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Habemus cine

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 18 marzo, 2013


”The Shoes of the Fisherman” cuenta la historia ficticia de Cirilo I, encarnado por Anthony Quinn, elegido en la octava vuelta de votaciones y quien acaba interviniendo en una crisis nuclear entre China y la URSS.INTERNET/LA REPÚBLICA


CINE

Habemus cine

La histórica renuncia de Benedicto XVI fue vaticinada por la comedia amable “Habemus Papam”, de Nanni Moretti, pero los papas han tenido un papel muy versátil en el cine, desde el Julio II que atormenta a Miguel Ángel en “The Agony and the Ecstasy” a la crítica histórica a Pío XII en “Amen”.
”Todo cambia”, de Mercedes Sosa, era la canción que Moretti elegía para su película, que ahora revisionada suena a oráculo, después de que Joseph Ratzinger rompiera siglos de tradición dejando vacante su puesto de Obispo de Roma, aunque no bajo el pánico escénico que afectaba a Michel Piccoli en la película.
La elección de Bergoglio y su conversión en el papa Francisco también tuvo ritmo, puesta en escena y tensión dramática, por eso ante la peculiaridad del funcionamiento vaticano, el sétimo arte le ha dedicado no pocas miradas, desde la apología ultracatólica a la crítica demoledora.
”The Cardinal”, sin llegar a Su Santidad, expresó como ninguna, gracias a Otto Preminger, las intrigas de poder y la complicada ascensión en el seno de la Iglesia, aunque también amparándose en la ficción.
Por contra, con ambición de rigor histórico, “Amen”, de Costa-Gavras, buscó repartir responsabilidades en el Vaticano, en concreto para Pío XII, por “lavarse las manos” como Poncio Pilatos ante las atrocidades del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
Un papa mecenas con mucho carácter y complejidad emocional era el que retrataba Carol Reed en “The Agony and the Ecstasy”, careo entre Julio II (Rex Harrison) y Miguel Ángel (Charlton Heston) alrededor de la creación de la Capilla Sixtina.
Un clásico espiritual como “Fratello Sole, sorella Luna”, película biográfica de Franco Zeffirelli sobre San Francisco de Asís, incluía en su comunión del hombre con la naturaleza la figura de Inocencio III, que era interpretado por Alec Guinness y lucía como ejemplo de humildad.
El cine también se hizo eco de la leyenda de “Pope Joan”, que supuestamente ocultó su sexo para acceder a la figura de sumo pontífice, y Liv Ullman, musa de Ingmar Bergman, fue la encargada de darle vida en la pantalla.
El actor especialista en papas es John Gielgud, que hizo triplete como Pío XII en “The Scarlet and the Black”, el ficticio Pío XIII en la citada “The Shoes of the Fisherman” y como Pablo IV en “Elizabeth”.


Madrid/EFE

 







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