¡Claro que cansa!
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 29 enero, 2009
Opinión del redactor
¡Claro que cansa!
Gaetano Pandolfo Rímolo
gpandolfo@larepublica.net
¿Y quién no se cansa?
Rodolfo Cerdas, Alberto Cañas, Alvaro Madrigal, Juan Manuel Villasuso, Arnoldo Mora, Ana Cristina Rossi, Dorelia y Francisco Barahona, Edgar Espinoza, Federico Malavassi, más el 99,9% de los intelectuales que escriben en UNIVERSIDAD y muchos y muchos más de mayor o menor rango.
Bombardeo diario, continuo, perenne de opinión contraria y desfavorable; aciertos en la crítica; interesantes cuestionamientos, buenas intenciones en la minoría de los casos; pero, también, odio manifiesto, envidia, injustas comparaciones y sobre todo, malas intenciones.
Es sospechoso leer y leer a intelectuales de este nivel, (no todos desde luego) siempre en contra; siempre negativo; siempre mirando lo malo. Algunos se quedaron sin tema; cada domingo, cada martes, cada sábado, atacan y atacan y señalan y señalan y pretenden hacernos creer, de verdad, que Costa Rica está presidida por un corrupto.
Hay un abuso de la crítica.
No puede ser, no calza que todo lo que hace el Gobierno sea tan malo.
Aburre, señores, aburre y cansa, cansa, leer un día sí y otro también a compatriotas de tanto nivel educativo, de tanto prestigio, de tanta educación como los citados, dándole y dándole al gobierno.
Claro que tienen razón en unos casos, pero en otros asuntos se les sale el rencor; transpiran envidia y un odio malsano al dirigente; el ciudadano costarricense alerta al desarrollo del país y vigilante de las acciones del gobierno, siente, huele, toca, la mala intención.
Tengo un hermano en el Gobierno; se está partiendo el alma con un grupo de profesionales voluntarios y serviciales para que la construcción del nuevo Estadio Nacional se haga realidad. Ha saltado de la sala de operaciones a seguir la tarea; no hay cálculo político; no hay horas extras; no hay servilismo al jefe.
Unicamente, como funcionario público, el deber de cumplir.
Y saben, Osvaldo también está cansado.
¡Cómo no cansarse!
Lean a Juan José Sobrado el martes 13 de enero en Extra.
Ese artículo de Sobrado, titulado “Estadio Chino, ¿trampa o muerte?, retrata precisamente de lo que escribimos.
Hay una avalancha de opinión contraria al Gobierno que por exceso cansa.
Bienvenida la oposición, es el juego de la democracia, pero a estos lobos con piel de oveja, las buenas intenciones que dicen llevar en sus señalamientos, se revierten cuando el ciudadano común y silvestre, olfatea que no van acorde siempre, con la realidad.
¡Claro que cansa!
Gaetano Pandolfo Rímolo
gpandolfo@larepublica.net
¿Y quién no se cansa?
Rodolfo Cerdas, Alberto Cañas, Alvaro Madrigal, Juan Manuel Villasuso, Arnoldo Mora, Ana Cristina Rossi, Dorelia y Francisco Barahona, Edgar Espinoza, Federico Malavassi, más el 99,9% de los intelectuales que escriben en UNIVERSIDAD y muchos y muchos más de mayor o menor rango.
Bombardeo diario, continuo, perenne de opinión contraria y desfavorable; aciertos en la crítica; interesantes cuestionamientos, buenas intenciones en la minoría de los casos; pero, también, odio manifiesto, envidia, injustas comparaciones y sobre todo, malas intenciones.
Es sospechoso leer y leer a intelectuales de este nivel, (no todos desde luego) siempre en contra; siempre negativo; siempre mirando lo malo. Algunos se quedaron sin tema; cada domingo, cada martes, cada sábado, atacan y atacan y señalan y señalan y pretenden hacernos creer, de verdad, que Costa Rica está presidida por un corrupto.
Hay un abuso de la crítica.
No puede ser, no calza que todo lo que hace el Gobierno sea tan malo.
Aburre, señores, aburre y cansa, cansa, leer un día sí y otro también a compatriotas de tanto nivel educativo, de tanto prestigio, de tanta educación como los citados, dándole y dándole al gobierno.
Claro que tienen razón en unos casos, pero en otros asuntos se les sale el rencor; transpiran envidia y un odio malsano al dirigente; el ciudadano costarricense alerta al desarrollo del país y vigilante de las acciones del gobierno, siente, huele, toca, la mala intención.
Tengo un hermano en el Gobierno; se está partiendo el alma con un grupo de profesionales voluntarios y serviciales para que la construcción del nuevo Estadio Nacional se haga realidad. Ha saltado de la sala de operaciones a seguir la tarea; no hay cálculo político; no hay horas extras; no hay servilismo al jefe.
Unicamente, como funcionario público, el deber de cumplir.
Y saben, Osvaldo también está cansado.
¡Cómo no cansarse!
Lean a Juan José Sobrado el martes 13 de enero en Extra.
Ese artículo de Sobrado, titulado “Estadio Chino, ¿trampa o muerte?, retrata precisamente de lo que escribimos.
Hay una avalancha de opinión contraria al Gobierno que por exceso cansa.
Bienvenida la oposición, es el juego de la democracia, pero a estos lobos con piel de oveja, las buenas intenciones que dicen llevar en sus señalamientos, se revierten cuando el ciudadano común y silvestre, olfatea que no van acorde siempre, con la realidad.