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FORO DE LECTORES


El “milagro” coreano y nuestra oportunidad de seguir su estela en política de talento humano

Juan Alfaro López redaccion@larepublica.net | Viernes 30 septiembre, 2022


JA


Juan Alfaro López, Presidente Ejecutivo

Instituto Nacional de Aprendizaje

Inicié estas líneas en Seúl, donde entendí las palabras del economista estadounidense Dwight H. Perkins: “Yo nunca uso el término milagro coreano, porque los logros de Corea no pasaron mágicamente, fueron el resultado de la dedicación de toda su gente”.

Y es que, los resultados de una nación con más de seis décadas de crecimiento y desarrollo1, hoy una de las diez economías más innovadoras del planeta, según el Índice Mundial de Innovación2, no pueden atribuírseles a la generación espontánea. Pero entonces, ¿qué podemos aprender de Corea del Sur? Con seguridad muchísimo, pero desde el marco de las competencias del Instituto Nacional de Aprendizaje, quisiera mencionar algunas:

Invertir inteligentemente en el desarrollo de talento humano, ha sido un factor de éxito en Corea del Sur para acelerar el crecimiento económico y el progreso. Solo en el quinquenio 2016-2020, el presupuesto del Servicio Coreano de Desarrollo de Recursos Humanos (HRD Korea por sus siglas en inglés), ascendió los seis billones de dólares3.

La asignación sostenida de recursos económicos dirigida al talento humano resulta evidente. Y el resultado de esa decisión está estrechamente ligado al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en Corea. Una forma de ejemplificar esto, es comparando el incremento de estudiantes vinculados al modelo WorldSkills en el mismo periodo de tiempo que en que sucede el aumento de los ingresos de este tigre asiático.

Concluyentemente, al menos para las personas expertas coreanas en materia de talento humano, según sus propias palabras: “el motor del crecimiento económico ha sido impulsado por trabajadores técnicos”, como uno de los factores más vinculantes.

Decisiones, como las reseñadas, han llevado a la ejecución de procesos de gran escala, incluyendo el del Sistema Dual de Trabajo-Aprendizaje, para la construcción de una sociedad más centrada en competencias; porque en la revolución industrial 4.0 lo que importa en el mercado -superando enfoques tradicionales- son las capacidades, habilidades, el talento: lo que sabe hacer una persona. Para esto hay que innovar.

Seguir este ejemplo, debe permitirle a Costa Rica atender retos como los señalados por el Banco Mundial, respecto al impacto que ha tenido la mano de obra sobre el crecimiento agregado. Entendiendo que esta disminuyó de manera significativa, pasando del 43% en la década de 1990 a un 27% en promedio entre el 2010 y 2017.4

Mejores resultados podríamos esperar, si dentro del impulso a la inversión de talento humano, tomamos acción de una vez, enfatizando en la incorporación de muchísimas más mujeres al mercado laboral.

Innovar en el desarrollo capacidades es urgente, porque las capacidades son oportunidades en el mercado laboral y pueden transformarse en productividad para las empresas. En el caso de Corea, los resultados generados por la innovación para hacer más competitivo el talento, hizo que el Servicio Coreano de Desarrollo de Recursos Humanos, recibiera en el año 2016 el Premio del Presidente por crear empleos y el Premio del Primer Ministro al Mérito de las PYME. Estos premios son señales del impacto potencial, de invertir en el desarrollo de capacidades en el talento, de hacerlo de forma innovadora y dirigido a apoyar la competitividad de PYMES.

El desarrollo de capacidades podemos hacerlo diferente si lo alineamos a la implementación de la agenda país, colocamos los recursos en las áreas de mayor demanda del mercado y tomamos decisiones respecto a aquellas que se encuentran obsoletas. Además, si innovamos con la construcción de centros de desarrollo de habilidades, físicos o virtuales, promovemos proyectos para jóvenes como acción afirmativa ante el desempleo e impulsamos decididamente las alianzas público-privadas, para potenciar la creación de empleos, a partir de la formación en el sitio de trabajo.

Abrazar la formación dual es fácil para el sector empresarial, si existen estímulos. ¿Cómo logró Corea del Sur el milagro de pasar en cuatro años, de 171 personas y 51 empresas en formación dual, a 40.000 jóvenes y 10.000 empresas participantes del Sistema Dual de Trabajo-Aprendizaje? Con claridad de que el desarrollo de competencias impulsa la competitividad del talento de las empresas y promueve la productividad nacional.

Y traduciendo esa visión en beneficios para incentivar la participación de las empresas de la formación basada en el puesto de trabajo, diferenciando el aporte según el tamaño de la empresa, reduciendo el aporte del sector empleador en el proceso de formación y disponiendo de fondos públicos para dinamizar la formación de talento.

¿Cómo vamos a poner en práctica estos aprendizajes? Hoy, Costa Rica cuenta con un INA con nuevos instrumentos para ampliar su cobertura (becas, contratación laboral diferenciada, formación dual, otros), para atender los requerimientos del sector privado y ser ese aliado estratégico en el desarrollo de talento humano con enfoque hacia la empleabilidad (TIC’s, industria 4.0, bilingüismo, zonas francas, turismo y otros).

Para lograr estos objetivos, se debe realizar un importante esfuerzo administrando los recursos de la institución de manera eficiente y responsable, mejorando los niveles de ejecución presupuestaría que hasta hoy no han sido los mejores, y dirigiendo esto, a las áreas de mayor empleabilidad. Para esto, hemos venido durante estas primeras semanas de gestión, conformando un equipo gerencial que liderará un nuevo enfoque, buscando trasladar a todos los niveles, el sentido de urgencia de que la institución y las personas que la integramos, caminemos juntos en la construcción de un INA renovado.

Costa Rica tiene el desafío enfrentarse a una situación económica mundial compleja, pese a eso las oportunidades de inversión extranjera continúan llegando. Seguir el éxito coreano, debe permitirnos desarrollar las competencias requeridas por el mercado y el empleo del futuro. Hagámoslo diferente preparando mujeres, jóvenes, empresas, incluyendo las PYMES, para la revolución industrial 4.0. Incentivemos la participación de las empresas, en el desarrollo de competencias a través de la formación dual.

Terminé estas líneas en San Jose convencido de que el talento humano costarricense debe tener la misma oportunidad de incidir -parafraseando al Banco Mundial-, en el proceso de desatar el potencial de crecimiento de nuestro país.








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