Bajo el acecho del hampa
No cuenta el país con una policía que, mediante formación física, mental y emocional de años se haya preparado para enfrentar con éxito al hampa
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 12 enero, 2012
La casa de uno de los periodistas que trabajan en este medio fue atacada la madrugada del miércoles con 14 balazos que, afortunadamente, no hirieron a ninguno de los miembros de su familia ni a él.
Lamentando como estamos el hecho y solidarizándonos con la angustia que hoy vive esta familia y muchas más víctimas del hampa, debemos señalar que el sorprendente hecho no hace más que reflejar la situación que hoy viven los costarricenses, de creciente inseguridad, sin que el gobierno haya dado frutos contundentes para frenarla a pesar de haber sido una firme promesa de campaña electoral.
Las excusas hoy pueden ser muchas, pero la realidad solo una: esta es una verdadera emergencia nacional que debió ser enfrentada desde hace mucho tiempo como tal. Por el contrario, la ola de violencia aumenta cada día y la población tiene muy claro que los gobernantes tienen una inmensa deuda sin pagar en ese sentido.
Periódicamente se anuncian nuevos estudios y se prometen acciones para frenar la criminalidad pero de eso no pasan. Lo último dicho es que se actuará mediante moderna tecnología, como si esta pudiera reemplazar a la acción humana debidamente capacitada y en actitud de cumplir realmente con el deber de proteger a la población, que trasciende a nuevos aparatos y dispositivos.
No cuenta el país con una policía que, mediante una formación física, mental y emocional de años se haya preparado para enfrentar con éxito al hampa. Pero tampoco se está haciendo nada serio para tenerla. Hacer promesas en este sentido y no actuar de acuerdo con ellas para poder cumplirlas denota que estamos perdiendo la batalla.
Los costarricenses hoy están decepcionados al ver que los criminales gozan de impunidad en la gran mayoría de los casos y esto no es bueno. Una sociedad no avanza hacia ninguna parte en estas condiciones sino que, más bien, puede retroceder.
Ojalá Costa Rica encuentre un camino adecuado para recuperar la paz que cualquier país necesita para continuar su desarrollo. Ojalá los costarricenses encuentren mejores opciones, que los motiven hacia actividades productivas y no hacia el crimen y la violencia.
A punta de estudios y programas que no se cumplen, lo anterior no se logrará.