Las “ladies” británicas quieren heredar
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 18 mayo, 2013
ARISTOCRACIA
Las “ladies” británicas quieren heredar
Solo los hijos varones tienen derecho a las propiedades y títulos de sus padres
Las aristócratas británicas quieren equiparse a sus hermanos varones a la hora de heredar los títulos nobiliarios y han iniciado una campaña para pedir al Parlamento que lleve la igualdad al estrato social más tradicionalista del país.
Quieren acabar la “discriminación sexual” contra su minoritaria clase social, integrada por mil familias que poseen un tercio del territorio del Reino Unido y cuya riqueza ha eclipsado la importancia de su queja, aseguraron varias aristócratas a Efe.
La nueva Ley de sucesión al trono inglés, recientemente tramitada por los diputados y promulgada por la reina Isabel II en apenas tres meses, ha dado fuerzas a la campaña “Equality for Women in the Peerage” (Igualdad para las mujeres en títulos nobiliarios) para debatir públicamente un tema tabú para la aristocracia.
Más de 200 aristócratas, hombres y mujeres, han firmado una carta abierta para conseguir que no se les discrimine en función de su sexo, al igual que ocurrirá con el futuro hijo de los duques de Cambridge que nacerá en julio, que será el tercero en la línea de sucesión al trono sea niño o niña.
”No hubo interés en este asunto hasta el embarazo de Catalina. Nos hemos aprovechado del interés mediático en torno a la sucesión, pero no es que estuviéramos esperando a que la monarquía diera el primer paso”, matiza Liza Campbell, una de las aristócratas que apoyan la campaña.
Liza es la segunda hija de Hugh Campbell, sexto conde de Cawdor cuya fortuna, título y propiedades pasaron a su hijo menor tras su muerte, obviando a sus dos hijas.
Hoy, con 53 años, esta artista, columnista y escritora alza la voz por la primogénita de la familia, que se resiste a hablar.
”A ella le resulta difícil hablar y no se cómo lo estará tomando. Para mí la situación fue muy rara, desde pequeña sabía que todo sería para mi hermano y eso, desde el punto de vista de una persona educada en los 70, no era normal. Me uno a esta campaña porque no tengo nada que perder, por herencia no me toca nada”, reconoce.
Ante el silencio de muchos primogénitos, la iniciativa se nutre de los apoyos explícitos de hermanas más jóvenes, como Olivia Stuart Taylor, hija menor del barón Nicholas Stuart Taylor, que a sus 61 años no tiene herederos varones.
”Apoyo la campaña, ya que el título de mi padre se extinguirá tras su muerte de acuerdo con las leyes actuales, pero si la ley cambia mi hermana Virginia, de 23 años, sería capaz de convertirse en baronesa”, explica la joven, de 21.
Lady Olivia, para quien “cada aspecto del mundo moderno ha debido adaptarse para aceptar la igual entre sexos” y que asegura no ser particularmente feminista, considera que para su familia es “sorprendente” que la aristocracia sea el único estamento en el que persiste la discriminación.
La idea de que la nobleza debe entrar en el siglo XXI fue lo que motivó la creación de la campaña, según indica a Efe Victoria Lambert, condesa de Clancarty y una de las tres cofundadoras del movimiento.
”La familia real ha dado muestras de que es razonable y ya han pasado casi cien años desde que se consiguió el voto femenino. ¿Cuánto hay que esperar?”, se pregunta la aristócrata, de 48 años.
Victoria adquirió su título por matrimonio y lucha para que su hija de 8 años, la única de la pareja, obtenga su herencia si cambia la ley feudal que aún respaldan algunos nobles.
”Hay dos o tres que están un poco pasados de moda, pero la mayoría de los hombres recibe bien nuestra iniciativa, yo diría que contamos con un 99 por ciento de apoyo”, asegura.
Es menos optimista hacia el necesario cambio que se encuentra en proceso de lectura en el Parlamento británico, que podría alargarse meses o incluso años.
”Con que se estudie y se abra el debate nos conformamos de momento. Necesitamos tiempo para comprender que lo que siempre ha sido, el mundo que conocemos, es injusto”, afirma la condesa de Clancart.
Londres / EFE