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INVERSIONISTA


Crecimiento comprometido

Fabio Parreaguirre fparreaguirre@larepublica.net | Lunes 10 julio, 2017




El crecimiento económico que se esperaba para este año podría verse comprometido por las medidas de política económica.
La creciente incertidumbre hacia el futuro por el aumento de las tasas de interés y lo sucedido en mayo pasado en el tipo de cambio, podrían afectar las decisiones de consumo tanto por los hogares, como por las inversiones de las empresas.
Hay quienes llaman a la cautela, principalmente por el inminente aumento en las tasas de interés en ambas monedas, además de otros factores que son muy distintos a los vividos en años anteriores tanto a nivel interno, como en el ámbito internacional.

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Baja en crecimiento por varios factores seguirán

Hace diez días el Banco Central presentó su informe de la evolución del PIB real en el primer trimestre del año (siempre va rezagado por dos meses).
En este mostró que la actividad económica creció a una tasa anualizada del 3,4%, reflejo principalmente de un mayor gasto de consumo final de los hogares y, en menor medida, del aumento en la inversión en la construcción privada, toda vez que la demanda externa mostró una moderación en su crecimiento (ver gráfico).
Pero esto comparado con el año pasado revela que el gasto de consumo de las familias, aunque positivo este año, es inferior, lo que es coherente con los resultados de la Encuesta de Confianza de los Consumidores (ver gráfico).
Otros componentes con desaceleración son el ingreso disponible real, el financiamiento bancario por medio de préstamos para consumo (5,6% en comparación con un 11,4% promedio de 2016), así como el consumo de bienes importados, también los manufacturados de origen nacional (lácteos y panadería, entre otros).

Aumento de tasas traerá más incertidumbre

Las decisiones de consumo en los hogares y en las empresas podrían aplazarse debido a un aumento en la incertidumbre por los cambios en los macroprecios, en especial en las tasas de interés.
Para los próximos cinco meses, se espera un aumento en las tasas de interés tanto en colones, como en dólares, como ha ocurrido durante el inicio de julio.
Con esto, se podría decir que bajaría el crecimiento de la colocación del crédito, especialmente en moneda nacional, mismo que estuvo aumentando en mayor magnitud que el de dólares, a diferencia de años atrás.
En cuanto a las expectativas, tanto del consumidor, como de los empresarios, habrá que ver si las mediciones realizadas por la Universidad de Costa Rica y la Unión de Cámaras bajan con respecto a los trimestres anteriores que traían un repunte —claro está antes de lo sucedido con el tipo de cambio en mayo pasado y las decisiones de aumento de tasas de interés por parte del Banco Central—.

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Economía diferente a otros años

Comparada con la del año pasado, a esta altura se podría decir que la economía nacional ha cambiado de forma significativa.
Primero nos enfrentamos a presiones al alza de las tasas de interés, algo que, a pesar de tener un problema estructural como el déficit fiscal, antes teníamos un colchón que no nos desajustó como ya lo está haciendo.
En colones, las tasas de referencia muestran un alza respecto al año pasado a este momento, la Tasa de Política Monetaria ha aumentado 275 puntos básicos, mientras la Tasa Básica Pasiva 130 puntos base desde inicios de año y 70 con respecto a hace un año (ver gráfico).
En cuanto al tipo de cambio, el alza también es importante, pero no significativa respecto a los fundamentales que tenemos actualmente en la economía, que en opinión de varios expertos debería existir más devaluación.
A diferencia de hace un año estamos ¢23 por encima del valor de la moneda en el mercado mayorista Monex, al cierre de edición, el tipo de cambio era de ¢573,18 por dólar.
La inflación, aunque controlada —y pareciera seguirá así, sin salirse o mejor dicho apenas entrando al rango meta del Banco Central— también es mayor.
A mayo pasado, la inflación acumulada del año era del 0,92%, mientras que, para el mismo periodo, pero de 2016, apenas fue de un 0,03%, aquí tienen mucho que ver los precios internacionales del petróleo —que se mantienen cercanos a $43 por barril—, y que continúe controlado el tipo de cambio.
La pregunta interesante es, en momentos de contienda electoral, ¿Qué realmente irá a pasar, qué herencias le dejarán al próximo gobierno y cuál será su mayor problemática financiera y económica?
La peor preocupación sin dudas seguirá siendo el déficit fiscal —el papá de los problemas— y así seguirán los desajustes financieros, mayores problemas en tasas, liquidez en la economía, devaluaciones, pérdidas de competitividad.

 

Empezamos una desaceleración

Para varios expertos nuestra economía empieza a dar signos de desaceleración que afectarán el crecimiento del PIB para final del año.

Rebeca Gamboa
Economista
Ecoanálisis

Economía da muestras de desaceleración

La economía está dando muestras de desaceleración, pero no muy pronunciada.
El dato de crecimiento del producto en el primer trimestre de este año, publicado por el BCCR, muestra una desaceleración en la actividad económica producida especialmente por una reducción en el gasto privado de los hogares.
Por otro lado, en el informe de evolución del PIB real se toma como aspecto importante la reducción de créditos con destino a consumo. El sentimiento que me genera es que existe algún grado de incertidumbre hacia el futuro, principalmente por los acontecimientos que se han presentado en el tipo de cambio y el alza de las tasas de interés.
Esto último también podría afectar directamente las decisiones de consumo de los hogares y la inversión de las empresas, ya que deben estimar una cantidad mayor de dinero al pago de los intereses de sus deudas y, por esto, podrían reducir su consumo e inversión.
Ahora bien, ¿significa esto una baja en la tasa del crecimiento económico? Según los cálculos realizados por Ecoanálisis en febrero anterior, la proyección de crecimiento es de un 4% para 2017, aunque será revisada en agosto.
A título personal, considero que podremos llegar a observar un variación interanual del 3,8% a fin de año, impulsada principalmente por el gasto de Gobierno e inversión privada, lo que sí representaría una desaceleración del crecimiento con respecto a los años anteriores.
Es importante notar que el reciente incremento en las tasas de interés podría afectar el crecimiento en el segundo semestre y también en 2018.

Edna Camacho
Economista
Academia Centroamérica

Hay una desaceleración

Durante el último año la actividad económica local (excluyendo zonas francas) ha venido desacelerándose.
Debe recordarse que el aumento del precio del petróleo en el último año afectó negativamente el ingreso disponible y el consumo de las personas.
Las perspectivas parecen indicar que el ritmo de crecimiento local se mantendrá similar al actual ya que, por un lado la tendencia a aumentar las tasas de interés podría desacelerarlo pero al mismo tiempo el crecimiento económico mundial, aunque moderado, muestra mejores perspectivas.

Ricardo Vega
Análisis Económico
Scotiabank

Hay menos fortaleza de crecimiento

El PIB del primer trimestre del año refleja menos fortaleza que en los trimestres anteriores, explicado principalmente por el menor dinamismo del consumo de los hogares, que lleva dos trimestres consecutivos con crecimientos inferiores al 2%, siendo los más bajos desde 2009. Así mismo, el IMAE también refleja ese menor dinamismo en la producción desde inicios de año, ya que pese al buen desempeño que continúa reflejando la industria de servicios, algunos otros sectores como el agrícola, manufacturero y construcción crecen a tasas bajas.
Las presiones al alza que han venido mostrando las tasas de interés, el tipo de cambio y precios de los combustibles más altos en comparación con el año anterior, ejercen un impacto negativo sobre el consumo interno, ya que disminuyen el ingreso disponible de los hogares y encarecen el financiamiento bancario que afecta tanto a consumidores que desean adquirir un crédito como a inversionistas que enfrentan un descenso en la rentabilidad de sus futuros proyectos.
Es de esperar que el menor crecimiento en el consumo, en un contexto de mayores presiones al alza sobre los indicadores económicos y una confianza del consumidor que aún se mantiene en terreno pesimista, conduzca a una desaceleración en el crecimiento económico.
 

Roxana Morales
Economista
UNA

Consumo presentó leve desaceleración

Llevamos varios años en el que el crecimiento de la economía ha oscilado entre valores del 3,5% y 4,5%, donde se presentan ciclos de corto plazo con corta duración. Por el lado de la demanda, el consumo y el gasto público reales crecen, pero también presentando oscilaciones. Las exportaciones, por su parte, tuvieron una recuperación importante, más parece que ya han tocado techo. Lo que sí preocupa es la inversión, que al cierre del 2016 cayó en un -1,5% con respeto al 2015, sin embargo, en el primer trimestre 2017, la inversión real creció un 8,24% con respecto al primer trimestre de 2016, mostrando así una importante recuperación.
El consumo final de los hogares creció un 4,3% en el 2016, ligeramente por encima del crecimiento del PIB. En el I trimestre de 2017 este consumo presentó una leve desaceleración, creciendo un 3,74% con respecto al primer trimestre de 2016, sin embargo, también ligeramente por encima del crecimiento del PIB en el mismo periodo (+3,59%). Este menor dinamismo en el consumo parece haber sido compensado, en parte, con el mayor crecimiento de la Inversión.
Con respecto al IMAE, este creció a abril 2017 un 3,6% en su variación interanual. Desde mediados del 2015 viene mostrando una alta volatilidad y con tendencia a la desaceleración (crece, pero a un ritmo -ligeramente- cada vez menor). Por sectores, existe una alta volatilidad en agro e industria; otros sectores muestran un crecimiento alto como lo son transporte y almacenamiento, información y comunicaciones y, actividades profesionales. Por su parte, los sectores con crecimiento moderado son: administración pública y actividad financiera y seguros. Finalmente, los sectores que presentan una situación complicada (decrecimiento) son: construcción, electricidad y agua, y actividades inmobiliarias.
Algunas variables adelantadas muestran cierta desaceleración, como por ejemplo el crédito al sector privado y las exportaciones, pero congruente con el crecimiento volátil de los últimos años (como promedio el crecimiento oscila entre 3,5% y 4,5%.
En conclusión, no es de esperar grandes cambios -tomando en cuenta el panorama actual-, en el ritmo de crecimiento de la economía, y podría cerrar el año ligeramente por debajo del 4%.

Emmanuel Agüero
Especialista en Análisis Económico
Aldesa

Consumo viene menos sólido

Durante el primer trimestre del año hubo una desaceleración en el crecimiento económico y esto se confirmó con los datos del PIB publicados el viernes pasado (el PIB creció 3,7% interanualmente, frente al 4,2% en diciembre anterior). Esa desaceleración estaba en línea con nuestras expectativas y gran medida estuvo explicado por un consumo que viene menos sólido si lo comparamos con los años 2015 y 2016. Para Aldesa la menor liquidez, un menor crecimiento del crédito y un efecto-precio por la subida en los combustibles explican dicha desaceleración en el gasto de los hogares que estimamos que se mantenga en el año.
Hacia adelante, proyectamos un crecimiento del PIB en 2017 en 3,9% impulsado por una demanda interna (consumo de los hogares, consumo del gobierno e inversión) que se ve menos dinámica que en años anteriores. Si bien los datos del primer trimestre muestran un crecimiento más moderado, esperamos que en el último trimestre del año la actividad repunte un poco. Los riesgos de corregir a la baja nuestra proyección se mantienen, por lo que los mantendremos al tanto.

José Luis Arce
Economista
CEFSA

Hay un cese del impulso externo

Efectivamente el escenario para los próximos meses es uno de deceleración, ya el ritmo de actividad económica se ha ralentizado, así lo muestran tanto el IMAE como el PIB trimestral.
Las razones son dos principalmente, el cese del impulso externo que proveyó en 2015 y 2016 la mejora de términos de intercambio y desde junio, el efecto de condiciones crediticias más restrictivas - tasas más alta y menor disponibilidad de crédito - debido a ajuste iniciado por el BCCR y a las condiciones de las finanzas públicas.
El gasto interno - consumo de los hogares e inversión - son los componentes que más se debilitarán.
Debe reconocerse; sin embargo, que las actividades de exportación de bienes y servicios van a compensar parte de la pérdida de dinamismo de la demanda interna.

 


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