Factor humano: ¡Visión con sensatez!
| Jueves 20 agosto, 2009
Factor Humano
¡Visión con sensatez!
“Los únicos límites para nuestras realizaciones de mañana, son las dudas que tengamos hoy”. Esta advertencia de Franklin D. Roosevelt invita a reflexionar sobre las reacciones que un equipo, empresa o persona puede tener al enfrentar una adversidad en su camino. Los percances dividen a quienes los sufren en tres grupos.
En el primero ubicamos a los “fatalistas.” Son los que califican de tragedia y emergencia todo contratiempo. Su sobrerreacción les impide evaluar las circunstancias en su correcta dimensión o entender que una piedra, por grande que sea, sirve para pararse sobre ella y ver más lejos y amplio el horizonte. Son peligrosos, pueden crear una parálisis por exceso de análisis. En lugar de dar un paso adelante y ayudar se refugian en el discurso de la crítica; son como aquellos que visitan un gimnasio y salen igual, pues no alzaron ninguna pesa.
En el segundo grupo están los “indiferentes.” Estos no atienden advertencias ni aceptan que algo no está bien, atribuyen los contratiempos a la suerte, a las circunstancias ocasionales y a razones que no tienen que ver con ellos mismos, por lo tanto no reaccionan. Pueden provocar la repetición de adversidades por no aprender las lecciones. Estos ni siquiera ingresan al gimnasio pues no lo creen necesario.
Finalmente, tenemos a los “sensatos.” Su realismo les permite identificar con rapidez y objetividad la magnitud del contratiempo. Saben que este es inherente al camino del éxito y que hay que reaccionar con inteligencia y flexibilidad pero sin claudicar en la lucha por la meta. Estos facilitan que se regrese a la confianza con rectificaciones prudentes y efectivas. Son los que ingresan al gimnasio a alzar pesas grandes, sabiendo, como dice Willie Jolley, que los retos pequeños crean músculos pequeños, mientras que los retos grandes crean músculos grandes.
Los sensatos son como las hormigas: persistentes, trabajan duro, fijan atención en su objetivo y siempre encuentran un nuevo camino si se les cierra uno. El mismo Jolley dice: “Los contratiempos son prerrequisitos para obtener victorias. La adversidad y los retos son las maneras en que la vida crea fuerza. La adversidad crea retos, los retos llevan a los cambios, y estos son absolutamente necesarios para el crecimiento. Si no hay cambios y retos, no pueden existir el crecimiento y el desarrollo”.
Así, los contratiempos son puntos de giro en la carretera para que cada cual decida su rumbo. Quien se traumatiza ante una curva, como el “fatalista”, y quien no reacciona, como el “indiferente,” termina estrellándose fuera del camino; en cambio el “sensato” y visionario ajusta la forma sin perder el rumbo, la serenidad ni el optimismo. ¿A cuál de los tres grupos pertenece usted?
German Retana
german.retana@incae.edu
¡Visión con sensatez!
“Los únicos límites para nuestras realizaciones de mañana, son las dudas que tengamos hoy”. Esta advertencia de Franklin D. Roosevelt invita a reflexionar sobre las reacciones que un equipo, empresa o persona puede tener al enfrentar una adversidad en su camino. Los percances dividen a quienes los sufren en tres grupos.
En el primero ubicamos a los “fatalistas.” Son los que califican de tragedia y emergencia todo contratiempo. Su sobrerreacción les impide evaluar las circunstancias en su correcta dimensión o entender que una piedra, por grande que sea, sirve para pararse sobre ella y ver más lejos y amplio el horizonte. Son peligrosos, pueden crear una parálisis por exceso de análisis. En lugar de dar un paso adelante y ayudar se refugian en el discurso de la crítica; son como aquellos que visitan un gimnasio y salen igual, pues no alzaron ninguna pesa.
En el segundo grupo están los “indiferentes.” Estos no atienden advertencias ni aceptan que algo no está bien, atribuyen los contratiempos a la suerte, a las circunstancias ocasionales y a razones que no tienen que ver con ellos mismos, por lo tanto no reaccionan. Pueden provocar la repetición de adversidades por no aprender las lecciones. Estos ni siquiera ingresan al gimnasio pues no lo creen necesario.
Finalmente, tenemos a los “sensatos.” Su realismo les permite identificar con rapidez y objetividad la magnitud del contratiempo. Saben que este es inherente al camino del éxito y que hay que reaccionar con inteligencia y flexibilidad pero sin claudicar en la lucha por la meta. Estos facilitan que se regrese a la confianza con rectificaciones prudentes y efectivas. Son los que ingresan al gimnasio a alzar pesas grandes, sabiendo, como dice Willie Jolley, que los retos pequeños crean músculos pequeños, mientras que los retos grandes crean músculos grandes.
Los sensatos son como las hormigas: persistentes, trabajan duro, fijan atención en su objetivo y siempre encuentran un nuevo camino si se les cierra uno. El mismo Jolley dice: “Los contratiempos son prerrequisitos para obtener victorias. La adversidad y los retos son las maneras en que la vida crea fuerza. La adversidad crea retos, los retos llevan a los cambios, y estos son absolutamente necesarios para el crecimiento. Si no hay cambios y retos, no pueden existir el crecimiento y el desarrollo”.
Así, los contratiempos son puntos de giro en la carretera para que cada cual decida su rumbo. Quien se traumatiza ante una curva, como el “fatalista”, y quien no reacciona, como el “indiferente,” termina estrellándose fuera del camino; en cambio el “sensato” y visionario ajusta la forma sin perder el rumbo, la serenidad ni el optimismo. ¿A cuál de los tres grupos pertenece usted?
German Retana
german.retana@incae.edu