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Hay que mejorar la calidad de la educación

Luis Mesalles lmesalles@ecoanalisis.co.cr | Jueves 27 septiembre, 2007


Una de las críticas que se le han hecho al modelo de apertura de mercados que Costa Rica ha adoptado en los últimos 20 años, es que este favorece más a los ricos que a los pobres. Los indicadores de distribución del ingreso demuestran que se ha aumentado la diferencia entre el porcentaje de ingresos que se llevan los más ricos, comparado con lo que se llevan los más pobres. O sea, aunque hay más cacao para todos, hay unos que se están sirviendo el chocolate con una taza más grande que otros.

Sin embargo, en vez de atacar el modelo, debemos analizar más profundamente cuáles pueden ser las causas por las que los más pobres no están logrando beneficiarse del alto crecimiento de los ingresos que se da en la economía.

Víctor Hugo Céspedes y Ronulfo Jiménez, de la Academia de Centroamérica, han editado un documento titulado “La Distribución del Ingreso en Costa Rica: 1988-2004”, en el cual se recogen varios trabajos serios sobre este tema.

En uno de estos trabajos, hecho por los mismos Céspedes y Jiménez, se plantea que al comparar las encuestas de hogares de 1988 y de 2004, la distribución de ingresos ha tendido a concentrarse. El 20% de los trabajadores más pobres que se llevaba el 5,4% del ingreso en el 88, ahora se lleva solo un 2,8%, mientras que los trabajadores más ricos pasaron de llevarse un 38% al 57,4%.

Céspedes y Jiménez encuentran que la educación explica prácticamente la totalidad del aumento de la desigualdad de ingresos entre los trabajadores. Concluyen: “…el ingreso promedio del grupo de trabajadores con alta educación se distanció relativamente más del ingreso promedio de todos los trabajadores y, a su vez, el ingreso dentro de este grupo se hizo más desigual”.

La causa detrás del deterioro de la distribución de los ingresos, por lo tanto, tiene mucho que ver con la calidad y alcance de la educación de los jóvenes. Según Céspedes y Jiménez, el problema radica en que: “…un grupo creciente de trabajadores (pero todavía minoritario) se incorporó al mercado laboral con mayor educación, en contraste con otro grupo que ni siquiera llegó al mercado laboral con educación secundaria…” .

De la manera en que esto se traduce en una mayor desigualdad, es a través de un distanciamiento de los salarios de la gente más capacitada versus los de la gente con poca educación. El tipo de crecimiento económico que ha tenido Costa Rica en los últimos años, implica una mayor demanda por mano de obra cada vez más calificada. Pero, como la oferta de este tipo de trabajadores no crece al mismo ritmo, los salarios de profesionales y técnicos especializados crecen rápido.

Por otro lado, la disidencia de jóvenes estudiantes de secundaria, sumado a la inmigración de nicaragüenses, en su mayoría con un nivel de educación inferior al promedio costarricense, hacen que la presión sea más bien para que los salarios de los niveles menos calificados crezcan poco, por exceso de oferta.

El reto consiste en mejorar la calidad del gasto del gobierno en educación, especialmente en secundaria, para así mejorar las oportunidades de los más pobres de sumarse al tren del desarrollo que implica la apertura de la economía.

Socio-Consultor Ecoanálisis

lmesalles@ecoanalisis.co.cr

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