El mundial de todos
Natiuska Traña natiuskatp@gmail.com | Jueves 22 diciembre, 2022

Cerramos un 2022 más normal de lo que habíamos podido, desde aquel pavoroso recuerdo del 2020, con una pandemia, incertidumbre y lejanía de nuestros seres queridos, que parece ser un recuerdo de una película que ya nadie espera volver a ver y menos que tenga una secuela.
Para que tuviera broche de oro, coincidió con el mundial de fútbol que movió más de mil emociones en todo el mundo y que tiene mucho más que rescatar que el encuentro de todas las selecciones que participaron.
Argentina se convirtió en el gran ganador y todos pudimos ver a Lionel Messi levantar la copa del mundo. Contra todos los pronósticos, una derrota contra Arabia Saudita en la primera vuelta hizo que la selección argentina levantara la cabeza, sobreponiéndose al resultado con compromiso, colaboración y trabajo en equipo.
Independientemente de que le guste Lionel como jugador, se debe resaltar el liderazgo que tuvo en la cancha, que no se diferencia de la mentalidad y actitud que todos deberíamos tener todos los días. Estamos en una sociedad donde admiramos a las personas egocéntricas y con exceso de confianza. La ambición y la arrogancia son premiadas, contrario sensu a la amabilidad, al trabajo en equipo, a la humildad, vulnerabilidad y poder de adaptación a los cambios.
Cerramos un año con un gran ejemplo de empatía, tenacidad y liderazgo, que evidenció cómo se puede motivar a un equipo durante la adversidad y de cómo un liderazgo se gana y no se fuerza. La capacidad para influir en los demás obliga necesariamente a entender que todos queremos hacer las cosas bien y que si no lo conseguimos la pasamos mal, por esto que la convicción y el rol de cada miembro de un equipo determinan el éxito del proyecto o la tarea a cumplir.
Para el 2023 es importante que implementemos la motivación personal y la de con quienes compartimos, para saber abordar situaciones de crisis y mantener la unidad detrás del objetivo común. Las emociones, que muchas veces no nos gustan o relacionamos con debilidad, son el desafío clave para ponernos en movimiento, quedarnos estáticos o hasta retroceder dimensionando racionalmente. Poder lograr el éxito requiere un alto rendimiento no solo en el deporte, si no también en el ámbito corporativo.
Ojalá que esta copa del mundo sea recordada como ese gran momento donde todos nos podemos identificar con el pibe que soñaba en convertirse en el mejor del mundo, lográndolo con un liderazgo disruptivo, transformador e inspirador.
¡Feliz Navidad y Próspero 2023!
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