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EDITORIAL


Adormilado

| Martes 13 marzo, 2012





Fuerte actividad, con producciones novedosas, se desarrolla en algunos países de América Latina para atraer turismo de la propia región y del mundo

Adormilado

No podemos permitirnos el lujo, como país, de confiar en que lo mismo que hemos hecho siempre nos seguirá deparando turistas a partir de nuestra naturaleza y del buen nombre que, gracias a ella se ha logrado tener en el exterior. Eso sería adormitarse cuando alrededor hay potente actividad.
El resto de Latinoamérica, ahora convertido en zona hacia la cual muchos piensan que se debe volver la mirada porque ha tenido grandes cambios, está haciendo cosas para atraer turistas y también tiene riquezas y bellezas naturales de incalculable valor que explotar en ese sector.
Si bien Costa Rica trabaja para atraer visitantes, quizás lo hace de un modo tradicional justo en épocas en que todo el mundo trata de innovar.
No solo es necesario acudir a las ferias del turismo mundial e invertir en publicidad para el país en el exterior, sino que es necesario producir localmente atractivos relacionados con nuestra riqueza natural y cultural, capaces de diferenciarnos de otras naciones que tienen encantos parecidos a los nuestros y que trabajan fuertemente en proyectos novedosos para mostrarlos.
Hay países del Sur de América que están recibiendo al visitante en restaurantes donde les ofrecen delicias a base de materia prima de producción local, procesada de modo eco-artesanal, de alta calidad, que evita así el consumo de combustibles y la contaminación por traslados y esto lo promocionan como un plus de la oferta.
En esos y otros sitios, la estética tradicional se conserva en seductores empaques, modernos diseños y ambientaciones que evidencian una agradable evolución de los mejores rasgos de la cultura latinoamericana.
Incluso los variados modismos del idioma español se privilegian por encima de términos en otros idiomas para reforzar las culturas locales, tan atractivas para el turista, contribuyendo al mismo tiempo al enriquecimiento de la lengua común.
Pero esto es solo un ejemplo. Innumerables estrategias de producción innovadora se podrían implementar en Costa Rica para reflejar el ingenio, creatividad y laboriosidad de nuestro pueblo, a la par de las bellezas que la naturaleza nos regala.
Todo lo anterior tomando en cuenta que hay distintas preferencias entre los turistas y que así de amplia debe ser la diversidad de opciones que les ofrezcamos, siempre que estas guarden coherencia con la imagen que el país ha mostrado en el exterior de amante de la naturaleza y sin muchos ingredientes artificiales.
Pareciera que este tipo de iniciativas deberían ponerse en práctica en Costa Rica, tomando en cuenta la fuerte actividad que el resto de la América Latina está desarrollando para atraer al turismo de la propia región y del mundo.






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