regresa por quinta vez, su techo.
Ante Djokovic, el español, que saldrá de Melbourne con el número cuatro del mundo en el bolsillo, lo intentará otra vez. Será una nueva misión después de salir reforzado de un partido épico ante su paisano Almagro, que buscaba su primera semifinal en un Grand Slam.
Tuvo el partido en la mano Almagro. Con dos sets de ventaja sirvió en tres ocasiones para cerrar el encuentro, ganar y superar, por primera vez en su carrera en 13 duelos, a David Ferrer. No dispuso de “match point” alguno el murciano. Pero tuvo el saque con 5-4 en el tercer set y 6-5 en el cuarto.
Almagro, tocado físicamente en el tramo final, fue presa de la presión. Del miedo a ganar. Del pavor al éxito.
Nicolás ya tiene otra pesadilla que añadir a la de Praga, en la final de la Copa Davis, cuando fue superado por el checo Radek Stepanek con el título en juego. Tardará también en olvidar la del Rod Laver Arena.
“Ganar este partido ha sido un milagro. Nicolás (Almagro) tuvo muchas opciones de vencer. Ha sido increíble”, dijo Ferrer tras acabar el partido, que se prolongó durante tres horas y 44 minutos.
El sufrimiento que padeció Ferrer lo tuvo Djokovic en octavos, ante el suizo Stanislas Wawrinka. No fue tanto el trabajo que le dio el checo Tomas Berdych, aunque alargó el partido a cuatro sets.
Es el serbio la bestia negra de muchos jugadores del circuito. También de Berdych, que sumó su duodécima derrota con él. Solo fue capaz de ganarle en hierba, en Wimbledon. En la única ocasión en la que alcanzó una final del Grand Slam, que perdió ante el español Rafael Nadal en 2010.
Berdych alentó sus posibilidades en el segundo set. Djokovic se tomó un respiro y el checo encontró un aliado en su servicio. Rompió el del serbio y fue capaz de igualar el partido.
Fue un espejismo para el centroeuropeo, sometido después a la reacción contundente del número uno del mundo, que busca hacer historia con la conquista de la tercera corona consecutiva en Melbourne.
Djokovic enderezó el encuentro con determinación en cuanto asimiló la amenaza de su rival, que igualó el partido con la consecución del segundo set. Después, el balcánico no dio opción al checo.
Menos emociones advierte el cuadro femenino, condenado a la dictadura de las grandes favoritas.
El rodillo es un hábito para Maria Sharapova. La segunda favorita ganó con claridad a la rusa Ekaterina Makarova (6-2 y 6-2).
Makarova solo mantuvo el tipo en los cuatro primeros juegos (2-2). A partir de ese momento fue incapaz de mantener el ritmo de Sharapova, que cerró el choque con la misma solvencia que los anteriores.
Sharapova, que solo ha cedido nueve juegos en su trayecto a semifinales, jugará ante la china Na Li por un lugar en la final. La tenista oriental ganó previamente a la polaca Agnieszka Radwanska por 7-5 y 6-3.
Melbourne /EFE