Familia, fuente inagotable de solidaridad
| Lunes 19 enero, 2009
Familia, fuente inagotable de solidaridad
La familia es el lugar esencial donde aprendemos las costumbres que nos distinguen como ciudadanos y ciudadanas de un país, donde construimos nuestra manera de ser y de actuar. Es en familia donde iniciamos el proceso de conocimiento sobre el idioma, ella nos transmite tradiciones, creencias y valores. El ser humano como ser relacional, ser familiar, aprende en la familia normas de comportamiento, actitudes y conductas que nos permiten la convivencia en comunidad.
La familia es la primera formadora de los valores trascendentales en la construcción de la identidad, de quienes somos y como nos relacionamos, ella nos transmite valores como respeto a la dignidad humana, tolerancia, libertad, solidaridad, compromiso, fidelidad, amistad y perdón, entre otros.
Esa importante transmisión de valores, posibilita la socialización del ser humano y su convivencia en comunidad. Al vivir en familia aprendemos y nos desarrollamos con responsabilidad grupal, es decir, a respetar a los otros, a los que debo considerar “mis iguales”, pero sabiendo que son “diferentes”.
Es en familia donde, como individuos, experimentamos que la libertad de uno llega hasta donde empieza la libertad del otro, donde por primera vez percibimos que somos sujetos de derechos, pero también de deberes ineludibles para con los demás, por tanto se aprende a convivir y a respetar a quienes nos rodean.
Nuestra conducta como amigos, vecinos y comunitarios es primordialmente producto de nuestra vivencia y aprendizaje en familia. Es por esto que no nos debe extrañar la positiva y gran respuesta de las y los costarricenses, al llamado de ayuda en favor de nuestros hermanos afectados por el reciente terremoto. Así somos las y los costarricenses, solidarios, responsables, respetuosos, pacíficos, comprometidos…Así lo hemos aprendido de nuestras familias, que son nuestro mayor tesoro.
Sin embargo, en los últimos años, la estructura y dinámica de la familia costarricense se ha trasformado; hecho que se hace visible en la evolución de algunas variables sociodemográficas que nos muestran cambios en la composición etaria de la población, en el tamaño de la familias, en los diferentes tipos de arreglos familiares, en la composición del mercado de trabajo y la distribución de roles a lo interno del grupo familiar.
Hoy, se nos hace urgente tomar en cuenta los cambios en la composición y dinámica familiar costarricense, para así elaborar políticas públicas con perspectiva familiar, políticas públicas plurales que involucren la participación del Gobierno, del sector privado y de la sociedad civil, procurando el bienestar y crecimiento equitativo de la población.
Isabel Brenes Paniagua
Politóloga
La familia es el lugar esencial donde aprendemos las costumbres que nos distinguen como ciudadanos y ciudadanas de un país, donde construimos nuestra manera de ser y de actuar. Es en familia donde iniciamos el proceso de conocimiento sobre el idioma, ella nos transmite tradiciones, creencias y valores. El ser humano como ser relacional, ser familiar, aprende en la familia normas de comportamiento, actitudes y conductas que nos permiten la convivencia en comunidad.
La familia es la primera formadora de los valores trascendentales en la construcción de la identidad, de quienes somos y como nos relacionamos, ella nos transmite valores como respeto a la dignidad humana, tolerancia, libertad, solidaridad, compromiso, fidelidad, amistad y perdón, entre otros.
Esa importante transmisión de valores, posibilita la socialización del ser humano y su convivencia en comunidad. Al vivir en familia aprendemos y nos desarrollamos con responsabilidad grupal, es decir, a respetar a los otros, a los que debo considerar “mis iguales”, pero sabiendo que son “diferentes”.
Es en familia donde, como individuos, experimentamos que la libertad de uno llega hasta donde empieza la libertad del otro, donde por primera vez percibimos que somos sujetos de derechos, pero también de deberes ineludibles para con los demás, por tanto se aprende a convivir y a respetar a quienes nos rodean.
Nuestra conducta como amigos, vecinos y comunitarios es primordialmente producto de nuestra vivencia y aprendizaje en familia. Es por esto que no nos debe extrañar la positiva y gran respuesta de las y los costarricenses, al llamado de ayuda en favor de nuestros hermanos afectados por el reciente terremoto. Así somos las y los costarricenses, solidarios, responsables, respetuosos, pacíficos, comprometidos…Así lo hemos aprendido de nuestras familias, que son nuestro mayor tesoro.
Sin embargo, en los últimos años, la estructura y dinámica de la familia costarricense se ha trasformado; hecho que se hace visible en la evolución de algunas variables sociodemográficas que nos muestran cambios en la composición etaria de la población, en el tamaño de la familias, en los diferentes tipos de arreglos familiares, en la composición del mercado de trabajo y la distribución de roles a lo interno del grupo familiar.
Hoy, se nos hace urgente tomar en cuenta los cambios en la composición y dinámica familiar costarricense, para así elaborar políticas públicas con perspectiva familiar, políticas públicas plurales que involucren la participación del Gobierno, del sector privado y de la sociedad civil, procurando el bienestar y crecimiento equitativo de la población.
Isabel Brenes Paniagua
Politóloga