Acceso a las oportunidades
Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 29 marzo, 2023
Para los jóvenes que nacen y se crían en hogares de recursos hay muchas oportunidades; probablemente reciben una buena educación, comen bien, reciben atención médica de la mejor que hay y reciben orientación de sus padres en como puedan funcionar en la sociedad y en el mercado. Si uno o ambos de los padres es propietario de una empresa, es probable que puede este joven trabajar en la misma y, si quiere, formar parte importante de la misma en el futuro.
En los colegios donde estudian tendrán la oportunidad de formar una red de amistades que funcionará el resto de sus vidas. Habrá comunicación, retroalimentación e ideas de todo tipo que vendrán a la atención a ellos. Y sobre todo, siempre hay plata para lo que necesitan o quieren. Los jóvenes de clase media para arriba pueden soñar y cuando les dicen “el mundo está para usted al otro lado de la puerta” más de uno lo aprovechará y creará nuevas oportunidades.
El contraste con el mundo de la pobreza no pudiera estar más grande. Los jóvenes no comen bien, la atención médica es de menor calidad, y la educación que reciben es inferior a la recibida por los muchachos de “cuna de oro.” Viven en ambiente desagradable con padres ausentes en viviendas de menor tamaño y sobre todo siempre hay escasez de comida.
Estos se dan cuenta que en los barrios donde viven siempre hay algunos que tienen plata, que visten mejor, que tienen vehículos (motos o automóviles) y si son adolescentes hay mujeres atractivas para los hombres y hombres guapos para las mujeres. (sí, ya hay mujeres pandilleras también).
El mensaje es que “olvídese de estudiar” o de adquirir conocimientos técnicos, en el mundo del crimen organizado hay oportunidades para todos. Es un “poco” peligroso, pero a lo sumo tendrá que pasar la persona unos “añitos” detrás de las rejas. Ropa bonita, acompañante atractivo(a), vehículo, dinero para gastar siempre – “¿qué más quiere uno?”
Jim Clifton en su libro “The Coming Jobs War” reporta que en las encuestas hechas por la Gallup entre adolescentes se puede notar una gran diferencia en cuánto a las aspiraciones del joven. Los que sueñan que en diez años más serán profesionales – médicos, abogados, arquitectos, tecnólogos—y que pueden visualizarse viviendo en una familia con niños tienen mucha probabilidad más de tener éxito en la vida que los que no tienen visión de sí mismo. También los que sueñan más probablemente serán emprendedores.
Se puede preguntar entonces si “¿el dinero provoca la existencia de sueños positivos?” La respuesta es no, pero la buena educación sí permite explorar oportunidades de todo tipo y con unos buenos docentes (a diferencia de los que son resentidos sociales y mediocres como profesores) hay mayor posibilidad de que el joven percibe un futuro en que podrá tener éxito.
En países donde la educación es universal y de buena calidad es inevitable el crecimiento y el progreso. Poca inversión y menos esmero de los docentes, menos progreso tendrá el país.
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