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¡Dios! Que Argentina no vuelva a ganar un Mundial nunca más

Walter Herrera wherrera@larepublica.net | Miércoles 21 diciembre, 2022 07:13 p. m.


argentina campeona
Xinhua/Leandro Blanco/TELAM


Dios destruyó Sodoma y Gomorra con fuego y azufre caídos del cielo por sus pecados, soberbia, actos atroces e inmoralidad.

Buenos Aires y muchas otras partes de Argentina se convirtieron en la capital del pecado en estos días. Más que una celebración para el goce y disfrute en familia, las imágenes que dejó la celebración del título de Argentina fueron una atrocidad y vergüenza.

La alegre fiesta, las lágrimas de niños y niñas al ver a Messi con la Copa, de la "abuela la la la" celebrando desde su balcón y miles de personas que disfrutaron ese momento, se empañó con las miles de lacras, cucarachas de la sociedad argentina que opacaron el espectáculo.

Basta con ingresar unos minutos a redes sociales y ver las imágenes más lamentables de este fin de año.

En las cercanías del Obelisco, la capital argentina dejó de tener Buenos Aires, opacados por el fuerte olor a orina y excremento humano, para nombrar algunos fétidos olores.

Mujeres se pasearon desnudas, drogadas o alcoholizadas entre las multitudes que alimentaban sus retorcidas cabezas.

A pocos metros, un hombre pasaba frente al Obelisco arrastrando un semáforo, que seguramente cedió ante el peso de la gente que se trepó.

También quedó destrozado el cartel con las letras BA, rodeado de una cubierta verde. Las roturas tuvieron que ver con que mucha gente lo usó para subirse y tener una vista en altura de los festejos.

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Algo similar ocurrió con los techos del Metrobus. Las estructuras resistieron el excesivo peso de cientos de personas que se treparon durante los festejos del domingo y el martes. Y si bien no hubo desprendimientos ni caídas, sí quedaron inservibles los paneles solares.

Unos sujetos aprovecharon para robar un cajero automático.

Otras personas que parquearon su vehículo en las afuera de Buenos Aires, regresaron y sus neumáticos fueron robados.

Estos son algunos muy pocos ejemplos del reflejo de la sociedad actual.

Esta celebración no es más que vandalismo camuflado de pasión.

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Y no dudamos que la mayoría de los casi 5 millones de aficionados que reporten los medios internacionales querían saltar, cantar y disfrutar con los jugadores, pero la canalla fue la gran aguafiestas.

¡Messi campeón! ¡Argentina campeón! Fútbol y garra espectacular, pero cuánto deseo que Argentina no repita esta historia con cierre trágico.


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