¡Último año de Girardi!
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 27 febrero, 2017
Ganó la Serie Mundial en 2009 y pare de contar.
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Los Steinbrenner cerraron el maletín, dejaron de botar dólares en su afán de bajar el monto del impuesto de lujo y los Mulos de Manhattan se despidieron del “Clásico de Otoño”, al que acudían con suma regularidad.
Brian Cashman el gerente de los “Bombarderos del Bronx”, es leal al piloto Girardi y lo ha mantenido a pesar de la sequía de títulos. Miles de miles de fanáticos yanquistas lo adversan y lo señalan como el principal responsable de la ausencia de coronas.
¡Cielo e infierno!
Un analista de ESPN escribió esto del piloto.
“Si Joe Girardi es algo, es aburridamente eficiente. Aunque es posible que no inspire a muchos jugadores, él sí, en más ocasiones que las que no, puede lograr algo que muchos querrían en su “mánager”: una persona que los ponga en posición de tener éxito.
En el Día de San Valentín, Girardi tomó el micrófono para ofrecer su mensaje de Estado de Situación de los Yankees por 10ª ocasión. En general, es un ejercicio de 30 minutos en el cual él dice poco y se ríe de sus propios chistes. Al final, su meta principal seguirá intacta: decir nada interesante.
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Hay una pregunta que cuelga sobre la temporada 2017 de los Yankees: ¿Será este el último año de Girardi al mando del equipo?
Girardi, de 52 años, está en la temporada final de su contrato de cuatro años y $16 millones. Sin embargo, no hay señales desde la oficina central que indiquen que exista un descontento con su actuación, a pesar de que los Yankees no han llegado a la postemporada en tres de los pasados cuatro años pese a tener una nómina anual superior a los $200 millones.
Girardi tiene un título de Serie Mundial, que logró en su segunda temporada como capataz de los Yankees en 2009. Ha llegado a los playoffs cinco veces, aunque los Yankees solo han disputado un partido de postemporada desde 2012.
El trabajo de un mánager es intentar conseguir el mayor número de victorias posibles con el roster que le den, y es difícil argumentar en contra de Girardi, aunque él nunca parece haber sacado buenas notas en las encuestas de popularidad anónimas entre jugadores.
En los días de George Steinbrenner, él le habría echado la culpa a Girardi de los problemas de los Yankees. Su hijo Hal es más práctico y en muchas formas la antítesis de su padre.
Hal Steinbrenner quiere caer por debajo del límite del impuesto de lujo, o al menos en sus alrededores, antes de 2018, lo que colocaría mucho dinero en los bolsillos de los Yankees para la potencial bonanza de agentes libres en unos 20 meses.
Los Yankees esperan que su talento joven, con algunas adiciones estelares, les ayude a volver a la cima. Pero, ¿y qué tal si experimentan más retroceso este año? Sin A-Rod o incluso Mark Teixeira en los alrededores, hay menos nostalgia de campeonatos o simplemente pura distracción. Y si Gary Sánchez no luce tan bien como lo hizo en su año de novato, bueno, ¿qué tal si los Yankees se ponen aburridos?
¿Sentirán entonces los Yankees la necesidad de dar a los fanáticos un mánager más entretenido?
De seguro Girardi ama competir, aunque eso quizás ya le haya pasado factura; en ocasiones aparenta haber perdido peso a medida que avanza la temporada hacia sus meses más intensos. Siente mucha pasión por el juego, pero el incesante ruido ambiental en los alrededores —que en el Bronx es más ruidoso que en otros lados— no es lo suyo.
Girardi no parece disfrutar su doble cita diaria con los medios. Da la impresión de que simplemente está marcando una tarjeta de asistencia. Él es un hombre de números, no de palabras. No va a dar una cita al estilo de Casey Stengel o una historia al estilo de Joe Torre, pero él llega a tiempo y parece molestarse cuando en raras ocasiones los miembros de la prensa llegan tarde.
Es difícil alejarse de un trabajo con los Yankees, y no solo porque usualmente esa opción no está disponible. Así que, ¿querría Girardi volver? ¿Lo quieren los Yankees de vuelta?
En este punto, la apuesta es que Girardi va a volver para la temporada 2018. Pero esa apuesta todavía está por verse.