Costa Rica es un ejemplo mundial de protección del ambiente, según informe de WWF

A pesar de que el Informe “Planeta Vivo 2022” de la organización World Wildlife Fund (WWF) alerta sobre la pérdida de especies en América Latina, hace una mención especial de la labor de Costa Rica.

Y es que la publicación coloca a Costa Rica como un ejemplo mundial de países que han reconocido el derecho a un medioambiente saludable, lo que ha permitido proteger especies amenazadas y ecosistemas en peligro.

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“En ese sentido, el caso más relevante en América Latina es el de Costa Rica, nación que tras añadir el derecho a un medio ambiente saludable en su Constitución en 1994, se convirtió en un ejemplo ambiental”, destaca el informe.

La extensión de los Parques Nacionales, el 99% de su electricidad procedente de fuentes renovables y la prohibición a la minería a cielo abierto y explotación de petróleo, es destacado por este informe.

“En 1994, la deforestación había reducido los bosques hasta el 25% de la superficie del país, pero hoy en día la reforestación ha llevado esa cifra a más del 50%”, señala la publicación.

Además, resalta el impuesto sobre el carbono que se utiliza para la restauración de los bosques por parte de comunidades indígenas y agricultores.

Las buenas noticias en torno a la conservación de la flora y fauna de nuestro país, llegan en momentos en que los investigadores de la Universidad Nacional (UNA) dan a conocer que la biodiversidad que alberga el territorio costarricense es más grande de lo que se creía.

Y es que hoy día, se calcula que el 6% de la biodiversidad del planeta se encuentra en territorio nacional, mientras que en 2014 los científicos estimaban que apenas era de 4,7%.

Lo mejor de todo, es que la cifra seguiría creciendo, conforme se descubran nueves especies de insectos, microorganismos y otros.

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En 1992, el número total esperado de especies era de 500 mil, mientras que 30 años después, el registro se ha duplicado, según la recopilación del proyecto “Biodiversidad en cifras”

“Estamos haciendo un inventario que consiste en sistematizar, a través de talleres y reuniones, además de la búsqueda de literatura, ya que algunas especies fueron descubiertas por personas que viven fuera del país y lo publican. También contactamos a diferentes especialistas y al final podemos determinar un número”, dijo Tania Bermúdez, bióloga con especialidad en conservación y una de las responsables del proyecto.

La iniciativa inició como un plan piloto en 2018 cuando Vilma Obando, bióloga quien trabajó en el INBio, propuso seguir con la labor de inventario de especies en la UNA.

“Cuando saquemos listas de insectos y microorganismos, y tengamos un número base, va a crecer mucho más. Creo que somos uno de los mejores países que tenemos conocimiento de nuestra biodiversidad”, agregó Bermúdez.