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Resurrección

Iris Zamora iriszamora4@gmail.com | Lunes 21 abril, 2014


El drama es diario para esos 200 mil costarricenses, que claman por empleo


...desde Moncho

Resurrección

En ese Gólgota histórico, real para los que creemos, quedó colgada de un madero la ignominia. Aquel Nazareno Carpintero, termina su misión en un acto de amor extraordinariamente gigantesco, que hace efectivo el nuevo mandamiento, que nos convoca a una reflexión interior en busca del ser humano nuevo.
Durante estos más de 2 mil años, mientras hemos visto caer Imperios, Reyes, Sultanes, Dictadores, Sistemas políticos, militares y económicos, la figura de un Jesús maravilloso que superó la muerte no solo con parábolas, con milagros, sino con la entrega de su vida humana para redimirnos de nuestras propias culpas, no se queda en la Cruz.
La imagen que nos reconforta es la esperanza de la resurrección. Él nos resucita a toda la especie humana. El triunfo de él sobre la muerte, es la confirmación de nuestra vida. Lo demás es opcional.
Luego de ese descanso, que significa para una gran mayoría urbana, la Semana Santa, escribir una columna que sea políticamente correcta es un desafío.
Pero bueno, como lo mío es poco ortodoxo, quisiera compartir con aquellos que se animan a leer esta Columna, una reflexión del libro “El Jesuita”, escrito por dos periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti, que no se molesten las feministas, el orden en que escribo el nombre de los autores obedece a como aparece en el libro.
El libro “El Jesuita” responde a una serie de encuentros que los autores tienen con Jorge Bergoglio, recientemente nombrado Cardenal Argentino.
Le consultan sobre si a lo largo de su vida sacerdotal lo ha llegado a visitar gente desempleada y él les responde “Claro, mucha. Son gente que no se sienten persona, y que por más que sus familias y amigos le ayuden, quieren trabajar… Es que, en última instancia el trabajo, unge de dignidad a una persona. La unción de dignidad no la otorga ni el abolengo ni la formación familiar ni la educación. La dignidad como tal solo viene por el trabajo —insiste Bergoglio—. Comemos lo que ganamos, mantenemos a nuestra familia con lo que ganamos. No interesa si es mucho o es poco. Si es más mejor. Podemos tener una fortuna, pero si no trabajamos la dignidad se viene abajo…•”
Muchos están preocupados, por los macronúmeros con la salida de Intel, por el prestigio internacional como país, por la credibilidad, por el clima de inversiones… el drama, me disculpan por no poner énfasis en esos avatares, está en las personas, ciertamente muy calificadas, pero lo realmente importante son las personas que estarán desempleadas.
Diez por ciento de desempleo en el país, es el reto del nuevo gobernante. Se trata de la dignidad de las personas desempleadas. Tan importantes son los trabajadores de Intel, como los otros miles que suman a esa falta de dignidad que provoca el desempleo, solo que pasan desapercibidos porque no trabajaban en una poderosa transnacional.
El drama es diario para esos 200 mil costarricenses, que claman por empleo.
Ese Jesús histórico, actual, el carpintero, valida lo apuntado por Bergoglio.

Iris Zamora

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