¿Cómo el cambio climático afecta a las mujeres en agricultura en Costa Rica?

Cuando pasa la tormenta vuelve la calma, es una de las frases más asociadas a distintos eventos extremos que golpean a la humanidad, pero la mayoría de las veces, cuando se trata de impactos relacionados con el cambio climático no aplica para las mujeres.

Y es que, desigualdades en la distribución de las responsabilidades, informalidad del trabajo, brecha salarial y acceso a la tierra son factores ya identificados en distintos lugares del planeta que las vuelven más vulnerables a los impactos del clima.

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En el caso de Costa Rica, la temporada de ciclones y el Fenómeno de La Niña impactó fuertemente durante el segundo semestre de 2022, tras registrar una de las temporadas lluviosas más importantes de la historia, golpeando a mujeres en condiciones de vulnerabilidad.

Mientras que para el 2023, se espera que durante los primeros cuatro meses se den condiciones muy secas en el Valle Central, y a partir de mayo sea el fenómeno de El Niño el que impacte al país, por lo que las lluvias se intensificarán en el Caribe y la Zona Norte; según el Instituto Meteorológico Nacional (IMN).

“Las mujeres para poder trabajar la tierra tienen que enfrentarse a condiciones climáticas que no son las mismas, teniendo menos tierra, tienen menos oportunidades para producir, el impacto es para todas las personas, pero cuando tenés más desigualdades entonces se van a agudizar con la crisis climática”, dijo Rafaela Sánchez, coordinadora de la Unidad Técnica para la Igualdad de Género y Empoderamiento de las Mujeres del PNUD en Costa Rica.

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Del 100% de las fincas registradas en personas físicas, el 84,4% está dirigido por hombres, mientras que el 15,6 % es dirigido por mujeres, de acuerdo con el VI Censo Nacional Agropecuario.

“Cuando se habla de que hay muchas mujeres que están dedicadas a la agricultura de subsistencia, no a la comercial, esa de subsistencia es la responsable de la familia, cuando hay un evento extremo donde se pierde la cosecha hay repercusiones negativas en el grupo familiar”, asegura Adriana Chacón, académica e investigadora de la Universidad Nacional.

Por otra parte, después de que ocurren los eventos adversos del clima y las mujeres buscan levantar las cosechas nuevamente, deben recurrir al sistema financiero en búsqueda de créditos, que muchas veces son negados.

Las mujeres representan entre el 17% y el 23% del total de créditos solicitados para agricultura, ganadería y actividades de servicios conexas, según el “Informe de brechas entre hombres y mujeres en el acceso y uso del sistema financiero en Costa Rica”, elaborado en 2019.

A pesar de que el cambio climático es perjudicial para todas las personas, lo es más para las mujeres del sector agro, por no contar con acceso a los medios de producción, lo que genera una menor resiliencia para la adaptabilidad de las actividades ante los efectos de eventos extremos, según el informe “Política de Igualdad de Género: Para el desarrollo inclusivo en el sector agropecuario, pesquero y rural costarricense 2020 – 2030 y su I Plan de Acción”.

La costarricense Christiana Figueres, exsecretaria de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, es consciente de que se pueden hacer muchos cambios para el futuro.

“Estamos en un cruce de caminos muy importante en donde podríamos ir hacia adelante solo haciéndole frente a los impactos negativos, o podemos tomar las voces de alerta de la ciencia y darle la vuelta a la tortilla, para más bien darle vuelta a las voces de alarma y construir un mundo mucho mejor”, dijo Figueres en entrevista a LA REPÚBLICA.

Por este motivo desde el PNUD Costa Rica, la Dirección del Cambio Climático y el Instituto Nacional de las Mujeres (Inamu) se está desarrollando el “Plan de Género y Cambio Climático”, una apuesta para poder tener a mano la data de distintas instituciones y así entrelazar los impactos que los eventos extremos del clima están ocasionando en las mujeres.